Rafael Correa, presidente de Ecuador: “Es perfectamente legítimo tener una ley de comunicación”
Rafael Correa (Guayaquil, 1963), economista formado en EE UU, es presidente de Ecuador desde 2007 y fue elegido para un tercer mandato en 2013 tras décadas de inestabilidad política crónica. La lucha contra la desigualdad ha sido uno de los grandes logros de su gestión —en un país de 14,6 millones de habitantes, cerca del 28% vivía bajo el umbral de la pobreza en 2011 frente a un 37% en 2006, según datos del Banco Mundial— así como la bonanza económica, pero también ha sido acusado de autoritarismo, sobre todo por la Ley de Comunicación, que ha recibido críticas unánimes por parte de la prensa internacional y de organismos de defensa de la libertad de expresión.
En los últimos tiempos su gestión ha estado marcada por la concesión de asilo político a Julian Assange, el artífice de Wikileaks, en la Embajada de Ecuador en Londres o por la oferta a la comunidad internacional de no explotar un yacimiento petrolífero en el Amazonas, en el Parque Yasuní, a cambio de que Ecuador fuese indemnizado ya que, argumentaba, la lucha contra el cambio climático es global. El dinero nunca llegó. La entrevista se celebró el jueves en Madrid, durante la visita de Correa a España en la que ha sido nombradohonoris causa por la Universidad de Barcelona por su política contra la desigualdad.
Pregunta. ¿Proyectos como la Universidad Yachay, el valle tecnológico ecuatoriano, forman parte de su objetivo de lucha contra las raíces de la desigualdad?
R. El desarrollo es un proceso político. América Latina tiene los problemas que tiene por las élites que nos han dominado que, además, son las que poseen los medios de comunicación. El problema del desarrollo es que se requieren muchas cosas necesarias pero ninguna es suficiente por sí sola. Se necesita talento humano, ciencia, tecnología. Hemos avanzado mucho en lo social, hemos avanzado mucho en lo político, pero todavía uno de los principales problemas del país es la baja productividad de su economía, la concentración en pocas actividades económicas. Tenemos que hacer cosas mejores, cosas nuevas. A eso lo hemos llamado diversificar la matriz productiva y por eso son tan importantes la ciencia y la tecnología como generadores de riqueza. Estamos poniendo mucho énfasis en eso. Es un derecho, el derecho humano a la educación, pero también es un factor fundamental en la productividad.
P.
¿La lucha contra la desigualdad sigue siendo su principal prioridad como presidente?
R. La pobreza en América Latina es fruto de la inequidad. Con la producción actual del Ecuador, y una distribución igualitaria, se eliminaría la pobreza. Y esto también es cierto en toda América Latina y probablemente a nivel mundial. Por eso el imperativo moral de la humanidad en el siglo XXI es superar la pobreza, porque por primera vez en la historia no es fruto de escasez de recursos sino de sistemas excluyentes y la injusticia. Con esa prioridad y con sano orgullo, podemos decir que somos los campeones en América Latina en disminución de la inequidad.
P. ¿Y no hay peligro de crear una economía subvencionada?
R. ¿Quién dijo que la superación de la pobreza son subvenciones? Una de las cosas que siempre repite el diario EL PAÍS, y son las verdades a medias que son dobles mentiras, es que nosotros hemos mantenido el nivel de popularidad en base a bonos, transferencias monetarias. Eso no lo hemos creado nosotros porque en economía hay cosas muy fáciles de hacer y casi imposibles de deshacer. Es fácil poner un subsidio. ¡Sáquelo después! Provoca una crisis tremenda. Es fácil eliminar la moneda nacional y poner el dólar. ¡Vuelva a poner la moneda nacional! Es prácticamente imposible. Son programas que hemos heredado que yo jamás hubiese puesto en marcha. Porque las transferencias monetarias mitigan la pobreza pero no solucionan las causas estructurales de la pobreza. Los pobres no necesitan caridad, necesitan justicia. Y eso es lo que estamos haciendo: educación gratuita, salud gratuita de mucha mejor calidad, universidad gratuita. Esas son las medidas estructurales que van a superar la pobreza.
P. La ley de comunicación ha sido muy criticada por muchos otros medios internacionales y organismos de derechos humanos. ¿Está en peligro la libertad de expresión en Ecuador?
R. Como las leyes para supervisar la banca. También decían que eran un peligro para el poder financiero. Y mire que el eliminar las leyes de supervisión bancaria en 1994 nos llevó a la peor crisis financiera en 1999. La crisis que ustedes están viviendo es por la desregulación bancaria. Usted va a coincidir en que el poder mediático es un poder. Entonces todo poder necesita regulación social y eso se hace a través de leyes. ¿Dónde está el problema? ¿Por qué es un poder que se autolegitima diciendo que es libertad de prensa? La banca también se autolegitimaba diciendo que es libertad de mercado y mire dónde nos llevó. Es perfectamente legítimo tener una ley de comunicación, que no es ley de medios, que tiene cosas tan positivas como la profesionalización de los periodistas.
P. Pero criticar al poder es uno de los deberes de los periodistas y, si eso no se produce, tiene efectos muy negativos para toda la sociedad. En su país periodistas que han criticado al poder han tenido problemas.
R. Con todo cariño, eso no es cierto. La crítica no se sanciona ni por la ley ni por el Gobierno. Se sancionan las mentiras, la infamia, la calumnia, como en España. Se sancionó al diario El Universo que dijo que el 30 de septiembre de 2010, cuando casi me asesinan, yo había ordenado disparar contra pobre gente. Eso no es crítica, eso es una mentira. Y qué bueno que las leyes sancionen esa mentira. Uno de los problemas de América Latina es que se miente y conozco la diferencia entre la mayoría de la prensa europea y la prensa latina. Ustedes no entienden eso porque están acostumbrados al nivel ético de la prensa europea. El caso que tanto ha maltratado EL PAÍS, de Fernando Villavicencio con Cléver Jiménez. Yo no sé cuál es la información que ustedes tienen. Le dijeron al presidente genocida. Y eso es suficientemente grave. No sé si aquí le pueden decir genocida al rey Juan Carlos. Pero no es eso, es una demanda penal que pusieron con la firma de ellos, con oficio de abogados, a la fiscalía. Porque me han acusado de genocida, de criminal de lesa humanidad, que me había escapado el 30 de septiembre a una universidad cercana a preparar mi supuesto rescate, que todo era un show. Eso lo ponen por escrito. Nueve meses fue investigado el presidente de la República. Tuvimos que pedir hasta una certificación de la Cruz Roja Internacional que ese día no se habían cometido delitos de lesa humanidad. Y, como tenía que ser, eso fue declarado malicioso y temerario y de acuerdo a nuestra ley penal eso es un delito. Como aquí también. ¿En España no hay libertad de expresión porque ustedes también sancionan la acusación de denuncia falsa y simulación de delito? Ustedes tienen un artículo penal muy similar. EL PAÍS no contrasta su información, que es un deber fundamental profesional.
P. Si me permite, presidente, creo que sí la contrastamos y por eso le decía que no somos ni de lejos el único medio que ha criticado la Ley de Comunicación sino muchos otros medios internacionales y organismos internacionales.
R.
Que me digan dónde está lo malo de la ley de comunicación. ¿Hay censura previa? Bueno, sí, hay censura previa por parte de los dueños de los medios de comunicación, por parte de los que financian la publicidad. Vea todas las estadísticas, todas las encuestas que se hacen. No se pueden quejar de la mala calidad del servicio telefónico porque les retiran la publicidad. Busque un periodista que haya sufrido censura previa por parte del Gobierno.
P. ¿Y el caso del caricaturista Xavier Bonilla, Bonil?
R. Aquí está la caricatura [el presidente muestra la viñeta]. Dígame si esto es humor.
P. El debate no está en que nos tenga que gustar la caricatura, sino en la preocupación porque se limite el derecho a la libertad de expresión.
R. Este señor tuvo toda la libertad para publicar esta mentira. Porque esto no es broma, esto es mentira con dibujitos. Se la leo a todos los presentes: “Policía y fiscalía allanan el domicilio de Fernando Villavicencio y se llevan documentación de denuncias de corrupción”. Esta es la versión del acusado de haber hackeado las comunicaciones del presidente de la República, no es ninguna broma, es un proceso judicial en marcha, la versión del acusado. Hecha con dibujitos, pero no es ninguna broma. Eso lo pudo publicar él, porque eso sí que sería falta de libertad de expresión. Pero tiene que demostrarlo. No lo pudo demostrar y la Superintendencia de las comunicaciones, independiente del Gobierno de acuerdo con la nueva ley, le obligó a rectificar. Y qué bueno. Porque eso es uno de los mayores problemas de América Latina, las mentiras. No me puede demostrar que era una broma. No es lo que dijo la prensa. No se sancionó el humor, se sancionaron las mentiras. ¿Y cómo se sancionó? Obligando a rectificar la falsedad que publicó.
P. Cambiando de tema, en el caso Assange, ¿sigue abierta alguna línea de negociación con Reino Unido, ve usted alguna salida?
R. Quisiera dejar sentado que no hemos podido nombrar ningún artículo de la ley de comunicación que vaya en contra de la libertad prensa. El mayor peligro de la Ley de Comunicación es que otros países la quieran tener. En cualquier caso, sobre Assange, siempre están abiertas las puertas al diálogo con Reino Unido pero toda la responsabilidad para solucionar este caso está en Reino Unido y en Suecia y en Europa en general.
P. Un tema importante a lo largo de su visita a España ha sido la situación de la inmigración. ¿Usted cambió la ley de hipotecas en Ecuador e introdujo la dación en pago cuando descubrió los problemas que tenían los ecuatorianos en España?
R. Fue un papelón. Cuando yo denunciaba con todas mis fuerzas: ¿cómo puede ser que la garantía no extinga la deuda? Porque el concepto de garantía es garantía para el acreedor. Si no me pueden pagar, de buena fe recupero algo con la garantía. Pero también para el deudor: si no puedo pagar de buena fe, dándote el objeto por el cual me endeudé pierdo el objeto pero quedo libre de deudas. Eso se llama dación de pago. Yo denunciando que no existe en España, en el mundo anglosajón sí, y resulta que en Ecuador teníamos las mismas leyes. Las cambiamos de forma inmediata.
P. Ahora mismo, muchos ecuatorianos están volviendo a su país…
R. Gracias a Dios, sí.
P. Y muchos españoles están yendo a Ecuador.
R. Y siempre serán bienvenidos.
P. ¿Cómo ha marcado la inmigración y la emigración las relaciones entre los dos países?
R. Las relaciones con España están en un momento extraordinario y siempre les agradeceremos haber recibido a nuestros hermanos inmigrantes. Ellos son los héroes de nuestro tiempo. No salieron por su propia voluntad: fueron expulsados precisamente por esa liberalización bancaria que nos llevó a una crisis en el año 99. Tuvieron que emigrar millones, muchos a España. Y les agradecemos mucho haberles recibido. Ellos fueron los que nos mantuvieron porque con sus remesas sostuvieron la economía después de la crisis. En todo caso ahora es Ecuador el que atraviesa un gran momento económico. El flujo migratorio se ha revertido, estamos recibiendo miles de inmigrantes, pero también miles de europeos y todos son bienvenidos a esa tierra de oportunidades llamada Ecuador.
P.
Después de los resultados de las elecciones locales de febrero, ¿se ha planteado usted volver a presentarse?
R. En principio yo no he cambiado mi opinión, pero sí nos molesta que nos traten de restringir desde el extranjero lo que podemos discutir o no. Ecuador es libre de discutir lo que quiera, la reelección indefinida, eliminar todas las reelecciones. Lo que estamos defendiendo es el derecho a discutir.
P. ¿En qué medida puede cambiar su proyecto político haber perdido la alcaldía de Quito?
R. El ganador de las elecciones del 23 de febrero fue nuestro movimiento, el problema es que perdimos algunas ciudades emblemáticas y eso lo utilizó la prensa para decir que hemos perdido. Pero somos los que más alcaldías tenemos, más prefecturas tenemos, más concejales tenemos y le llevamos como el doble de votos al que nos sigue. El verdadero problema es la alcaldía de Quito por lo emblemático que es, al ser capital, y por la estabilidad.
P. ¿Va a someter la explotación en el Yasuní a referéndum?
R. No la excluyo, pero en principio no está en mis planes. Se ha querido plantear como si fuese el todo o nada. Fue una propuesta que con toda buena fe, optimismo y bastante ingenuidad presentamos hace siete años. Se pensaban recolectar 3.600 millones y recaudamos creo que 12. Lo que más nos convenía financieramente era sacar ese petróleo pero queríamos buscar una alternativa para luchar contra el cambio climático. Y no lo logramos, al menos en el aspecto financiero. Por eso en 2013, y créame que ha sido la decisión más dura de mi Gobierno, tuve que anunciar el plan para explotar con los máximos cuidados medioambientales y sociales, social significa que la plata vaya para el desarrollo del mismo pueblo y comunidades, el petróleo en el Yasuní. El Yasuní tiene un millón de hectáreas y eso va a afectar a 200, a lo sumo 500. Y lo han planteado como un todo o nada y eso es una gran mentira. Incluso, el 80% está fuera del parque. De hecho, yo hubiese podido explotarlo, pero era para evitar las emisiones de carbono. No tuvo éxito esa iniciativa, necesitamos esos recursos para el desarrollo del país y es algo que se anunció si no funcionaba el plan A. Yo no excluyo la consulta, pero el tema se politizó y no voy a caer en esta trampa.
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