Caribeños en Celac, un irrefutable empeño por la paz – Por Damy Vales
La posición de los países del Caribe en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) dejó claro al mundo el irrefutable empeño por alcanzar la paz y la igualdad, dentro de su diversidad.
Reunidos en esta capital los días 28 y 29 de enero de este año, los 33 jefes de estado y de gobierno y representantes de los estados miembros de la Celac proclamaron a América Latina y el Caribe como Zona de Paz, basada en el respeto de los principios y normas del Derecho Internacional.
La postura de las pequeñas naciones caribeñas en esa cita fue un ejemplo de valentía al exponer propuestas para la solución pacífica de controversias que destierren el uso y la amenaza de la fuerza en la región.
Una de las primeras en intervenir fue la jefa del Gobierno de Jamaica, Portia Simpson-Miller, quien destacó a la transferencia de experiencia, tecnologías y de planes de desarrollo como una vía esencial para erradicar la pobreza, el hambre y la desigualdad en el área.
En su discurso durante la plenaria de la II Cumbre de la Celac, la mandataria consideró a Petrocaribe como el proyecto insigne de la región que aporta al desarrollo.
Destacó que el Caribe está convocado a la integración, aunque reconoció la necesidad de acelerar ese proceso y ampliar la inter-conectividad entre todos los países.
«Tenemos la sabiduría colectiva para superar el hambre, la pobreza y la desigualdad», apuntó mientras instó a no menospreciar el potencial de la región con un producto interno bruto de unos seis mil millones de dólares, lo cual debe ser oportunidad de inversión para asegurar esas economías.
El primer ministro de Santa Lucía, Kenny Anthony, sugirió a los líderes de América Latina y el Caribe sostener diálogos concretos y un intercambio franco para alcanzar la verdadera integración regional.
En lo concerniente a la pobreza, un tema altamente debatido en esta cita, recordó que hace 15 años Santa Lucía avanzó en la lucha contra ese flagelo y sin embargo desde hace un quinquenio ha resurgido en el Caribe Oriental- a su juicio- por cambios en el régimen comercial y la crisis financiera global, entre otras razones.
El gobernante llamó a intercambiar experiencias y filosofías sobre el tema del narcotráfico, con naciones como México y Colombia, para el próximo encuentro de la Celac, a celebrarse en San José de Costa Rica, país que asumió al culminar esa cita la presidencia pro témpore del bloque.
Otros, como el primer ministro de San Cristóbal y Nieves, Denzil Douglas, afirmó que la Celac es un instrumento para el multilateralismo eficaz.
En ese sentido, llamó a los integrantes de esa organización, cuya cumbre fundacional tuvo lugar en Caracas en 2011, a continuar inyectando la energía necesaria para el desarrollo de la misma y para cumplir el sueño del fallecido líder venezolano Hugo Chávez.
Según el ministro de Relaciones Exteriores de Belice, Wilfred Elrington, el nacimiento de la Celac no fue placentero para muchas naciones en el mundo, y dio lugar a la preocupación de gigantes bloques de países desarrollados, porque la Comunidad significa una muestra evidente de unión y ayuda mutua en el área.
Por su parte el premier barbadense, Freundel Stuart, asumió que es una necesidad inminente dar cumplimiento a un ambicioso plan de acción que otorgue prioridad al desarrollo de políticas sociales para lograr la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza en la zona.
A fin de enaltecer la presencia caribeña dentro de la Celac, Stuart se mostró satisfecho con la idea de ampliar la troika dirigente de esa agrupación a un cuarteto que incluiría a una nación de esa región.
El presidente de Surinam, Dési Bouterse, insistió en los peligros que entraña el cambio climático para los vulnerables y pequeños estados caribeños.
Entre otros temas abordados, apoyó la idea del canciller beliceño Elrington al expresar que la presencia de observadores de otros continentes en dicho encuentro confirmó el interés generado en el mundo por esta iniciativa integracionista.
Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas, aseguró que la Comunidad del Caribe (Caricom) constituye alrededor del 40 por ciento de la población de la Celac, estrategia que representa la práctica del sueño del libertador Simón Bolívar.
De ahí que los líderes caribeños mantengan su compromiso de promover la integración económica y cooperación entre sus miembros, así como de asegurar que los beneficios de esa relación se distribuyan equitativamente.
Los caminos del diálogo y la concertación quedaron claros en este encuentro de América Latina y el Caribe con la proclama de la región como zona de paz.
Al cerrar sus puertas la II Cumbre de la Celac, con la asistencia de mandatarios de 29 países y una presidenta electa, Michelle Bachelet, de Chile, la comunidad internacional quedó a la expectativa de ver ahora los resultados de todas las iniciativas surgidas y el cumplimiento de los 26 acuerdos rubricados por sus participantes.
La cita de la Celac tuvo muchos logros, pero uno de los más relevantes y ya evidentes resultó el reconocimiento de la unidad entre sus territorios miembros, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El secretario general de ese ente internacional, Ban Ki-moon, destacó la importancia de aprender de lo que en la Celac se está construyendo. Enfatizó que con esa reunión, pudo esclarecer que América Latina y el Caribe es una región determinada a afrontar los obstáculos y a ser un ejemplo en el mundo.
Más específicamente, el secretario general de la ONU destacó los esfuerzos que la comunidad de naciones caribeñas ha hecho para combatir la violencia en el planeta.
Como ejemplo citó el tratado de Tlatelolco, precisando que la región fue pionera en la creación de una zona libre de armas nucleares, como establece ese documento.
*Periodista de la redacción Centroamérica y Caribe de Prensa Latina.
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