Elecciones en El Salvador: La dialéctica entre lo electoral y lo político – Por Roberto Pineda

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región

 

Ante nuestra mirada sorprendida, el panorama político salvadoreño se modificó profundamente durante el transcurso de este 9 de marzo, cambiando radicalmente la segura expectativa de una victoria demoledora sobre la derecha oligárquica representada por ARENA, por la cruda realidad de un claro desenlace en el cual la derecha recupera su caudal electoral y la izquierda pierde el margen de 10 puntos obtenidos en la votación del 2 de febrero.

Las cosas han cambiado. Aunque al final el FMLN gane la presidencia, será una victoria electoral frágil y comprometida ante una derecha que se ha fortalecido, se ha recuperado. Políticamente para la izquierda hay un retroceso y electoralmente en cinco semanas se pasa de 300,000 votos a una diferencia de 6,000 votos, que probablemente incluso al final sea menor. Y es preciso como izquierda asumirlo e indagar sobre sus causas para poder revertirlo, ya que pretender ocultarlo o maquillarlo, únicamente va contribuir a prolongarlo.
Ante este irreversible hecho político es importante revisar nuestras premisas e intentar una explicación. ¿Qué fue lo que pasó?  Para enfocar la segunda vuelta de marzo partíamos de la premisa que era para la derecha altamente improbable aunque no imposible remontar una ventaja de 10 puntos, equivalentes a cerca de 300,000 votantes. Era una premisa que resultó falsa ya que ARENA logró remontar esas cifras y colocarse de nuevo a la par del FMLN.
El 9 de marzo señala un desplazamiento del electorado hacia la derecha como resultado de la debilidad del movimiento popular. Comprueba que necesitamos no solo una maquinaria electoral poderosa como lo es el FMLN sino también un movimiento popular amplio y ramificado. Amplios sectores que el 2 de febrero votaron por el FMLN cambiaron su voto el 9 de marzo y votaron por ARENA. Esto tiene que ver con que estos sectores populares carecen de organización y de conciencia acerca de luchar por sus intereses. Son sectores fácilmente manipulables por la derecha.
El 2 de febrero dieron su voto en agradecimiento a los programas sociales que desde el Gobierno los han beneficiado, pero no era un voto ideológico, era un voto político. El 9 de marzo votaron acorde a su ideología, que todavía esta condicionada por la derecha. Pensar que porque la gente recibe uniformes y zapatos para sus niños ya son de izquierda es una ingenuidad y un error. Y en política los errores se pagan caros. Este es el factor principal que explica lo que sucedió, además de otros aspectos que también abordaremos. Pero, repito, este es el factor principal.
Y mientras la izquierda no le dedique tiempo, recursos y pensamiento a reconstruir el movimiento popular y solo se dedique a pensar en los candidatos para la próxima elección, la derecha, que cuenta en lo ideológico, con medios de comunicación, iglesias y universidades, se verá fortalecida y seguirá desarrollándose y puede llegar a desplazarnos.
No todo lo político es electoral, pero todo lo electoral es político. La política cubre y abarca territorios que impactan y se reflejan en lo electoral. En los diversos momentos a partir del 2 de febrero las estrategias electorales tanto del FMLN como de ARENA hicieron uso de elementos tanto internos como externos para lograr la derrota política del adversario.
A nivel externo, la coincidencia en los tiempos entre la campaña electoral y los sucesos de Venezuela, fueron hábilmente manipulados por los medios de comunicación para construir la imagen que una victoria del FMLN iba a resultar en una situación de caos y violencia. La gente valora altamente el factor tranquilidad, le pudieron tocar una fibra sensible.
A nivel interno, la coincidencia en los tiempos entre el accidente de un Ferrari en la Plaza Masferrer y una lesión en la cintura agravada del Presidente Funes que requirió una operación, permitió a la derecha mediática vincular ambos hechos y construir una duda razonable sobre la participación presidencial en este incidente. La gente valora altamente el factor sinceridad, y parecía ser que el Presidente ocultaba algo.
El presidente Funes continuó durante estas cinco semanas jugando un papel protagónico en la denuncia política en contra de ARENA. Al final parece ser que diversos sectores de capas medias reaccionaron negativamente ante esta situación y se movilizaron a favor de ARENA, en particular sectores de la juventud. Hubo una sobresaturación de la imagen pública del Presidente Funes que al final resultó dañina.
Por otra parte, estas denuncias de corrupción de los gobiernos de ARENA realizadas por el presidente Funes permitieron sacar del escenario político al expresidente Francisco Flores, asesor del candidato presidencial Quijano, y quizás este fue el mejor favor que pudo hacerle a ARENA, ya que con su salida, se liberaron fuerzas al interior de este partido que estaban bloqueadas por Flores y esto al final fortaleció la campaña política de la derecha.
Por otra parte, hay un sector popular atrasado políticamente, que reaccionó positivamente al uso de un lenguaje agresivo por parte de la campaña de ARENA y que se ve estimulado por un feroz anticomunismo que responde claramente al marco ideológico de su formación: El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán, salvándose así América.
Otro elemento es que en esta segunda vuelta las opciones eran claramente la derecha y la izquierda. Durante la primera vuelta en febrero la participación de dos opciones de derecha (ARENA y la Coalición Unidad del expresidente Saca) permitió que este voto de derecha se dividiera. En esta ocasión, la base de Unidad no siguió el consejo político de su líder, lo rebasó y voto ideológicamente por la derecha, por ARENA.
Independientemente del resultado electoral definitivo, que será conocido en algunos días, y que probablemente beneficiara al FMLN, es evidente que se abre un nuevo escenario político en el que la disputa por la mente y el corazón de los sectores populares de cara a las elecciones municipales y legislativas del próximo año, será una disputa cerrada, codo a codo, en el que recuperar la consistencia ideológica y la fortaleza organizativa como izquierda será clave para defender lo acumulado y poder avanzar.
Decidir ceder ante la derecha para garantizar la “institucionalidad” del nuevo gobierno del FMLN e invitarla a cogobernar será un grave error. Y es una posibilidad. Lo pertinente es posicionarse y defender el derecho popular de que lo conquistado no se entrega. La lucha continúa.

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