Centroamérica: la más frágil ante el cambio climático entre las regiones tropicales del mundo
Centroamérica es el «punto caliente» más vulnerable al cambio climático entre las regiones tropicales del mundo, concluye una investigación sobre el impacto del calentamiento realizado por el «Estado de la región», un importante centro de pensamiento del istmo que forma parte de un programa de investigación y formación sobre desarrollo humano de las cuatro universidades públicas de Costa Rica.
«El cambio climático pone en evidencia los rezagos en el desarrollo humano de la región. Las proyecciones indican que habrá cambios significativos en la temperatura promedio y los patrones de precipitación, lo que podría exacerbar los impactos de la cantidad creciente de desastres que afectan al istmo. También se prevén efectos sobre la seguridad alimentaria, la productividad agrícola, el manejo del agua, las costas, la biodiversidad y los ecosistemas, entre otros», puntualizó el estudio.
El fenómeno, añadió, «profundiza las amenazas y vulnerabilidades históricas de Centroamérica, generadas por factores como la degradación ambiental, la ausencia de ordenamiento territorial, la exposición y riesgo de desastres para las poblaciones -principalmente las más pobres-, la ineficiencia energética y la dependencia de combustibles fósiles, el mal manejo del agua y las debilidades institucionales para la gestión ambiental». Aunque una «factura en gran parte ajena» por el cambio climático, también «ha aportado degradación ambiental y deforestación, usos insostenibles de energía y desorden urbano, que no la eximen de responsabilidad global», puntualizó.
En este sentido, apunta que Centroamérica es responsable de menos del 0.5% de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero es el «punto caliente» más prominente de los trópicos y emerge como la zona más vulnerable al impacto del cambio climático. Entre otros descubrimientos y advertencias, el informe precisó:
– El calentamiento global estaría asociado a aumentos o reducciones de la precipitación en diversas zonas y estaciones, con los consecuentes problemas para la gestión de los recursos hídricos.
– En energía los retos apuntan en dos sentidos: la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un marco de alta dependencia de hidrocarburos, y los problemas que puedan presentarse en la disponibilidad y manejo del agua para la generación futura de energía eléctrica.
– El cambio de uso del suelo genera el 74% de las emisiones de GEI del área. Guatemala y Honduras son responsables del 76% de las emisiones en el área, por cambios en el uso del suelo y la quema de hidrocarburos y leña.
– Costa Rica y Panamá registran un descenso en las poblaciones de anfibios y reptiles y un menor crecimiento de especies forestales por las modificaciones en las variables de las temperaturas y la precipitación en los bosques.
– Nicaragua sufrirá una significativa reducción del área disponible para la producción de café en 2050. Centroamérica está entre las regiones con mayores problemas de seguridad alimentaria por el cambio climático. En el índice global de riesgo de cambio climático calculado de 1990 a 2008 para 176 países, Honduras es tercera y Nicaragua es quinto, por lo que están entre las naciones de mayor riesgo. – Los cultivos más sensibles son caña de azúcar, yuca, maíz, arroz y trigo. Maíz, frijol y arroz son los cultivos más importantes del istmo. Aunque la región cuenta con dos millones de pequeños productores de granos básicos, hay una alta concentración en agricultura de subsistencia y cultivos vulnerables al fenómeno.
– Entre los panoramas «más pesimistas» de cambio climático, es previsible que cerca de un millón de kilómetros cuadrados de Mesoamérica (México, Centroamérica y República Dominicana) habrá sido afectado para 2050 en las condiciones que actualmente sustentan su biodiversidad y sus ecosistemas.
– Desde el supuesto de que el nivel del mar aumentará un metro a finales del siglo XXI, las dos costas centroamericanas (sobre el Caribe y el Pacífico) serían afectadas con impactos particularmente severos en ciudades y puertos ubicados en esas zonas.
– La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero es un desafío de una región que, como la centroamericana, depende de fuentes contaminantes y muestra impactantes cambios de uso y degradación de tierras, a los que se suman los riesgos de disponibilidad y manejo del agua para su aprovechamiento en la generación de energía limpia. La matriz energética centroamericana ha estado marcada por la dependencia de hidrocarburos, en transporte y en generación eléctrica, y urge desarrollar energías renovables bajas en emisiones.
El informe hizo énfasis en que en Centroamérica proliferan las declaraciones de políticas y estrategias que definen tareas, pero «pocas se han traducido en acciones concretas y sostenibles».