Caracas en calma, por ahora – Por Pedro Brieger desde Caracas

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Pedro Brieger, director de Nodal, está en Venezuela palpando el curso de los acontecimientos y transmitiendo sus impresiones de lo que allí sucede. Además de la información y el análisis de todos los días en Nodal, se puede seguir la situación de Venezuela a través de nuestro twitter @infonodal. Para ver todos los twitter emitidos simplemente se puede buscar #briegerencaracas.

Caracas en calma, por ahora.

En las entrevistas que Henrique Capriles le concede a la prensa extranjera invoca al Papa Francisco y se presenta como un gran dirigente pacifista dispuesto a dialogar en cualquier circunstancia con “Nicolás”, como suele llamar al presidente Nicolás Maduro.  A pesar de su “voluntad de diálogo”, Capriles no participó de la reunión de gobernadores convocada por Maduro, aunque es gobernador del Estado de Miranda.  Seguramente las presiones surtieron efecto y Capriles no quiso quedar ante sus seguidores como un “blando” dispuesto a negociar con un poder que la oposición considera que se está desmoronando.  “Yo no voy a lavarle la cara a este gobierno moribundo”, declaró a la prensa local para explicar su decisión de no concurrir al Palacio Miraflores y para distanciarse de otros gobernadores opositores que sí concurrieron.El gobierno “moribundo” no está paralizado y actúa en dos frentes.  Mientras sigue con atención las jugadas de la oposición continúa con su tarea central, que es la de gobernar.  Sus principales referentes, el presidente incluido, se reúnen con representantes de sindicatos o movimientos sociales e inauguran obras, algunas de ellas afectadas por la violencia de los últimos días.  No cabe duda que la protesta ha mermado y que ésta focalizada en las zonas de clase media y alta de la ciudad.  Los cortes se realizan más que nada bien temprano cuando la gente sale a trabajar o cuando oscurece y son cada vez más escasos.  El centro de Caracas, alrededor del Palacio y la Asamblea Nacional, es un hervidero de gente como otro día normal y nadie en su sano juicio puede plantear que Caracas es una ciudad militarizada. Tampoco hay tanques ni soldados apostados en los puntos neurálgicos de la ciudad para impedir movilizaciones o cortes de calles.  Por el contrario, se puede ir de Este a Oeste sin inconvenientes.  Unos trescientos estudiantes se reúnen en una plaza pública del Este muy cerca del metro de Miranda para protestar contra la violencia, la tortura y la represión, y para debatir sobre sus próximas protestas, pero ni siquiera hay un policía para vigilarlos.  Nada parece indicar que es una ciudad en pie de guerra.