En un ex centro clandestino de detención, la presidenta inauguró el Museo de Malvinas

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En el predio donde funcionó la ESMA, la presidenta inauguró el Museo de Malvinas, que buscará «difundir, exhibir, comunicar y concientizar» sobre la soberanía en las islas, y pidió a los argentinos «no abandonar esa lucha histórica».

Durante un acto por la conmemoración del Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas y rodeada por los ministros de su Gabinete, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró, en el predio donde funcionó la ESMA, el Museo de Malvinas y lo consideró como un aporte para terminar con las distintas caras del colonialismo. «La peor colonización no es la militar, ni la económica. Todas ellas sólo se pueden realizar si previamente nos han colonizado culturalmente», definió y exhortó a redoblar los esfuerzos por la soberanía: «¡Argentinos, a no abandonar esa lucha histórica, tenemos la razón y la verdad, la memoria y la voluntad de seguir adelante!»

La mandataria llegó a las 17 al predio del Espacio de la Memoria (ex ESMA) sobre la Avenida Del Libertador y, tras saludar a los militantes, ingresó al museo, un edificio moderno e imponente. Acompañada por el director del organismo, Jorge Giles, y por el presidente del Sistema de Medios Públicos, Tristán Bauer, recorrió los dos pisos del museo como si fuera uno de los visitantes que, desde el sábado, podrán conocer la historia de las Malvinas y hacer un recorrido histórico por los hitos del reclamo histórico.

Tras entonar una versión del Himno interpretada en el piano por Lito Vitale y en la voz del tenor Darío Volonté, la presidenta presentó el museo con un discurso transmitido por cadena nacional. «Esto que inauguramos es la construcción histórica en honor a las Malvinas más importante de la República Argentina», remarcó. Esta vez, evitó dar cifras de metros cuadrados y de la inversión y aclaró que entendía por «construcción» a un proceso social y cultural colectivo que apueste a sostener el reclamo de soberanía sobre el archipiélago. «Esta construcción tuvo el costo de vidas de argentinos y algunos de ellos no descansarán nunca porque los perseguirá siempre el fantasma terrible de la guerra», reflexionó.

Junto a un grupo de ex combatientes del conflicto de 1982 y a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, escuchó el discurso el vicepresidente Amado Boudou, un día después de haber declarado frente al juez Lijo y de haber negado las acusaciones en su contra. Su presencia en la primera línea del escenario y los saludos que recibió de los ministros y secretarios fueron interpretados por los asistentes al acto como un apoyo cerrado.

La presidenta recordó que en 1973 se estableció el 10 de junio como el Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas en conmemoración de una fecha histórica: ese mismo día, pero en 1829, se nombró al primer gobernador político y militar de las islas Malvinas, Luis Vernet. Destacó la localización del museo en el actual Espacio por la Memoria y explicó que la elección se debe a que la historia «es una sola y no se puede separar»: «No se puede tomar la historia como beneficio de inventario.»

«Nosotros, que tenemos en la memoria unos de los pilares fundamentales de nuestras políticas, hemos querido hacerlo aquí», enfatizó.

Después, en tono de análisis histórico, hizo una fuerte crítica a la política interna. «Los principales inconvenientes en la construcción de un gran país no han venido desde afuera. Los principales problemas que hemos tenido para construir una gran nación han surgido desde aquí adentro», manifestó. Para ejemplificar ese concepto, hizo referencia al apoyo que la semana pasada le dieron 106 parlamentarios británicos al reclamo argentino frente a los holdouts. «Los ingleses pensaron que su país se vería seriamente afectado si se caía la reestructuración de deuda argentina. Es ahí cuando siento una profunda envidia de esos países que tienen tal grado de comprensión cultural, que actúan de acuerdo a sus propios intereses», reflexionó y aceptó que era una paradoja tener que destacar el comportamiento de un grupo de parlamentarios británicos justo el día de la reafirmación de los derechos soberanos sobre el archipiélago.

El edificio inaugurado ayer no será el museo de la guerra, sino que –bajo una óptica más amplia– recorrerá la vida e historia de las islas. La articulación de los conceptos vinculados al archipiélago está reflejada en la arquitectura y el diseño de la estructura que tiene un memorial en recuerdo a los caídos durante el conflicto bélico, en una plaza abierta a la que se podrá llegar a través de un largo muelle que conecta el museo con un espacio al aire libre, que recreará la geografía y el paisaje de las islas, un espejo de agua y la flora y fauna de la zona. Con contenido interactivo para cautivar a los más chicos y repleto de objetos, imágenes y documentos, tendrá una fuerte impronta política porque resaltará las tres plazas –la del 30 de marzo, del 2 de abril y del 14 de junio de 1983– y los acontecimientos históricos que acompañaron la guerra. Además, buscará –según el Decreto Presidencial 809 por el cual fue creado– «difundir, comunicar, exhibir y concientizar» sobre la soberanía argentina en el archipiélago y «promover la reivindicación de la causa Malvinas como una causa argentina, latinoamericana y universal».

Hacia el final del mensaje, la presidenta elevó el tono de voz para reforzar el reclamo sobre la soberanía de las Malvinas: «Este museo es un compromiso para terminar con el último vestigio de colonialismo, como lo es el inglés sobre nuestras islas. ¡Adelante argentinos, a no abandonar esa lucha! ¡Tenemos la razón y la verdad, la memoria y la voluntad de seguir adelante!»

Rattenbach, guía y parte de la historia

«Para mí es un honor, vengo de una familia malvinera y crecí escuchando historias sobre las Islas», cuenta Juan Augusto Rattenbach, el jefe de los guías del flamante Museo Malvinas y nieto del teniente general Benjamín Rattenbach, autor del informe que evaluó la responsabilidad de la dictadura militar en el conflicto bélico con Gran Bretaña en 1982 y que, a su vez, aconsejó el fusilamiento de sus responsables.

Con sólo 24 años, Juan Augusto cursa las últimas materias de Abogacía y el tercer año de Historia en la Universidad de Buenos Aires. Dirigirá, desde el sábado, a un equipo de 15 guías entre los que hay comunicadores, sociólogos, politólogos e historiadores. Durante el proceso de formación, estudiaron un «guión espeso» que elaboraron el director, Jorge Giles, y el vicedirector, Mario Volé. Además, participaron de charlas con ex combatientes y con historiadores que se especializan en el tema. «El museo tiene una mirada integral de la Cuestión Malvinas. No apunta a la guerra. Queremos que los visitantes se empapen de la realidad que fundamenta nuestro reclamo de soberanía», explica y cuenta que las visitas están orientadas a estudiantes y que serán articuladas con el Ministerio de Educación.

Juan Augusto repasa los distintos rincones del Museo y, orgulloso, cuenta que el informe que redactó su abuelo tiene un apartado especial en la Sala de Posguerra y que los visitantes podrán ver un corto elaborado para explicar el informe.

Timerman y un libro sobre Malvinas

El canciller Héctor Timerman presentó ayer el libro La Comunidad Internacional y la Cuestión Malvinas, un volumen que recopila las resoluciones del sistema multilateral y la comunidad internacional, junto a las declaraciones de respaldo de organismos regionales, en apoyo al mandato de la ONU que exhorta al reinicio del diálogo por la cuestión de la soberanía de las Islas Malvinas.

La presentación del libro coincidió con el Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas. «Este libro es una muestra de la más amplia solidaridad de esa comunidad de naciones frente a la subsistencia de este anacronismo colonial», explicó Timerman durante la ceremonia, que tuvo lugar en la Cancillería.

En la presentación del libro, que cuenta con una primera parte de 264 páginas escritas en castellano y sigue con otras 264 páginas en inglés, el canciller estuvo acompañado por el secretario de Asuntos Relativos a Malvinas, Daniel Filmus, y el subsecretario Javier Figueroa. La exposición de Timerman fue seguida por legisladores, embajadores de distintos países, e invitados del ámbito académico. «La Argentina, a través de los gobiernos de todos los signos políticos, continuará expresando su voluntad negociadora como una verdadera política de Estado, firme e indeclinable, hasta lograr de una vez por todas la solución definitiva a esta disputa de soberanía», subrayó Timerman.

El libro La Comunidad Internacional y la Cuestión Malvinas fue editado por la Secretaría de Asuntos Relativos a Malvinas del Ministerio de Relaciones Exteriores. En el prólogo, el canciller pone el acento en «la solidez, claridad y contundencia» con que la comunidad internacional se ha expedido en su postura de que «la disputa pueda ser solucionada del modo pacífico indicado por las Naciones Unidas». Para Timerman, la comunidad internacional también considera que en el litigio por la soberanía del Atlántico Sur debe superarse «la persistente negativa del Reino Unido a reanudar el diálogo bilateral».

En el documento, Timerman recordó que en las Malvinas no se puede aplicar el principio de la autodeterminación porque la población de las islas no puede considerarse un «pueblo sojuzgado, dominado o subyugado» por una colonia, sino que se trata de una población ‘trasplantada’. «Gran Bretaña pretende desnaturalizar el derecho de libre determinación en su intento fallido de aplicarlo a la población británica que ha trasplantado a lo largo de generaciones, y que reside en las islas, y cuya composición controla mediante férreas políticas migratorias», planteó Timerman.

http://tiempo.infonews.com/2014/06/11/argentina-126166-cristina-la-peor-colonizacion-no-es-militar-ni-economica-sino-cultural.php

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