Las medidas económicas y lo que nos dejó Chávez – Por Simón Andrés Zúñiga

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 El signo ideológico de las medidas que se tomaron ahora y las por tomar, los intereses de los grupos dominantes, especialmente la gran influencia que tiene el capital financiero nacional, marcarán el rumbo hacia una u otra dirección: desarrollo económico que apoye la independencia y al socialismo, o  un desarrollo dependiente y capitalista.
Estamos conscientes que  estas decisiones son expresión de las tendencias encontradas en un gobierno cuya principal debilidad es la ambigüedad de una política económica que intenta ser coherente con el pensamiento chavista y al mismo tiempo trata de establecer un “equilibrio político” con los representantes del capital.
La mezcla de medidas, instrumentos, objetivos y declaraciones de buenas intenciones que se mencionaron, provocan la misma sensación que se siente en el recorrido de una montaña rusa. Unos anuncios son bienvenidos pero otros te causan una sensación de vértigo fatal.  Mencionemos las medidas y las orientaciones que nos parecen más relevantes
Desaparece CADIVI
Insistimos que, una de las debilidades que tiene en Gobierno en la guerra económica esla dificultad en comprender que ésta es una guerra de cuarta generación, donde lo simbólico y el manejo de la incertidumbre, basado en el manejo de la información, es una de las armas mortales del enemigo. El anuncio súbito de la desaparición de CADIVI, sin una previa campaña de información sobre el organismo que lo sustituirá, se traducirá en un aumento de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio paralelo.
El desconocimiento sobre cómo será el funcionamiento del nuevo mecanismo y la incertidumbre de los que están haciendo actualmente trámites, abona el camino para la especulación cambiaria.
No se sabe si el Centro Nacional de Comercio Exterior  ha logrado superar su etapa de diseño y arranque; qué normativa tendrá. Se supone que habrá un período de adaptación para la fusión entre algo que no ha nacido y el suicidio de CADIVI. En ese lapso, se generará una nube de incertidumbre y el dólar paralelo seguirá ganando poder.
Saltar de una rama sin tener la otra cerca, se convierte en una aparatosa y mortal caída libre. El paralelo amaneció, el miércoles 16, al día siguiente de los anuncios, con 16% de recargo especulativo.
Apoyamos la creación de un sistema de administración cambiaria integral, tal como lo expuso el Presidente. Pero nos preocupan tres cosas. Las dos primeras son: a) la satanización del control de cambio que terminó en una eutanasia de CADIVI y, lo segundo, b) el énfasis que crecientemente se le está dando al Sicad. Este último es un mecanismo más discrecional que CADIVI y con un tipo de cambio mayor. El Sicad, de mecanismo complementario se está convirtiendo en un sistema principal. Desde este punto de vista, la estrategia esbozada por los flexibilizadores, de desmontar el control de cambios a favor de soluciones de mercado, está obteniendo un triunfo.
El Gobierno, al darse cuenta de la incertidumbre creada, tuvo que salir a declarar que los trámites de CADIVI continuarían. Esperemos que  el equipo que acompañará al nuevo administrador de las divisas cuente con un sistema que sustituya eficientemente al que tenía CADIVI. La experiencia, del año pasado, de eliminar el SITME, sin tener listo el SICAD y su incidencia negativa sobre la especulación en el mercado  paralelo, debe servir de lección.
Esperemos que el entierro de CADIVI sin honores, no sepulte también la compresión de que el control de la distribución cambiaria de la renta petrolera es uno de las herramientas con que contó este proceso en la confrontación con los capitalistas en la medida que le quitó poder de manejo de los dólares petroleros.
La tercera preocupación, es que c) no queda claro la solución de un factor fundamental: la disponibilidad de reservas internacionales operativas. Si no hay liquidez de dólares, pasará lo que está pasando ahora con CADIVI y el Sicad: la oferta es altamente insuficiente con respecto a las necesidades de la economía.
Si PDVSA no le suministra los dólares al BCV directamente, si no se fortalecen las reservas operativas, podrán crear cualquier sistema  pero no funcionará eficientemente y además, la insuficiencia de divisas, se convierte (como lo es en la actualidad) en uno de los factores que le da poder al capital financiero para desarrollar su estrategia de especulación cambiaria.
La guerra mediática ha logrado posicionar la idea que el Gobierno, perdón el Banco Central, se quedó sin dólares, por tanto hasta los jubilados están tratando de comprar y  almacenar sus dólares.
  • El gobierno debe centralizar los activos externos netos (las reservas más los fondos en dólares) y cambiar drásticamente el manejo de esos activos que a mediados del año pasado estaban por 130 mil millones. No se justifica una crisis de liquidez y de pagos, con una posición de activos externos que es envidia de cualquier economía de Latinoamérica.
  • PDVSA debe enviarle todos los dólares necesarios al BCV, la medida que autorizó a PDVSA a vender directamente a SICAD es un error macroeconómico de gran magnitud. Se está beneficiando el flujo de caja, en bolívares, de PDVSA, mientras se aprieta la soga al ahorcado sistema cambiario.
El Presidente Maduro aseguró que hay recursos suficientes para mantener la tasa de 6,30. Y es así, el sector público genera dólares suficientes y tiene importantes dólares en el exterior. Nosotros lo venimos sosteniendo desde principios de 2013, señalando que el problema es que mientras el BCV estaba seco, las cuentas en el exterior reflejaban una solidez.
No se devaluó ¡Muy bien!…pero el dólar oficial es un “dólar barato”
Contrario a lo que esperaban los poderes del capital y sus medios de comunicación capitalistas, el gobierno no anunció una devaluación del bolívar. Es decir, no repitió el error de febrero de 2013, cuando la emboscada del ataque cambiario lo obligó a cometer un error político al ajustar el tipo de cambio de una manera significativa. Los ajustes sustanciales del tipo de cambio tienen un efecto directo sobre las remuneraciones de los trabajadores, además de convertirse  la principal fuente de aceleración de los precios.
A inicios de este año, la distorsión en la fijación de los precios es tal que, los que tienen el poder de hacerlo estaban esperando que el gobierno anunciara un ajuste del tipo de cambio oficial, y basados en el porcentaje de devaluación pensaban hacer un recargo adicional sobre los precios actuales. El detalle es que esos precios actuales ya contenían el margen especulativo de un dólar paralelo alrededor de 10 veces más del valor del tipo de cambio oficial.
No devaluar en este momento, contiene en parte esta práctica especulativa. Por supuesto, muchos de los economistas de la derecha se quedaron con los crespos hechos porque habían pronosticado que el gobierno iba a recurrir a una maxidevaluación.
Por otro lado, algunos economistas empezaron a popularizar la expresión de “dólar barato”, inclusive se llegó a afirmar que “…el problema de la economía venezolana no es la devaluación sino la sobrevaluación”, porque “ésta actúa como un subsidio para los capitalistas”.  Refuerzan esta idea señalando que los capitalistas “compran barato” y revenden “caro”. Aquí hay un gran contrabando ideológico: se quiere igualar al poder que ha adquirido el capital financiero para fijar especulativamente los precios del dólar paralelo, con que el dólar oficial es “barato”.
Pareciera que son argumentos válidos, pero en realidad estos mismos argumentos, sobre el precio del dólar oficial,  están frecuentemente en la boca de los economistas neoliberales y encubren una piratería intelectual en el análisis económico.
Por supuesto, están los partidarios de las teorías de la sobrevaluación basadas en la paridad del poder de compra. Esa visión, aplicada mecánicamente en el caso de la economía Venezolana acompaña frecuentemente a políticas neoliberales basadas en la “competitividad del tipo de cambio”.
Dentro de la concepción neoliberal del tipo de cambio, decir “dólar barato” se traduce en “sobrevaluación del bolívar” que debe ser corregida con un ajuste del tipo de cambio nominal. Cabe preguntarse: el dólar a 6:30 del control de cambio y el dólar a 11,00 del SICAD son “dólares baratos”, eso significa que “el precio justo del dólar” es el que se acerca al precio de mercado: el dólar paralelo. He aquí una trampa ideológica que hay que debatir y aclarar conceptualmente.
En los televisores LCD el intermediario/especulador es DAKA, en el dólar paralelo ¿Cuál es el intermediario?
Esto nos lleva lo que consideramos el meollo del asunto: la capacidad de fijación especulativa en el mercado negro, en gran parte tiene que ver con la cadena de intermediación que existe entre el dólar de 6,30 ó 11,30 y el dólar de reventa de mercado ilegal. Y dentro de este problemas se puede identificar que gran parte de la ineficiencia de los mecanismos de control (CADIVI, SITME, SICAD) es que el sistema está controlado por los operadores cambiarios. En todos estos sistemas que se han aplicado, la banca privada ha tenido un gran poder de seleccionar a los que deben acceder a las divisas y en la entrega oportuna de los dólares petroleros. Eso gran poder, concedido a la banca privada, ha permitido gran parte de los desvíos (empresas de maletín), procesos de especulación, campañas de sabotaje a CADIVI y, finalmente, apropiación de los dólares preferenciales para fortalecer la acumulación del capital financiero.
Para que funcione el control de cambio y para que se disminuya la fijación especulativa de la tasa de cambio paralela, se propone que la banca privada deje de ser “operadores cambiarios”. Para eso hay varias alternativas, entre ellas dos (no excluyentes):
a)     Que CADIVI se convierta en una institución que funcione como un Banco Público, donde los demandantes de dólares tengan que solicitar los dólares y colocar o transferir sus recursos en bolívares que posean en cualquier banco; o,
b)    Que la función de operadores cambiarios la asuma sólo la banca pública
Quitarle el negocio de intermediación a los bancos privados es más efectivo que la acción, correcta por demás, de intervenir la intermediación especulativa que hacía DAKA.
Para aquellos que se pregunten sobre la pertinencia y la necesidad de esta medida, se recomienda que respondan esta pregunta: ¿De dónde creen que viene los grandes recursos financieros que le permiten a bancos privados como BANESCO comprar  Bancos y Empresas multimillonarias en España? ¿De dónde salieron los recursos del Banco Occidental de Descuento para lograr una de las fusiones (permitidas por este gobierno antimonopólico) que va a convertir a su dueño en uno de los banqueros más acaudalados de Latinoamérica? ¿Del sudor de su frente? ja ja ja!
Diría Chávez, en este caso: ¿Dónde está el socialismo?
Los cambios en el equipo
La composición del equipo económico es otro elemento que generaba expectativas. Nelson Merentes regresa al BCV, y el nuevo Ministro de Finanzas es Marcos Torres, quien adquiere un gran poder, mayor al que ya tenía, debido a que al control de la Banca Pública se le adiciona el manejo de la Hacienda Pública (impuestos, presupuesto, endeudamiento público y la tan deseada Tesorería de la República). En ambos protagonistas se deben reflejan propuestas de modelos económicos.
De jure Rafael Ramírez continua en la Vicepresidencia Económica, queda por ver cómo “de facto” mantiene este jerarquía de mando.
Hasta la fecha el Ministro Merentes, venía posicionando un guion de corte flexibilizador y aperturista.
La receta de Merentes es muy coherente, como podemos resumir: flexibilización del mercado cambiario, promoción de la inversión extranjera, promoción de un modelo productivo con énfasis en la exportación para sustituir los dólares petroleros por dólares no petroleros, búsqueda de fuentes de financiamiento en los bancos de inversión y, normalización de las relaciones con la vieja arquitectura financiera internacional, incluyendo al FMI.
Los bancos de inversión como el Bank of America, están actuando no sólo como prestamistas sino como asesores (advisors) en política macroeconómica. Este es el caso del economista venezolano Francisco Rodríguez, funcionario actual del Bank of America, quien viene haciendo un lobby para influir en la direccionalidad táctica de la política económica del gobierno venezolano. Rodríguez tiene una red de apoyo en Venezuela que cuenta con economistas con una “buena” formación académica. Fue el jefe de la Oficina de Asesoría Económica y Financiera (OAEF) de la Asamblea Nacional a principios del Gobierno de Chávez, después del Golpe de Abril 2002, fue el que le elaboró el programa económico de ajuste del Ministro Felipe Pérez Martí; posteriormente estuvo en el PNUD cuando se modificó la metodología del Índice de Desarrollo Humano (IDH) que rebajó drásticamente la calificación de Venezuela; escribió un artículo venenoso en Foreign Affairs criticando la política social de Chávez[1]…Sin duda alguna “es un buen consejero”.
Esperemos que se de en el seno del PSUV, del Polo Patriótico y, especialmente, en el de las organizaciones populares y revolucionarias una discusión amplia y profunda acerca de estas propuestas, que se presentan como pragmáticas para salvar financieramente al gobierno. El gobierno puede ser salvado del caos financiero. Pero a nosotros nos interesa responder: ¿Estas salidas pragmáticas, salvarán la revolución?
Una estrategia de financiamiento externo que traiciona el legado de Chávez
Chávez fue innovador y anti-hegemónico con la mayoría de las estrategias de financiamiento externo que ejecutó. Sabía que había que moverse en un mundo capitalista, pero sin sacrificar la soberanía y la independencia. Ni siquiera cuando recibió el Gobierno de manos de Caldera cuando, el Ministro Teodoro Petkoff y su equipo económico, dejaron sin recursos al fisco y raspado la olla de reservas internacionales del BCV; cuando la Gente del Petróleo (PDVSA) se había unido a la estrategia extranjera de bajar el precio del barril de petróleo a 7 dólares… ¡nunca negoció con el FMI! Contrariamente, Chávez emprendió una peregrinación por Latinoamérica para promover una nueva arquitectura financiera regional. Y recorrió al mundo y en los foros internacionales en abierta confrontación con el poder del capital financiero especulativo.
Ante la insuficiencia de liquidez, tanto en bolívares como en dólares, el Gobierno se encuentra  frente al “eterno retorno” de ajustar o financiar. Lo primero, ajustar lo puede hacer a través de devaluar, aumentar el IVA, aumentar la gasolina, recortar el gasto público y recortar el consumo privado. La primera opción suele imponerse ante lo polémico de las demás (IVA y gasolina) y lo recesivo de las últimas (recorte del gasto y del consumo de las familias).
Pero como, correctamente, el Gobierno no optó por el ajuste del tipo de cambio tiene que garantizar un financiamiento que permita mantener el gasto público (gobierno de calle, por ejemplo) y, al mismo tiempo, inyectar liquidez a las reservas operativas, es decir mantener el ritmo adecuado de distribución de divisas. Además, el fortalecimiento de la posición de liquidez en las reservas operativas del BCV, conduce a fortalecer la cotización del tipo de cambio a 6,30  bolívares por dólar estadounidense.
En este caso,  absteniéndose de hacer ajustes impertinentes como una maxi-devaluación, requiere de encontrar financiamiento. El Presidente Maduro insistió que “el país dispone de los recursos suficientes para garantizar esa tasa de cambio”. Eso significa que las gestiones de Merentes, conjuntamente con algunos directivos del BCV dieron algún resultado. Pareciera que el financiamiento del Bank of America está garantizado. Una reunión sostenida a finales de diciembre, en Nueva York, con Goldman Sachs puede concretar una inyección de liquidez adicional.
Esta vinculación con los “grandes ligas” del capital financiero, resulta un cambio sustancial en la estrategia financiera de la era chavista. Desde la época de la Gran Venezuela, pasando por la reestructuración de la deuda en el marco del Plan Brady, que hicieron los neoliberales en los años 90, no se le había abierto los brazos a la banca de inversión extranjera.
Pareciera que la dura (y absurda) realidad financiera lleva al Gobierno a endeudarse con los usureros ataviados de trajes de marca. Es decir, lo llevan a incurrir en una gran incoherencia en el discurso que le ha legado Chávez: en Latinoamérica se habla de integración financiera, no al dólar, sí al sucre, sí al banco del sur, no al Fondo Monetario Internacional, si al Fondo Monetario Latinoamericano.
Mientras no se enfrente uno de los problemas de fondo, como el descontrol, descentralización y pésimo manejo de los ingresos y activos financieros externos, se buscarán soluciones temporales que serán peor que la enfermedad.
Algunos bancos de inversión, como el Bank of America se dan cuenta de la insólita situación: a la Venezuela revolucionaria le falta efectivo, pero el gobierno, tiene grandes ahorros externos. Por tanto es un potencial cliente. Saben que, paradójicamente, a pesar de la abundancia el Gobierno se está muriendo de sed en el desierto artificial, y ,como aves de carroña, advierten una oportunidad de oro para hacer negocios (además de evaporar el pensamiento socialista y antimperialista de Chávez). Le ofrecen entonces una gruesa y pesada cadena para amarrar la revolución por el cuello: el endeudamiento externo. Cadena que tiene un eslabón al final que conduce a las condicionalidades y, finalmente, al Fondo Monetario Internacional.
Hay que darle continuidad con el legado de Chávez en cuanto a la estrategia de financiamiento externo, porque dentro de poco tendremos como visitantes en el Ministerio de Finanzas, no a la banca extranjera de inversión, sino al FMI, al Banco Mundial y a todo su batallón de hitman económicos.
La economía ¿está sobrecalentada?
Una de las menciones, aunque breve, más importante del Presidente Maduro tiene relación con la afirmación de que uno de los problemas de la coyuntura era el exceso de consumo, y por tanto, de acuerdo a lo dicho por el Presidente, se está trabajando en “reducir el sobrecalentamiento en el consumo, el exceso de liquidez y una política especial para seguir ampliando el ahorro nacional”.
En política económica pasa lo mismo que en medicina, la estrategia de curación del paciente va a depender del diagnóstico. Si el médico hace un diagnóstico errado de la enfermedad, puede mandarle un tratamiento al paciente que lo puede empeorar y hasta matar. En el pasado, hay varios ejemplos de estas equivocaciones históricas en cuanto al diagnóstico de la coyuntura económica.  En la Cuarta República, cuando los asesores neoliberales del presidente Luis Herrera Campins le escribieron un guion que le llevó a afirmar que, “la economía estaba sobrecalentada y, por tanto, hay que enfriarla”.
Aplicaron las medidas que dicta el manual monetarista y neoliberal, es decir ajustaron el consumo, el gasto público y liberaron los precios, y la economía se enfrió, entro en un congelador. Este fue un diagnóstico errado, porque la economía, en 1978, estaba entrando en una fase recesiva que combinaba dos crisis, una coyuntural (la  del endeudamiento externo) y una estructural (la  de la renta petrolera). Por tanto, el remedio agravó la enfermedad y desde ese momento la economía venezolana entro en una crisis estructural profunda y recurrentes crisis coyunturales.
Esto significa que si al presidente sus “asesores económicos”, le dijeron que había un exceso de consumo, también le debieron decir que debe aplicar un recorte del gasto público y del consumo familiar. Esto se conoce en la literatura económica como el ajuste macroeconómico, y es el diagnóstico tradicional de la ortodoxia monetarista. La consecuencia inmediata de este tipo de enfoque es el ajuste recesivo.
Estamos en presencia de un discurso económico resultado de las concepciones, intereses y falencias que confluyen en el Estado Mayor del Gobierno.
Urge que el Gobierno revise su diagnóstico sobre la coyuntura, no hay un sobrecalentamiento del consumo. Hay una expansión monetaria exponencial, que es expresión del descontrol financiero, pero que no debe ser resuelto con las recetas de los monetaristas encubiertos en el Gobierno.
No se debe confundir consumo con consumismo.
En todo caso, los capitalistas y sus economistas, que sí entienden el mensaje que está oculto detrás de la expresión de “sobrecalentamiento”, traducirán esto como un anuncio de una devaluación futura, y moverán las piezas de su ejército del mal.
Los ricos no seguirán pagando impuesto
Preocupa que el gran ausente en el Mensaje Presidencial haya sido una reforma fiscal socialista. La paradoja de la economía venezolana, donde conviven exceso y carencia, y la «iliquidez» que actualmente experimenta las finanzas del Gobierno Bolivariano, lo está llevando a caer en las manos diabólicas del capital financiero internacional. Además, permanentemente es tentado a tomar medidas de primeros auxilios como la devaluación, el incremento el IVA, el aumento de la gasolina…
Por eso uno de los grandes temas ausentes fue la necesaria reforma del sistema fiscal venezolano que, apartando el marco legal petrolero, es el mismo impuesto en la reforma fiscal de la década de 1990. Hasta ahora se sigue corriendo la arruga sobre este tema. Uno de los mecanismos que han favorecido el patrón de acumulación venezolano es que los capitalistas no pagan impuestos, en especial la banca privada.
Cuando se habla del subsidio cambiario, cuando algunos economistas “críticos” acusan al “subsidio” de la gasolina para abonar el camino para un ajuste, cuando se habla de “impuesto inflacionario”…se obvia hablar de la reforma fiscal. Estos son análisis desprovistos de una perspectiva de la lucha de clases presente en la economía política venezolana.
Gran parte de la fuga de capitales (exportación de dólares) por parte de la burguesía es financiada por dos fuentes: salarios no pagados a los trabajadores (sobrexplotación) y el no pago de impuestos. Algunos economistas hacen énfasis en el último eslabón de la cadena y dicen: “el dólar barato que compran en CADIVI financian a la burguesía”.  Y obvian referirse otras fuentes de acumulación de capital que son fundamentales, como el «subsidio» tributario por no pagar impuestos.
Algunas estimaciones ubican la evasión del Impuesto Sobre la Renta en un 65%, mientras que el IVA está por el 30%. El financiamiento tributario está basado en el IVA.
Así como se hizo con la tributación petrolera con el Plan de Plena Soberanía Petrolera, se tiene que recobrar la tributación no petrolera. Hace falta un Plan de Plena Soberanía No petrolera. Para que los capitalistas paguen, al fin, impuestos.
Cuando los asesores económicos del Gobierno le digan, al Presidente Maduro, que los recursos fiscales no hay que buscarlos en Nueva York, sino que están aquí, en la grandes fortunas amasadas en estos 14 años, que permiten fusiones multimillonarias o adquisición de comercios o bancos en Europa, tal vez se comprenda que no es necesario someter a la clase trabajadores a devaluaciones; que no es necesario el endeudamiento externo masivo.
Un camino correcto: el desarrollo y la industrialización
Una de las menciones, que reviste de gran relevancia y pertinencia, es la relacionada con el desarrollo económico y la industrialización. El Presidente puntualizó: “he definido el tema del desarrollo económico como el frente principal de la revolución, es el frente principal de trabajo, de construcción para los próximos cinco años y más…”
Esta orientación permite volver a anclar la discusión de la política económica en un marco de referencia más estructural, más profunda y que trascienda la  trampa de la dinámica electoral. El problema de fondo a es el relacionado con la sociedad que queremos, con su formación económica y social, con lo que algunos llaman “el modelo productivo”.  Desde esta referencia, la industrialización es uno de los ejes fundamentales.
El Presidente mencionó, sin detallarlos, que había 11 sectores estratégicos a partir de los cuales se construiría “la vía venezolana al socialismo”. Esta estrategia es importantísima.
Recomendamos, que como los recursos son escasos y la capacidad para administrarlos es limitada, se debe reducir la variedad concentrándose en sectores que fortalezcan  la soberanía alimentaria y en algunos sectores manufactureros.
Debemos saldar una deuda nefasta expresada en que estos 14 años: no hemos sido capaces de producir masivamente harina pre-cocida para arepas.
Se puede promover la consolidación del aparato productivo nacional. Hay sectores productivos nacionales que resultan fundamentales para esta estrategia. Estos pueden ubicarse, como señala el Presidente, en los estratos pequeños, medianos y grandes.
Esta estrategia debe ser coherente e integral, porque no se puede promover por un lado la producción nacional y por otro abrir cuentas en dólares para importar directamente bienes manufacturados. Hay que lograr un balance entre la capacidad importadora del Estado y la estrategia de promover la producción nacional con un grado de protección. No puede haber un presidente obrero en un país donde la  clase obrera se condena a la extinción.
Esta discusión debe extenderse hacia los sectores organizados del pueblo. Las organizaciones revolucionarias deben construir una agenda para socializar la discusión de la política económica donde se contribuya con la acción de Gobierno, y se conjure a las fuerzas malignas que en este momento están posicionadas, con sus Caballos de Troya y sus Quintas Columnas (rojas rojitas).
Tratar de ver si ese desarrollo económico apoyará a la independencia, al socialismo, o será un desarrollo dependiente y capitalista. El signo ideológico de las medidas que se tomen ahora, los intereses de los grupos dominantes, especialmente la gran influencia que tiene el capital financiero nacional, marcarán el rumbo hacia una u otra dirección.
Debemos apoyar al gobierno y a la difícil gestión del Presidente Maduro con críticas constructivas, pero principalmente con propuestas. El enemigo común son los enemigos del pueblo y de la vida, aquí en Venezuela y en el mundo.

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