Paraguay: nuevo informe revela que se pierden 180.000 hectáreas de bosque por año
Una de las zonas más afectadas es el Parque Nacional Ñacunday, ubicado en el departamento de Alto Paraná, de Paraguay, según un trabajo realizado por el periodista Guillermo Feres Castillo.
El Parque Ñacunday tiene una superficie de 2.000 hectáreas. El intendente de la zona, Pedro Duarte, declaró al periodista que el parque podría desaparecer en un año, y esto es muy preocupante .
La madera producto de los árboles cortados con motosierras sale de la reserva, y creemos que van directamente hacia Ciudad del Este para allí ser comercializadas en las diversas carpinterías», dijo el jefe comunal al hombre de prensa, cuyo trabajo fue divulgado en Infobae.com
Según el informe de la FAO, la deforestación en Paraguay es de alrededor de 180.000 hectáreas por año y esto se mantuvo constante durante el período 1990-2010.
Y en términos generales, existe una deforestación anual del 1% en este país, donde además las autoridades han denunciado que existe un vínculo entre el cultivo de marihuana y la creciente pérdida de superficie verde. Algo que no sorprende si apenas hay un guardabosques por cada 80.000 hectáreas de parques naturales.
«Estas carencias provocan que los responsables de los cultivos se adentren en las reservas y se dediquen también a la tala ilegal y al comercio de especies silvestres, vivas o muertas, como un negocio anexo», señaló la Secretaria del Ambiente (Seam), Cristina Morales.
Por este motivo a fines de febrero de 2014 se firmó un convenio entre la Seam y la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), que proveerá de recursos materiales y humanos a la Seam a la hora de frenar este ilícito avance del hombre.
El trabajo también señala que el proceso de deforestación del Amazonas aumentó un 28% en 2013, mientras que en otros objetivos se acentúa la tala de bosques para mayor producción agrícola
La superficie forestal continúa disminuyendo en todo el planeta y América del Sur es la región que más hectáreas ha perdido, según los datos obtenidos por satélite y publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La información actualizada con la que cuenta la ONU muestra que los pulmones verdes redujeron su extensión en cerca de 5,3 millones de hectáreas por año durante el período 1990-2010, una pérdida neta que equivale a casi 4 veces el tamaño de Italia o Colombia. Hoy existen 3.890 millones de hectáreas, el equivalente al 30% de la superficie total de la Tierra.
Dentro de este escenario, el Amazonas es el área de la región con mayor riesgo de daño de su ecosistema. El «corazón de Brasil» perdió 5.843 kilómetros cuadrados de superficie entre agosto de 2012 e idéntico mes de 2013, un 28% más que en el período anterior según un análisis del Proyecto de Vigilancia de la Deforestación de la Amazonía Legal (Prodes).
Esta zona deforestada equivale a más tres veces la extensión de San Pablo, el mayor núcleo urbano brasileño, y además reocupa por las 352 millones de toneladas de dióxido de carbono emitidas hacia la atmósfera durante el mismo período. Esta deforestación incluye prácticas como la tala de árboles para la industria maderera, la construcción de obras como represas hidroeléctricas y la actividad agropecuaria.
Antes y después del Amazonas brasileño
El gobierno brasileño lleva adelante el Programa Áreas Protegidas de la Amazonia (ARPA), lanzado en 2002, es un proyecto al que se destinaron 400 millones de dólares para proteger 50 millones de hectáreas y promover el desarrollo sustentable en la región, en un intento por disminuir la deforestación de la selva amazónica.
El Arpa está considerado como uno de los mayores programas de conservación de bosques tropicales del mundo, y además es el más importante en cuanto a áreas protegidas de Brasil.
La región venezolana del Amazonas también sufre el paso del hombre, con el desarrollo de la minería ilegal y el accionar de la narcoguerrila colombiana de las FARC. La búsqueda de oro y diamantes en la selva es llevada a cabo por trabajadores protegidos por el grupo guerrillero colombiano, quienes utilizan maquinaria pesada para desviar ríos, deforestar y remover toneladas de sedimentos para hallar unos pocos gramos de oro.
La minería ilegal contamina ríos y tierras con el letal cianuro que se utiliza para recuperar metales mediante el proceso de lixiviación. Este proceso consiste en utilizar cianuro para disolver los elementos sólidos que contaminan los minerales y así obtener las piedras o metales preciosos.
Otro pulmón sudamericano que se halla en grave peligro es «El Impenetrable», en Argentina. Abarca cerca de cuatro millones de hectáreas de bosques nativos ubicados principalmente en la región semiárida del noroeste de la provincia de Chaco; según una denuncia de Greenpeace, el área está seriamente amenazada por los desmontes selectivos para ganadería intensiva que fueron autorizados por leyes nacionales en zonas protegidas.