Los dilemas que enfrentan los candidatos de la segunda vuelta presidencial

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Apenas 19.232 votos (0,9%) separaron al Partido Acción Ciudadana del Partido Liberación Nacional en las elecciones nacionales del pasado 2 de febrero. Esa diferencia es ínfima y riesgosa frente a la segunda ronda del próximo 6 de abril y obliga a ambos contendientes a atraer electores de otros partidos, pero cualquier acercamiento a unos puede significar alejar a otros.

El PLN opta por buscar al sufragio religioso conservador y el PAC necesita a los opositores al liberacionismo y especialmente al Frente Amplio (que obtuvo el 17% de la votación) pero evita hablar de alianzas formales, a la vez que procura exhibir a su equipo y mostrar vocación de gobierno.

En la segunda ronda ganará quien tenga más votos, así sea por una papeleta, y en caso de un empate sería electo quien tenga más edad (el liberacionista Johnny Araya, de 56 años, frente a Luis Guillermo Solís, de 55).

En sus primeras reuniones con dirigentes de varias localidades Araya, aspirante presidencial del PLN ha pedido redoblar esfuerzos en la campaña para la segunda ronda y buscar alianzas territoriales con militantes de otros partidos, en una tarea que al decir del exdiputado Walter Coto, exintegrante del comando de campaña de Araya, el PLN “la tiene difícil” (ver recuadro aparte).

El aspirante presidencial oficialista aprovechó la visita que hizo a los obispos de la Conferencia Episcopal, el 12 de febrero, para que le bendijeran una imagen de la Virgen de los Ángeles, patrona de Costa Rica. Y ante las cámaras y micrófonos de la prensa se proclamó adversario de la legalización del aborto y del matrimonio entre parejas del mismo sexo.

Aunque actualmente no hay proyectos de ley presentados acerca de esos temas, más bien es un gesto dirigido al voto conservador y de partidos cristianos que podría nutrirse en una población que, según estudios de opinión, mayoritariamente comparte esa tesis (ver recuadro),

Solís, por su parte, tendría mayor margen de negociación con los partidos opositores al PLN y especialmente con el FA, con quien intentó una fallida alianza en julio de 2013. Sin embargo, un acercamiento con esa agrupación pondría en riesgo el apoyo de simpatizantes conservadores del PAC, lo expondría a sufrir una campaña de estigmatización y a ser tachado de “comunista” como ya lo experimentó el FA durante enero.

ATAQUES PREMONITORIOS

Sin que tal acercamiento haya ocurrido, el 11 de febrero Araya atacó al PAC al afirmar que en el PAC había dirigentes con un pasado de “izquierda radical”. Ante esa aseveración, el exdiputado Alberto Salom, uno de los aludidos, recordó que el mismo Araya fue un integrante destacado de uno de los grupos más radicales de la izquierda costarricense en los años setentas.

Pero más allá de una alianza con cúpulas partidarias, Solís ha expresado que no procura pactos con las cúpulas partidarias, sino que el PAC buscará al votante en las bases y los sectores sociales. De hecho sus primeras reuniones fueron con los representantes de la Unión de Cámaras empresariales, con dirigentes de  cooperativas y sindicatos, con organizaciones agrícolas y también visitó la Conferencia Episcopal.

Valga señalar que allí dijo a la prensa que los obispos y él habían coincidido en que temas de conciencia  tan sensibles como el aborto, la fecundación in vitro, el estado laico y las uniones de convivencia entre personas del mismo sexo debían discutirse en forma pausada y cuidadosa, y no debían ser parte de la campaña electoral. Esa tesis la avaló a su lado, y ante la prensa, el obispo Ángel Sancasimiro, aunque posteriormente este aclaró que creía que el aborto sí debía ser un tema de campaña

Solís aseguró que continuará haciendo una campaña de ideas, aunque respondería actos de campaña sucia provenientes del PLN. A la vez enfatizó que tiene lo que considera el mejor equipo para gobernar. En ese sentido la primera jugada en el reinicio de la campaña fue nombrar un equipo de voceros para atender las consultas sobre los diversos temas.

Aunque afirmó  que no significa que estos voceros vayan a ser nombrados como sus futuros ministros, sí dijo que es una “pruebita” de que en el PAC hay equipo y muchos tomaron la acción del candidato como un adelanto de lo que podría ser su gabinete de gobierno.

Mientras tanto, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) concluyó el escrutinio manual de los votos para presidente emitidos el 2 de febrero, dando como resultado final un 30,64% para Solís y 29,71% para Araya. El PAC obtuvo 629.866 votos para presidente y el PLN 610.634, para una diferencia de solo 19.232 votos (0,93%).

Por su parte, José María Villalta, del Frente Amplio, recibió un 17,24% de los votos; Otto Guevara, del Movimiento Libertario, un 11,33%, y Rodolfo Piza, del Partido Unidad Social Cristiana un 6,01%.

En la elección se registró un abstencionismo de 31,8% a nivel nacional, de acuerdo con el conteo del TSE.

PRIMERAS ACCIONES

Los candidatos Solís y Araya reanudaron la carrera proselitista apenas terminada la jornada del 2 de febrero.

Tras una encerrona en la mañana del 11 de febrero con el comando de campaña, el comité ejecutivo y otros dirigentes del PLN, Araya declaró que habían visto la necesidad de afinar el mensaje hacia la clase media y revisar el trabajo en los cantones de la “Meseta Central”, donde los resultados no fueron los óptimos para el partido.

El aspirante aseguró que para la segunda ronda hará una campaña austera (el PLN no pautará publicidad en los medios durante el mes de febrero) y se reforzará el trabajo en las redes sociales, aunado a visitas a la mayor cantidad posible de localidades del país, anunció Araya, quien dijo también contar con el entusiasmo y el trabajo voluntario de los partidarios en la campaña.

Y no ha sido secreto la dificultad que encara el partido oficialista para conseguir financiamiento y contribuciones en esta parte de la campaña en que el triunfo es incierto. La agrupación prácticamente agotó sus recursos económicos en la primera vuelta en la que gastó al menos ¢4.500 millones mientras que el PAC quedó con una reserva de unos ¢3.000 millones del financiamiento estatal a los partidos.

Circularon comentarios acerca de cambios que habría en el comando de campaña liberacionista, y que personajes afines al “arismo” y al “figuerismo”   –con la mira puesta en las elecciones del 2018– no se han integrado y verían con buenos ojos una derrota de Araya. El candidato, sin embargo, negó que haya divisiones a su alrededor y que vaya a cambiar su equipo.

“Yo noto al partido unido, la mayoría para no decir toda la gente que estuvo en el grupo de trabajo de (el exprecandidato) Rodrigo Arias está integrada a la campaña, su jefe de campaña Javier Flores, toda la gente que estaba con él, los diputados, estuvieron en mi casa todos integrados. La gente que estuvo con (el expresidente) José María (Figueres) pensando en una candidatura está con nuestra campaña”, aseguró Araya.

Quien sí fue excluido del comando de campaña fue el exdiputado Walter Coto, figura cercana al candidato y uno de los coordinadores del  plan de gobierno. Coto sostiene que por “realismo e inteligencia política” el PLN no debería gastar más recursos en la campaña, pues cree que el país mostró el 2 de febrero una voluntad de cambio para sustituir a Liberación Nacional en el poder.

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