La ONU advierte del aumento de la narco-violencia en Centroamérica
«Dado que el tráfico de cocaína es la fuente de ingresos más lucrativa para los grupos delictivos organizados de Centroamérica, la intensificación de la competencia en el tráfico de cocaína ha elevado el nivel de violencia en la región», alerta la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).
Este órgano de las Naciones Unidas, que vela por el cumplimiento de los acuerdos sobre drogas, señala en su informe anual que la región es una importante ruta de tránsito de la cocaína destinada a América del Norte y Europa.
Un suculento negocio que, advierte la JIFE, «ha contribuido a elevar los niveles de violencia y corrupción relacionadas con las drogas, así como a agravar la carga que soportan los ya saturados sistemas de justicia penal».
La situación es especialmente preocupante a ambos lados de la frontera entre Guatemala y Honduras y a lo largo de la frontera guatemalteca con Belice y México.
En Honduras, por ejemplo, la tasa de homicidios es una de las más altas del mundo.
La JIFE recuerda la vinculación de las pandillas o «maras», de las que hay unas 900 en la región con 70.000 miembros, con el negocio de la droga.
Así, el informe estima que un 15 % de los homicidios en El Salvador, Guatemala y Honduras están relacionados con las «maras».
La JIFE destaca que la colaboración entre países se centró en la aplicación de la ley y la lucha contra el narcotráfico en varias operaciones policiales coordinadas por Interpol.
Como ejemplo destacó la «Lionfish» entre mayo y junio de 2013 en 32 países y territorios de Centroamérica y el Caribe.
«Durante la operación se incautaron casi 30 toneladas de cocaína, heroína y cannabis, con un valor estimado de 822 millones de dólares», explica la JIFE.
Por otro lado, este organismo advierte de que sigue de cerca «el debate sobre políticas en materia de drogas en la región», en referencia a los planteamientos de algunos países, como Guatemala, de estudiar la vía de la legalización como forma de frenar la violencia que genera el narcotráfico.
Aunque el informe no menciona casos concretos, se señala: «Quienes propugnan esos cambios de política aducen que estos contribuirían a reducir la delincuencia, la violencia y la corrupción en la región».
La JIFE muestra su total rechazo a esa argumentación alerta de que esas propuestas tendrían graves consecuencias para la salud y «contribuirían a alimentar los mercados ilícitos, la delincuencia, el narcotráfico, la corrupción y la violencia (…)».
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