Discurso del Presidente de la República del Salvador, Sánchez Cerén, ante la Asamblea General de la ONU

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Señora presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Señor secretario general de las Naciones Unidas. Señores y señoras jefes de Estado y de gobierno. Amigas y amigos. Con orgullo represento ante todos ustedes un pequeño país, pero a la vez un grandioso pueblo, El Salvador. Nuestra historia ha estado llena de momentos dolorosos, pero también de tiempos de esperanza y valentía.

Durante años luchamos por alcanzar la democracia y marcamos un hito histórico mundial, pues fuimos los primeros de la región en poner fin a una dolorosa guerra civil, mediante el diálogo y la reconciliación, para iniciar la construcción de un país democrático. Como la mayoría de los países en desarrollo enfrentamos los mismos desafíos, reducir la pobreza, las desigualdades sociales y construir las condiciones para que las familias tengan vidas más saludables y seguras.

La experiencia nos ha demostrado que únicamente a través de la solidaridad, el respeto, la inclusión y la equidad es posible superar esos desafíos. En los últimos años registramos un desarrollo humano significativo: En el área rural reducimos al 13.6% la extrema pobreza; destinamos el 14.8% del PIB para el gasto social; aumentamos al 93.7% la cobertura de educación primaria y reducimos en un poco más de cinco puntos porcentuales el analfabetismo.

Hemos alcanzado una importante reducción de la mortalidad materna y mejorado los servicios de saneamiento y agua potable para la población. Asistimos a significativas transformaciones, y al igual que hace 14 años, en la Cumbre del Milenio, estamos trabajando sobre los parámetros que deben encaminarnos hacia un mundo más justo y con equidad, pero la deuda con la humanidad sigue estando pendiente. Seguimos trabajando para crear factores que aumenten nuestro desarrollo humano, brindando una protección social más sólida que nos permita garantizar el acceso universal a los servicios sociales básicos de forma sostenible.

Estamos a un año de la Cumbre Mundial más importante de nuestra historia, en la que evaluaremos las metas y objetivos del milenio alcanzados, y definiremos la nueva Agenda de Desarrollo post- 2015, a partir de un nuevo paradigma de desarrollo integral, transformador e inclusivo. Una visión que responda a las necesidades de nuestros pueblos, en la que todos los seres humanos tengamos una vida digna y plena, en democracia y gocemos del derecho a la soberanía y determinación, a elegir nuestro camino hacia la paz y el desarrollo. La nueva agenda debe integrar asuntos de carácter universal como la migración, el cambio climático, la seguridad alimentaria, la educación, la salud, la seguridad ciudadana y la paz mundial.

No podemos seguir cayendo en los errores del pasado. A partir de la experiencia de los ODM, debemos reducir las brechas de desigualdad y las causas estructurales de la pobreza y de la exclusión. La nueva agenda mundial nos exige ponernos de acuerdo para enfrentar la gran amenaza del cambio climático, que nos golpea con adversidades y que limita las oportunidades de una vida digna para la familia. Los próximos meses son claves para la creación de una hoja de ruta para la implementación de los parámetros de este nuevo paradigma de desarrollo. Debemos trabajar conjuntamente en un enfoque de responsabilidades compartidas pero diferenciadas.

Es urgente modificar la arquitectura financiera y mecanismos de cooperación internacional para que respondan a las necesidades de nuestros pueblos con instituciones eficientes y mecanismos transparentes. Es necesario renovar los términos bajo los cuales se concede la asistencia para el desarrollo, sus montos y la implementación de medidas que faciliten los principios del desarrollo sostenible. Los nuevos indicadores de desarrollo deben visibilizar la exclusión y las desigualdades, para ello, la medición debe ir enfocada en términos de satisfacción de necesidades y oportunidades. Los objetivos y metas deben estar tan cerca de la realización personal y del derecho a la felicidad como el objetivo del crecimiento económico de los países.

Hago un llamado a las Naciones Unidas para que mantengan sus recursos y programas en América Latina y particularmente en Centroamérica, independientemente de la clasificación macroeconómica de nuestros países. Reducir su presencia profundiza los serios problemas de inequidad económica y social que sufre la región. El financiamiento para el desarrollo es vital para implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda de Desarrollo Post-2015. Reitero lo expresado en la resolución del Consejo de Ministros del Sistema de Integración Centro Americana (SICA), que el financiamiento para el desarrollo se haga basado en las prioridades de los países con mecanismos innovadores de financiamiento. Debemos explorar nuevas fuentes, como los recursos que se encuentran en las zonas de alta mar, patrimonio de la humanidad al que ahora solo tienen acceso un pequeño grupo de países.

El Salvador expresa su compromiso con la nueva alianza global para el desarrollo, basada en el Consenso de Monterrey, la Declaración de Doha sobre la Financiación para el Desarrollo y el documento final de Río+20. Tenemos mucho trabajo que realizar, pero no lo haremos los países de manera unilateral, sino en el marco de las Naciones Unidas. Debemos unirnos para avanzar en el proceso de reforma de Naciones Unidas, especialmente porque necesitamos contar con una organización fortalecida y renovada.

Necesitamos de una Asamblea General, principal foro de debate mundial, con una agenda centrada en los temas más urgentes de la comunidad internacional; de un Consejo de Seguridad abierto a una mayor representación y participación de todos sus Estados miembros. Solicitamos el decidido respaldo y voluntad política de todos los Estados miembros para tener una organización que pueda brindar un acompañamiento oportuno frente a los nuevos retos que nos presenta la historia. Señora Presidenta,

En virtud de los desafíos globales, nuestro gobierno ratifica su vocación por una agenda de desarrollo integral e inclusiva, por la paz social, el desarrollo de capacidades y la generación de consensos entre los diferentes sectores. Durante los últimos años, mi país ha impulsado un proceso de transformaciones enfocadas en el desarrollo sostenible, la lucha contra la pobreza, la reducción de la desigualdad, la exclusión e injusticia social, impulsando además, una política de equidad con enfoque de género y de derechos humanos.

En nuestro país la Ley del Sistema de Protección Social Universal constituye un instrumento invaluable que integra por primera vez una red de políticas sociales y estrategias que proporcionan servicios básicos a las personas, focalizados en grupos poblacionales de mayor vulnerabilidad, y diseñado para solucionar los principales retos que enfrentamos.

El Salvador realiza sus mejores esfuerzos para mejorar la calidad de vida de la población y construir las condiciones que nos permitan fortalecer la unión familiar, los valores, crear oportunidades para las nuevas generaciones, y hacer conciencia sobre los riesgos que implica la migración de manera irregular, especialmente hacia los Estados Unidos. Hago un llamado a la comunidad internacional a brindarnos su apoyo para superar la situación generada ante el incremento del flujo de niñas y niños migrantes no acompañados que viajan hacia los Estados Unidos.

Es necesario que el Sistema de Naciones Unidas, incluyendo a la Asamblea General, asuma un papel creciente en el tema migratorio y que reconozca a la movilidad humana como un factor relevante en los esfuerzos de la organización, incluyéndolo en la implementación de la Agenda de Desarrollo Post 2015. Estamos convencidos que ante este fenómeno multicausal, debemos actuar con un enfoque integral que brinde la protección de los derechos de nuestras niñas y niños, que garantice el respeto al debido proceso y el apoyo para la reunificación con sus padres.

Debemos trabajar en las comunidades de origen de la población migrante para generar mejores condiciones, aumentar la inversión en educación, salud, seguridad y empleo. Todo esto con la perspectiva de corresponsabilidad entre los países de origen, tránsito y destino. La amenaza a la seguridad es otro gran desafío que enfrenta nuestro país al igual que otros en la región y el mundo, por lo que no descansaremos hasta garantizar las condiciones necesarias para que los salvadoreños y salvadoreñas puedan vivir en paz y seguridad.

Los diferentes sectores de nuestra sociedad se están uniendo al llamado de nuestro gobierno y esperamos que la comunidad internacional fortalezca su apoyo a esta titánica lucha contra la violencia en sus diferentes formas que libra El Salvador y Centroamérica. Señora Presidenta, Observamos con preocupación una serie de conflictos y amenazas a la paz y seguridad internacional. Lamentamos profundamente la pérdida de vidas humanas, particularmente de niñas y niños, por ataques indiscriminados en la zona de Gaza. Saludamos los esfuerzos del Plan de Paz presentado por Egipto y exhortamos a las partes a esforzarse por garantizar una paz firme y duradera que logre la coexistencia de dos Estados: Israel y Palestina con fronteras seguras.

Nos preocupan las recientes ofensivas y violaciones a los derechos humanos del autodenominado Estado Islámico en contra de población civil e indefensa. Hacemos un llamado a la comunidad internacional a cerrar filas en el marco de las instancias de Naciones Unidas para poner fin a esos brutales hechos. Solo una acción coordinada de nuestro sistema multilateral podrá conseguir los resultados que todos esperamos. Nuestro compromiso será siempre por la paz. Todos los ciudadanos del mundo debemos convertirnos en artesanos de la paz, como lo dijera San Juan Pablo Segundo en una de sus visitas a El Salvador.

Siendo beneficiarios del apoyo de Naciones Unidas en nuestro proceso de paz histórico, El Salvador no puede más que continuar fortaleciendo su compromiso de apoyo a las operaciones de mantenimiento de la paz en el mundo. Como país apoyamos con nuestra pronta contribución en la Misión de Estabilización en Mali y al acompañamiento al proceso del pueblo haitiano como una tarea conjunta del Sistema de Naciones Unidas que no puede ser descuidada.

Señora Presidenta, Deseo resaltar que los derechos humanos constituyen una de las áreas de trabajo prioritarias de nuestra política exterior, por lo que El Salvador ha presentado su candidatura al Consejo de Derechos Humanos, cuyas elecciones tendrán lugar en el presente Período de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas. Esta candidatura representa una oportunidad para continuar con los compromisos internacionales asumidos y demostrar la importancia de vivir en el marco de un Estado de Derecho, en armonía con su entorno.

Señora Presidenta, En seguimiento a los esfuerzos por la paz y al desarrollo inclusivo y equitativo no tiene cabida el desprecio a los principios y libertades fundamentales que implica el bloqueo económico, comercial y financiero contra la hermana República de Cuba, quien a pesar de esa medida unilateral contra su pueblo, con su perseverancia y autodeterminación, ha logrado superar de manera ejemplar, los obstáculos y las adversidades impuestas. Por ello, El Salvador hace un llamado a poner fin a este bloqueo. Consideramos que la inclusión de Cuba en la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo Internacional es infundada.

Cuba debe ser excluida de ese mecanismo, cuyo único fin es justificar el bloqueo. Quiero destacar la contribución al multilateralismo, de los países de Centroamérica, América Latina y sus organizaciones regionales. Hago especial mención al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), con el cual logramos definir una agenda multidimensional que orienta nuestro trabajo regional en cinco grandes pilares: Integración económica; integración social y lucha contra la pobreza; gestión integral del riesgo y adaptación al cambio climático; el fortalecimiento institucional y la seguridad democrática.

La región necesita del apoyo internacional a la Estrategia de Seguridad de Centroamérica, que permita a nuestros gobiernos complementar los esfuerzos nacionales y lograr un mayor impacto en la seguridad regional. Reitero el llamado a la comunidad internacional a brindarle todo su apoyo. Los esfuerzos que realizamos desde estos organismos regionales como el SICA, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), son fundamentales y están orientados a fortalecer la solidaridad y la cooperación entre todos los pueblos del mundo. Señora Presidenta, Como lo he manifestado, asistimos a un proceso de cambios sin precedentes a nivel mundial que trae consigo oportunidades y desafíos. Para cumplir nos corresponde unirnos e integrar a nuestros pueblos y gobiernos en una comunidad global, comprometida con los valores de la democracia, la paz, la equidad, el progreso y el desarrollo. Quiero finalizar manifestando que desde nuestras modestas posibilidades, estamos listos para enfrentar ese reto.

Muchas gracias.

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