Es la hora del Perú – Diario La República, Perú
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
El gobierno peruano decidió presentar la candidatura de Diego García-Sayán a la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA), una postulación con altas posibilidades de concretarse en una designación trascendental en consideración al papel actual de la OEA y los grandes desafíos de las relaciones hemisféricas.
Las credenciales personales de García Sayán son solventes, sobre todo en la defensa de la democracia y la profundización de su calidad y su magisterio en favor de los derechos humanos en nuestro país y la región. Ministro de Justicia durante el gobierno de transición liderado por Valentín Paniagua y Javier Pérez de Cuéllar, canciller en el gobierno de Alejandro Toledo, se ha desempeñado también como presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y exhibe una ejecutoria impecable en otras áreas de servicio público que lo ha llevado a la creación de la Comisión Andina de Juristas, al ejercicio de la labor parlamentaria, a la presidencia del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y al Grupo Negociador de la ONU para la Paz en Guatemala como representante del Secretario General de las Naciones Unidas.
Esta postulación ha sido no obstante cuestionada por el fujimorismo y sus aliados, levantando frente a ella las consabidas acusaciones inexactas y que en algún momento fueron totalmente aclaradas, sobre todo el papel que le tocó desempeñar a García Sayán desde el sector Justicia junto a la Comisión Ad-Hoc de Indultos para casos de personas injustamente detenidas por terrorismo formada en el gobierno de Alberto Fujimori, grupo presidido por el padre Hubert Lanssiers.
A García Sayán como a otras personalidades, el fujimorismo no le perdona su esforzada participación en las gestiones para poner fin al gobierno autoritario de su líder Alberto Fujimori, como su participación en la delegación de las fuerzas democráticas peruanas que lograron que la Asamblea General de la OEA celebrada en Winsdor (Canadá) el año 2000 aprobara la Resolución 1753 que inauguró un proceso de defensa regional de la democracia en el Perú y que culminó en venida de la misión de la OEA y la instalación de la Mesa de Diálogo de esta organización.
Es lamentable que a sabiendas de la inexactitud de estos cargos, durante el cierre de la presentación del gabinete en el Congreso el canciller haya anunciado que el Gobierno evaluará si mantiene la candidatura de García Sayán argumentando una supuesta falta de consenso. No es saludable para el país que opere un retroceso en un tema delicado de nuestra política exterior para satisfacer correlaciones de la política interna, sobre todo si la base de este proceder son imputaciones falsas. Si a inicios de los años 80 el Presidente Fernando Belaunde hubiese cedido a las presiones mezquinas que incluso bloquearon la designación de Javier Pérez de Cuéllar como embajador ante Brasil, el Perú se habría privado de que un compatriota suyo, de altas calidades y credenciales desempeñara por 10 años la secretaría general de las Naciones Unidas.
La cancillería debe mantener la palabra empeñada y evitar enviar malas señales sobre nuestra política exterior, evitando al mismo tiempo que el activismo internacional del país, que nos ha deparado resultados sobresalientes, sea objeto del juego político interno.
http://www.larepublica.pe/politica/editorial-22-08-2014