El secretario general de la ONU y la Confederación Sindical Internacional respaldan a la Argentina contra los “fondos buitre”

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La primera actividad de la Presidenta en Nueva York fue la entrevista que tuvo ayer al mediodía con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. Cristina Fernández de Kirchner no fue sola. Estaban el canciller Héctor Timerman, el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, y la embajadora ante la ONU, Marita Perceval. Pero también el teólogo José María del Corral, coordinador del proyecto del papa Francisco de las Scholas Ocurrentes, el diputado de La Cámpora Eduardo “Wado” de Pedro y la nieta recuperada y militante de Kolina Victoria Montenegro. Durante el encuentro, Ban-Ki-moon dijo que pondría los recursos técnicos del organismo internacional a trabajar en la redacción del marco regulatorio multilateral sobre deudas soberanas que aprobó la Asamblea General el 9 de septiembre y señaló que la problemática de la juventud era una de sus prioridades.

Cristina Fernández de Kirchner y sus acompañantes entraron al edificio de las Naciones Unidas pasado el mediodía. El lugar por esta época es un desfile de delegaciones de distintos países, muchos con trajes típicos de sus naciones. Ayer se sumaba a este hecho que se estaba realizando una cumbre de los pueblos indígenas (ver página 20), así que el desfile era bastante nutrido y colorido. Poco antes de la entrada de la delegación argentina pasó corriendo la presidenta chilena, Michelle Bachelet.

Del grupo que ingresó con CFK llamaba la atención una persona vestida con un guardapolvos blanco. Era Del Corral, representante de la iniciativa del Papa de armar una red de escuelas de distintos lugares y credos para, a través de la tecnología, el arte y el deporte, favorecer la inclusión. La Argentina declaró este proyecto de interés nacional y, como anunció la Presidenta después de reunirse con el Papa en El Vaticano, ahora ella lo presentó en las Naciones Unidas.

“Ban-Ki-moon nos dijo que entre sus prioridades estaba la temática de la juventud, junto a la paz y las mujeres. Mencionó que el problema de la desocupación entre la juventud era alarmante”, contó De Pedro luego de la entrevista de la que participó, justamente, como representante juvenil.

El canciller Timerman señaló que el secretario general de las Naciones Unidas reconoció “el extraordinario resultado de la votación sobre el marco regulatorio de la deuda y se comprometió a trabajar en la redacción” de esa convención. “La Presidenta le transmitió a Ban Ki-moon que para la Argentina el tema de la deuda era muy importante, para que todos los países tengan las mismas reglas de juego”, expresó Timerman, quien también señaló que el tema será abordado por el G-20 en la próxima cumbre que se realizará en noviembre, en Australia.

Consultado sobre la oposición de algunos países centrales a la iniciativa votada en la ONU (obtuvo 124 apoyos, frente a 41 abstenciones y 11 rechazos, entre ellos los de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido), Timerman señaló: “Argentina y el G-77 instamos a todos los países a diseñar un marco regulatorio para la reestructuración de la deuda. Otros países dijeron que les parecía que el ámbito para hacerlo era otro, pero si la ONU puede hacer tratados sobre armas nucleares, infancia y otros temas, no puede ser que no se meta con la economía, que la economía pertenezca a un grupo selecto. China, Rusia e India, por ejemplo, votaron a favor. Siete países del G-20 apoyaron la iniciativa, mientras que hubo seis que votaron en contra”.

Página/12

 

Trabajadores del mundo, unidos contra los especuladores financieros

Estamos conmocionados por la codicia de los fondos buitre que intentan destruir su país y afectar a los trabajadores argentinos, pero sabemos que no se trata de un ataque sólo contra la Argentina, sino contra el funcionamiento de la democracia y las próximas generaciones.»

La secretaria general de la Confederación Sindical Internacional (CSI), Sharan Burrow, ofreció ayer a la presidenta Cristina Fernández el respaldo monolítico de esa organización que representa a más de 180 millones de trabajadores de 325 sindicatos en 161 países, una especie de Naciones Unidas del sindicalismo mundial.

En el consulado argentino en Nueva York, la mandataria recibió a una delegación de líderes gremiales que volvieron a repudiar el accionar de los fondos buitre y anunciaron que presionarán a sus gobiernos para impulsar en la ONU el debate sobre mecanismos de reestructuración de la deuda que propuso Argentina.

«Le agradecemos por su coraje, porque su lucha no es sólo por la Argentina sino también por el mundo, y la resolución de la ONU demuestra que no está sola», consignó Burrow. Y anticipó que las representaciones gremiales harán «todo lo posible para presionar a los gobiernos para avanzar en la ONU» con la discusión sobre la reestructuración de deuda.

La mandataria agradeció las señales de apoyo y ofreció a los presentes un anticipo de lo que se espera será su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, mañana.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, resaltó que «el objetivo está claro, este respaldo de millones de trabajadores del mundo tiene un efecto político importante junto con laresolución de las Naciones Unidas», que aprobó una iniciativa para crear un mecanismo destinado a la regulación de las reestructuraciones de deudas soberanas.

Pero la coincidencia entre los dirigentes gremiales es que los trabajadores deben pasar a la acción para hacer sentir su voz en la disputa. Por eso, Burrow relató que enviaron cartas a todos los gremios que forman parte de la Confederación Sindical Internacional para instarlos a que no inviertan sus fondos de pensión o retiro en fondos de inversión administrados por NML Elliot, de Paul Singer, el financista que consiguió un fallo favorable del parte del juez de Nueva York, Thomas Griesa.

«Los fondos de los trabajadores no deben invertirse en hedge funds ni en fondos especulativos», señaló la dirigente gremial australiana, quien no ahorró elogios para la gestión de la presidenta argentina.

El mismo camino recorrió Kathy Feingold, secretaria general de la Federación Estadounidense del Trabajo (AFL-CIO, según sus siglas en inglés), que representa a 12,5 millones de trabajadores en este país. «Hay que asegurarse que los trabajadores estadounidenses caminen por este mismo camino, porque esto que está pasando no afecta sólo a la Argentina sino también a los Estados Unidos.»
«Esta es una señal contundente de respaldo de los trabajadores a la posición argentina», se entusiasmó en diálogo con Tiempo Argentino el diputado nacional Andrés Larroque al término del encuentro.
En una amplia mesa dispuesta en un salón del primer piso del Consulado, el paraguayo Víctor Baez amplió la propuesta y aseguró que enviarán la misiva, que se dio a conocer ayer, también a los empresarios de la región para que no mantengan ningún vínculo económico con los fondos buitre. Dirigentes gremiales argentinos, legisladores, políticos de la oposición y funcionarios que integran la comitiva presidencial saludaron esa decisión.

Las entidades emitieron además una declaración conjunta en la que advirtieron que «naciones y tenedores de bonos enfrentan una creciente incertidumbre sobre cómo serán tratados los procesos de reestructuración de la deuda que sean desafiados en los tribunales de Nueva York. Esto puede minar la habilidad de otros países en vías de desarrollo para estimular el crecimiento económico por el camino de la reestructuración de la deuda.»
«Los inversores en Elliot Management y otros holdouts pueden esperar ganancias de corto plazo si la Argentina es forzada a pagar más a esos bonistas. Pero los costos de debilitar los procesos de reestructuración de la deuda y los daños a la reputación de los Estados Unidos como un lugar seguro para efectuar inversiones ensombrecerá cualquier ganancia de corto plazo», concluye la declaración.
Hassan Yussuff, referente de la central sindical Canadian Labour Congress (CLC), también aportó su mirada critica sobre el accionar de los holdouts. «No podemos permitir que los fondos buitre determinen el futuro de los países, porque si eso pasa habrá fracasado la democracia. Por eso estamos ante una oportunidad histórica en la ONU, Argentina primero tiene que pensar en su propia gente y en su desarrollo.»
El ministro Tomada fue el encargado de la introducción de los presentes y dio cuenta de importantes adhesiones de organizaciones que no pudieron viajar para el encuentro pero se sumaron a las críticas a los buitres.
Allí incluyó una declaración de Jyrki Raina, el secretario general de IndustriALL Global Union, que representa a 50 millones de trabajadores del sector minero, energético e industrial en 140 países. Advirtió que «los fondos buitre en Argentina ponen en peligro miles de puestos de trabajo industriales y afectan a toda la economía en el contexto de reestructuración de la deuda soberana».
También se sumó el mensaje de apoyo de las organizaciones francesas CFDT y CGT, que apelaron a «la comunidad internacional para la implementación de reglas que obliguen a las finanzas internacionales a ponerse al servicio de la economía real. La intervención de fondos buitre que especulan sobre las deudas en perjuicio del progreso, de la justicia social y del porvenir de las naciones, y que pueden hasta derrumbar un país para satisfacer su búsqueda de ganancias, es inaceptable.»

El mismo plateo sumó UNI la Unión Global, que representa a más de 20 millones de trabajadores, y expresó «su total apoyo a la decisión de las Naciones Unidas de establecer un marco legal para el tratamiento de deuda soberana, y la solidaridad con el pueblo argentino y su gobierno, quien experimenta la agresión de grupos financieros especulativos».

En representación del sindicalismo argentino estaban sentados a la mesa el secretario general de la CTA, Hugo Yasky; el secretario de Relaciones Internacionales de la CGT, Gerardo Martínez; el secretario general de UPCN, Andrés Rodríguez; y Roberto Baradel, el titular de Suteba, el gremio mayoritario entre los docentes bonaerenses.

Yasky aprovechó las muestras de solidaridad global para rechazar los planteos sobre un presunto aislamiento global de la Argentina.

«Que se escuche nuestra voz –reclamó Martínez– porque queremos un mundo diferente. Presidenta, el movimiento obrero argentino está parado junto a usted en esta pelea», concluyó.

 

Tiempo Argentino

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