La doble moral de los Estados terroristas – Diario La época, Bolivia
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
La doble moral de Israel y Estados Unidos ya es absolutamente intolerable y produce nauseas. El primero que en palabras de su Primer Ministro, Benjamín Netanyahu, espera “el apoyo pleno de la comunidad internacional a la ofensiva que mantiene contra Gaza”. El segundo porque tiene a un presidente que pide tregua a las dos partes cuando lo que está hay es una acción unilateral israelita y un genocidio del pueblo palestino con las armas que EEUU le vende al sionismo.
Una lectura objetiva de lo que está sucediendo en la franja de Gaza conduce más bien a encontrar una condena mayoritaria de la comunidad internacional a los crímenes cometidos por Israel, cuyo primer ministro debería ser enjuiciado y sentenciado en La Haya. Esta es una lógica consecuencia de las acciones generadas por un Estado terrorista como acertadamente ha calificado el presidente Evo Morales a ese estado artificial fundado en 1947 por decisión de Estados Unidos a través de las Naciones Unidas.
Desde la segunda semana de julio, Israel ha lanzado un ataque militar contra el pueblo palestino que ha producido hasta la fecha en que se escribe este editorial más de 1.600 muertos y centenas de heridos, de los cuales la mayoría son niños, mujeres y ancianos.
El argumento israelita de que el operativo militar es contra los militantes de Hamas, quienes habrían asesinado a tres soldados del ejército de Israel, es más bien un justificativo para restablecer una ofensiva para sacar a los palestinos de Gaza.
Entonces, lo que estamos presenciando es que hay dos estados —el estadounidense y el israelita— que, con la complicidad de la Unión Europea, desarrollan impunemente acciones de terrorismo contra los pueblos del mundo con objetivos geopolíticos que se esconden detrás de discursos de paz y derechos humanos. Nunca tanta hipocresía juntas.
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