Tabaré Vázquez, candidato a la Presidencia de Uruguay por el Frente Amplio: «Hay más preocupación por la seguridad que hace 10 años»
El candidato a la Presidencia por el Frente Amplio explicó que coincide con el enfoque de las autoridades del Ministerio del Interior en materia de seguridad pública por lo que no ve «elemento ni motivo» para cambiarlo en caso de llegar al gobierno.
Considera que pese al cese del «viento de cola» y las alertas amarillas que se encienden en la región, el panorama económico para Uruguay en el futuro inmediato es «tranquilizador». Admite que debe mejorar el «fruto» de la Educación y propone más estímulos y exigencias para docentes.
-Algunos analistas explican que el Frente Amplio ha perdido votos en la clase media. ¿Cree que es por la inseguridad o por la carga fiscal?
-No lo sé, a nadie le gusta pagar impuestos pero es necesario hacerlo porque hay que mantener al Estado en sus funciones y además llevar adelante las políticas públicas para que la gente viva cada vez mejor. No sé si es por la vía de la carga fiscal (que el FA ha perdido votos) que creo que no es altamente significativa, aunque hay que intentar bajarla. Por el lado de la seguridad sí creo que puede haber una preocupación mayor por parte de los ciudadanos, la que no existía hace diez años. Ahora esa preocupación existe y hay que atenderla.
-En su gobierno usted puso la política de seguridad pública en manos de ministros socialistas que apuntaban, fundamentalmente, a atacar las causas sociales del delito. Ahora confirmó que de ganar mantendrá en el cargo al ministro Eduardo Bonomi. ¿Cambió su visión sobre la política de seguridad?
-Fue así, en el primer gobierno se abordaron las causas sociales, pero eso fue hace ya una década. En aquel momento la gente pedía por el empleo, ni siquiera se hablaba de un salario digno o condiciones dignas, el tema era la falta de trabajo y la subocupación. No hay que olvidar la situación que vivía el país con la gente comiendo en ollas populares. En 2004 nadie me planteó problemas de seguridad, o mejor dicho, se me plantearon problemas en el interior sobre abigeato. Pero cambió el mundo, la región, el Uruguay. Hoy tenemos figuras delictivas que en aquel momento no teníamos. Tuvimos la gran crisis económica y el mercado de venta de drogas, que era pequeño en Uruguay y se quería mantener por parte del narcotráfico, se complicó. Entonces empezó a ingresar la pasta base. Y vinieron peleas por territorio, ajustes de cuentas, condenas de muerte para los deudores, etc. Ese mundo terrible se instaló aumentando la violencia de los crímenes de la delincuencia. Y por otro lado el fenómeno de la violencia doméstica, que surgió o ya existía y aumentó. Es muy grave, muy fuerte, con muerte de mujeres y de hijos. Por otro lado, en nuestro período de gobierno bajó el nivel de hurtos pero aumentó el de rapiñas asociado a este fenómeno del narcotráfico.
-¿Cambiará entonces el abordaje sobre la seguridad con respecto a lo que hizo en 2005?
-Es que todo esto hace que la inseguridad pública deba tener otro enfoque, y estamos personalmente de acuerdo con el que las autoridades del Ministerio del Interior le están dando al tema. Tratando de dignificar la función de la Policía, la lucha frontal contra la delincuencia, la reducción del hacinamiento carcelario, etc. También comprender que hay fenómenos multifactoriales que deben ser atendidos por políticas sociales. Vamos a generar un patronato para las víctimas de la delincuencia, para apoyarlas más allá de la ley con su recuperación psicológica, los temas sanitarios, etc.
-Arriesga con un ministro que ha sido muy cuestionado por la oposición.
-Tuvimos esta semana una jornada en la Torre de Antel y dos eminencias en el tema de seguridad se expresaron. John Shane, quien fue muy claro en explicar su experiencia en Nueva York, dijo que Uruguay estaba en el buen camino. Esto refuerza la pregunta que me hacía en cuanto a la permanencia del mismo equipo del Ministerio del Interior en sus funciones. Lawrence Sherman, de Cambridge, un criminalista número uno en el mundo que ha asesorado a varios gobiernos del Reino Unido, Estados Unidos, Nueva Zelanda, fue muy claro cuando dijo que Uruguay había encaminado el tema de seguridad por un sendero que seguramente iba a dar resultados muy positivos en un plazo prudencial. Entonces, creo que en materia de políticas de seguridad nos estamos asesorando con estas dos eminencias y lo seguirán haciendo si estamos en el próximo gobierno. Creo que no hay elementos ni motivos para cambiar la política de seguridad.
-Usted dijo en las internas que no dejaría el país en manos de la sub 20, en alusión al candidato blanco Luis Lacalle Pou y su edad. ¿Lo sigue sosteniendo?
-Hay que ver el contexto de lo que dije. Estábamos en España, país campeón del mundo, al inicio del campeonato mundial y un periodista me preguntó sobre este tema y la experiencia. Yo dije «bueno, ¿España jugaría con el seleccionado sub 20 el próximo campeonato o con el mayor? Esta fue la situación, pero lo hice sin intentar para nada agredir al doctor Lacalle Pou, por el que tengo un gran respeto, también lo tengo por su familia y tengo un excelente trato con el doctor Lacalle padre. Respeto enormemente a todos mis contrincantes políticos que aspiran a la Presidencia de la República, esta es mi verdadera posición.
-¿Cómo ve la campaña? ¿Hay muchos golpes bajos?
-En todas las campañas electorales pasan estas cosas y más también, son las reglas de juego y como tal hay que aceptarlas. Yo trato de transitar permanentemente sin agraviar a mis oponentes. Ustedes no van a encontrar en ninguna de mis declaraciones un acto de agravio hacia un oponente político, a veces un gesto, una situación, un cambio de tono de voz, pero jamás un agravio.
-¿Le pesa que haya dos dirigentes muy connotados del Frente Amplio procesados por actos de gestión por Pluna?
-No nos gusta la situación, evidentemente que es así. Pero tanto Fernando Lorenzo como Fernando Calloia fueron procesados sin prisión y no por la ley anticorrupción sino por la ley de abuso de funciones. Hay otros casos en el país de dirigentes políticos o gobernantes que sí fueron procesados por la ley anticorrupción.
-Pero las formas también son importantes.
-Sin duda que lo son. Cuando fui intendente de Montevideo y hubo dudas sobre el comportamiento de directores de carrera política presenté personalmente las denuncias ante la Justicia. Cuando hubo dudas sobre determinado manejo en la Intendencia destituimos directores. Esperemos que un próximo gobierno del Frente no viva esas situaciones, pero no hubo corrupción en el caso de Lorenzo y Calloia.
-¿Qué es para usted el poder?
-El poder para mí es servicio. Y lo viví así toda mi vida. En la cultura occidental, desde hace tres o cuatro siglos a la fecha, tener la profesión de médico generaba poder, como figura superior, como aquel que podía solucionar problemas graves de una persona. Van a hacer 45 años que me recibí de médico y siempre entendí que ese poder que me daba el haber abrazado esta profesión y haber recibido el título estaba a disposición de ese enfermo y sus familias. Con el mismo encare llegué a la política y al ejercicio de la intendencia de Montevideo, la presidencia del Encuentro Progresista, del Frente Amplio y la Presidencia de la República. Tener el poder como herramienta de servicio para el prójimo.
-La Educación es uno de los temas fundamentales de la campaña. A mediados de agosto, en un evento académico, el economista Álvaro Forteza dijo: «Se le dio un chorro de plata a la Educación y no se le pidió nada a cambio». Para un eventual tercer gobierno del Frente Amplio el programa plantea «tender a un 6%» para la Educación, o sea más recursos. ¿Va a exigir un uso adecuado de esos recursos?
-Sin duda tenemos que mejorar la Educación. Creemos que estamos iniciando un camino de transformaciones profundas en la Educación que llevará a cambios reales. Por ejemplo, la generación de un sistema educativo único en todo el país entre los 3 y los 14 años. Con respecto a la pregunta concreta de los recursos económicos, en primer lugar el sistema educativo es un sistema vivo, tendrá que estar en el centro del mismo el estudiante. Lo edilicio, los aspectos técnicos, la tecnología, los propios docentes, el esfuerzo fiscal, todo tiene que estar en función del estudiante para obtener los mejores logros o frutos educativos. Como sistema vivo que es necesita alimentarse. Si un sistema vivo no se alimenta termina desapareciendo y el alimento natural de un sistema educativo son los recursos económicos. Cuando llegamos al gobierno el presupuesto era 2,7% de Producto, que era de 13.000 millones. Ahora estamos en 4,5% de 50.000 millones de Producto. Llegado al gobierno tuvimos que superar la escasez de recursos económicos, además estábamos en el siglo XXI y trabajábamos con herramientas del siglo XIX o XX, y había una baja matrícula en todos los niveles. Los niños no concurrían a las escuelas, sobre todo en sectores de contexto crítico y socioeconómico más humildes, la Universidad de la República tenía una caída de su matrícula. Superados esos tres elementos se llegó a un 4,5% del PBI e intentaremos llevarlo a 6%. Se modernizó la estructura educativa en el Uruguay a través de la tecnología con el Plan Ceibal y aumentó sustancialmente la matrícula, y lo hizo de una manera muy particular. Si tomamos la Universidad de la República, más de las dos terceras partes de los estudiantes universitarios de hoy tienen padres que no fueron universitarios, que no tuvieron la oportunidad que hoy ellos sí tienen.
-Ese es el punto de partida. ¿Pero cómo se mejora la educación en el futuro gobierno?
-Hay que profundizar una reforma educativa, lo que entre otras cosas implica que mejoremos el fruto que obtenemos en la Educación. Para eso hay que exigir una mayor capacitación del personal docente con formación contínua y una evaluación permanente del resultado educativo y de los docentes. Hay que lograr capacitación de nivel terciario, crear alguna institución que capacite permanentemente, incluso con cursos posgrado a todos nuestros docentes, mejorando la calidad educativa de los mismos.
-¿Mejorará la remuneración de los docentes?
-También, hay que desarrollar elementos de estímulo para los docentes, cambiando las características que tienen ahora para que logremos una mayor inserción del docente en el tiempo lectivo, por ejemplo, estimulando a aquellos que elijan estar en un liceo por tres años. Permanecer en el lugar por tres años permite la generación de comunidades educativas. O estimular fuertemente a aquellos docentes que son los más capacitados para que vayan a prestar su función educadora a escuelas o liceos de contexto crítico. Y tomar la asiduidad asistencial, la presencia de los docentes, más que el concepto de antigüedad, que también hay que tenerlo presente. Pero la asiduidad a cumplir sus funciones también debe ser remunerada. Y hay que mejorar el salario de los docentes. Todo esto requiere, como la Universidad Tecnológica, la descentralización de la Universidad de la República o la adaptación de los cursos técnicos de la UTU a las cadenas de valor, de recursos económicos, y si queremos una educación de calidad hay que hacer un esfuerzo económico por parte de toda la población.
-¿Qué piensa hacer frente a los días de clase perdidos por paros de los docentes?
-Esperemos que sean pocos, pero también el experto en educación Michael Fullan nos decía que más que medir las horas de clase perdidas hay que evaluar el cumplimiento de los planes pedagógicos. Claro que cuando son muchos los días de clase que se pierden por paro es muy difícil recuperarlos, por eso nosotros también hablamos de la generación de contracursos, tanto a nivel escolar como liceal, para recuperar pérdidas de este tipo y agregar deportes, alimentación, etc.
«No puedo decir si la oposición integrará ministerios»
-Larrañaga dijo que usted no podía gobernar sin mayorías parlamentarias porque no ofrece diálogo.
-Me gusta manejarme con elementos de juicio comprobables. Cuando ganamos visité todas las sedes de los partidos políticos con representación parlamentaria para ofrecer participación en distintos niveles de gobierno. En ese nivel ministerial los partidos políticos no aceptaban participar. Así me lo dijeron. Sí aceptaron participar en otros niveles. Habíamos avanzado sustancialmente pero se trancó todo cuando llegamos al Banco República. El criterio era dos para la oposición y tres para el gobierno en directorios de cinco miembros. Pero en Banco República ofrecimos uno a la oposición porque para aprobar préstamos para el sector productivo se necesitaban cuatro votos. Larrañaga, con quien dialogué, quería que fueran tres y dos. En ese punto no nos pusimos de acuerdo y eso bastó para que Larrañaga resolviera que el Partido Nacional no participara en ningún nivel del gobierno. También recuerdo, en el terreno de los acuerdos, que recibimos el apoyo unánime en el conflicto con Argentina. También tuvimos apoyo en la lucha antitabaco, descentralización y otros asuntos.
-¿Cree que podrá acordar con la oposición si no tiene mayorías?
-Siempre mantuvimos un diálogo muy fértil, muy respetuoso, tolerante y humano con la oposición. Hay otro ejemplo paradigmático, cuando dejé la Presidencia el Congreso de Intendentes me entregó una plaqueta agradeciendo el relacionamiento que habíamos tenido con todos los gobiernos departamentales, cualquiera fuera su color político. Estos elementos me dan las credenciales para decir que vamos a seguir por el mismo camino del diálogo y buscaremos todos los acuerdos posibles. Por ejemplo, tenemos que lograr una política de Estado en temas de infraestructura, que es fundamental para el desarrollo del país. Por eso plantearemos llamar a un gran diálogo nacional en economía y aspectos sociales para diseñar al Uruguay pensándolo en 2025, 2030 o 2050. Y esto no es una promesa liviana, sino que está sustentada en los ejemplos que ya dí.
-Si gana, ¿planteará otra vez a la oposición que integre el gabinete?
-Hoy no puedo decir si la oposición integrará el gabinete si ganamos. Lo que sí nuestra fuerza política y yo personalmente queremos es participación de los partidos de oposición en el ejercicio del Gobierno nacional. Como decía don José Batlle y Ordóñez, si la oposición no existiera yo la crearía.
«No hay viento de cola y Uruguay sigue creciendo»
-Se augura un enlentecimiento del ritmo de crecimiento en la región. ¿Cómo visualiza el escenario económico futuro?
-Es muy cierto que en el contexto regional latinoamericano hay una desaceleración del crecimiento económico, sin embargo, Uruguay no vive esa situación. Ya no hay viento de cola y, pese a todo esto, Uruguay sigue creciendo. Las reformas estructurales en estos diez años, sobre todo en los primeros cinco años de gobierno, fueron una apuesta fuerte al crecimiento económico a través del sector productivo. Implica que esas políticas, más allá del viento de cola, hacen que Uruguay crezca por encima del promedio de la región. Y por supuesto que es mucho menos complicado encarar el futuro del Uruguay desde esta situación que desde la que había en 2005. Uruguay superó muchas vulnerabilidades y el panorama para el futuro inmediato es tranquilizador. Si llegamos al gobierno lo asumiríamos con la tranquilidad de saber que no hay que realizar ningún ajuste fiscal, que no son necesarios nuevos impuestos salvo el de Primaria a las grandes empresas del agro, y que tendríamos que buscar bajar el peso fiscal que el país tiene, aunque no es un peso fiscal que sea desorbitante ni mucho menos.