Tras las críticas de la Iglesia, el gobierno pospone la discusión sobre el aborto
La Moneda pide a parlamentarios aplazar discusión de aborto
Por teléfono, los ministros del comité político realizaron la semana pasada una especial petición a varios dirigentes de la Nueva Mayoría.
En diálogos, entre otros, con el senador Guido Girardi y el diputado Marco Antonio Núñez (ambos del PPD y presidentes de las comisiones de Salud), los secretarios de Estado solicitaron postergar para fines de este año la tramitación de los proyectos que buscan despenalizar el aborto en Chile.
La gestión, que también involucró a los jefes de los partidos, provocó sorpresa: habían pasado menos de dos semanas desde que la Presidenta Michelle Bachelet anunció ante el Congreso -en su cuenta pública del 21 de mayo- que se discutiría un proyecto de ley sobre este tema, circunscrito a casos de inviabilidad del feto, peligro de vida de la madre y violación.
Y no sólo eso. El discurso de la Mandataria fue reforzado en los días siguientes, en reiteradas ocasiones, por autoridades como los ministros de Justicia, José Antonio Gómez, y de Salud, Helia Molina, a tal punto que se abrió un fuerte enfrentamiento entre el gobierno y la Iglesia Católica.
Fue, precisamente, este último factor el que argumentaron los ministros para solicitar que el debate fuera aplazado.
Según explican en la Nueva Mayoría, La Moneda transmitió su preocupación y manifestó la necesidad de evitar que la situación se profundice en los próximos días.
El objetivo es, en esa línea, descomprimir la tensión e intentar normalizar las relaciones con el mundo eclesiástico.
Además, en el Ejecutivo apuntaron al riesgo de mantener un flanco abierto por la despenalización del aborto, considerando que ya existe un conflicto instalado con la Iglesia por los principales aspectos de la reforma educacional.
El diseño de La Moneda fue acogido finalmente en el bloque oficialista. Así, Girardi decidió no poner en tabla en la Comisión de Salud del Senado las iniciativas que se encuentran en el Congreso, pese a que había informado públicamente que concretaría esa acción hoy mismo.
En el caso de la Cámara, el diputado Núñez mantuvo la sesión en la que ayer se analizó la despenalización del aborto, que contó con la participación de la ministra Molina. La asistencia de la titular de Salud estaba prácticamente descartada hasta el domingo en la tarde, pero La Moneda tomó una decisión a última hora: permitir la presencia de la secretaria de Estado, para entregar un pequeño margen.
La idea del gobierno -acordada con los parlamentarios- es no acelerar la tramitación y mantener sumergido el debate, pero tener abierta la alternativa de reflotar la discusión de ser necesario. “La Comisión de Salud de la Cámara va a continuar coordinando este debate con el gobierno”, explicó Núñez.
El tema fue analizado ayer durante la cita que reúne todos los lunes en La Moneda a los ministros del comité político, los presidentes de partido de la Nueva Mayoría y los titulares de la Cámara y el Senado.
En ese encuentro se reafirmó el nuevo esquema, mientras el gobierno estudiará en detalle todos los proyectos que apuntan a despenalizar el aborto. Esto, para tomar una decisión definitiva sobre cómo continuar adelante.
Las alternativas son varias: patrocinar una de las iniciativas, lo que se traduce en el ingreso de indicaciones y en la aplicación de urgencias legislativas; promover la fusión de varias propuestas de parlamentarios; o elaborar íntegramente un nuevo texto.
Si bien el ministro Rodrigo Peñailillo transmitió el lunes de la semana pasada a los partidos que el gobierno no redactaría un proyecto propio, esta última opción estaría siendo reconsiderada.
En la tarde, el vocero de la Nueva Mayoría y presidente del MAS, Alejandro Navarro, dijo que “el gobierno ha transmitido a los partidos que este es un tema que no tiene espacio para el primer semestre”. El senador PS Fulvio Rossi -autor de un proyecto- confirmó que “nos pidieron que el proyecto de ley lo tramitásemos el segundo semestre”, mientras que el timonel de ese partido, Osvaldo Andrade, criticó un “inusitado activismo”.