Carlos Romero, ministro de Gobierno de Bolivia: «La consolidación del Estado Plurinacional está en proceso todavía»

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El ministro de Gobierno analiza los cuatro años del nuevo Estado, realza los avances, especialmente en el área social, pero también admite que falta mucho. Considera que actualmente el liderazgo del presidente Evo Morales es imprescindible, pero confía en que llegarán nuevos líderes.

«El Estado ha incorporado no solamente la representación demográfica tradicional, sino también la representación cualitativa indígena de tierras bajas (en la Asamblea Legislativa Plurinacional)”.

Bolivia cumple hoy su cuarto año como Estado Plurinacional y en su corta vida como tal, aún gatea, y el Gobierno confía en que en los próximos años puede convertirse en un Estado fornido, aunque reconoce que   antes se deben resolver muchos temas pendientes.

 El ministro de Gobierno, Carlos Romero, en esta entrevista con Página Siete, hace un diagnóstico del joven Estado Plurinacional, del que dice que en este momento sólo puede avanzar de la mano del presidente Evo Morales, a quien considera «imprescindible”.
Sin embargo, «nada es eterno”, admite, aunque ve inminente la emergencia de nuevos líderes, que con el tiempo tendrán la tarea de consumar este proyecto que -como dijo el Presidente- durará al menos 500 años.
Sereno, visiblemente agotado después de estar -junto a sus colegas- con Evo Morales hasta las 24:00 del martes 21 en la residencia presidencial, responde a cada pregunta sin titubear y con la solidez de un intelectual.

¿Cuál es su balance de los primeros cuatro años del Estado Plurinacional?
Creo que el principal aspecto favorable del Estado Plurinacional es que Bolivia ha podido superar una crisis de Estado a base de la combinación de dos fórmulas: un pacto social y una salida de liderazgo carismático.
Normalmente los Estados que colapsan en su estructura organizativa  tienen cinco posibilidades de salida: la guerra civil, la intervención externa, el golpe de Estado, el pacto social y lo que los politólogos denominan salida napoleónica o  liderazgo carismático, que generalmente está acompañado de un proyecto populista.
¿El pacto social y la salida napoleónica se ajustan al caso boliviano?
Hemos combinado la fórmula de liderazgo carismático más pacto social, lo que ha garantizado que el colapso estatal sea superado con una salida democrática.
A partir de eso, se han podido incluir a actores sociales que estaban históricamente excluidos. En primer lugar, los pueblos indígenas, a los que ahora que se los reconoce como naciones o pueblos, es decir como titulares de derechos colectivos.
En segundo lugar, las mujeres, que han sido incorporadas en términos de equidad, de amplia participación  y, en tercer lugar, las regiones, con el reconocimiento de la autonomía a base de  la potestad legislativa de tomar decisiones de política pública, lo que permite a las regiones adquirir mayoridad de edad frente al Estado nacional.
¿Cómo está Bolivia ahora, en el plano político?
Lo que se ha dado en Bolivia es una recomposición del poder político muy significativo.
Bolivia siempre se ha caracterizado por su bajo nivel de legitimidad de su sistema político y ahora el sistema político ha adquirido legitimidad. Considero, sin embargo, que una revolución democrática como la que tiene Bolivia es una revolución procesual, y si bien se ha dado una recomposición política, todavía no hemos concretizado una plena recomposición del poder económico.
Algunos autores dicen que cuando empiezan a mejor las condiciones de vida en una sociedad, siempre la sociedad aspira cada vez a mejores condiciones.
Álvaro García Linera, en su momento, decía: «ahora estamos enfrentando una  pugna por el excedente económico; antes enfrentamos una pugna por recuperar el control del excedente, y ahora hay una pugna interna por la distribución del excedente”.
Pero al margen de esto, seguramente hay una tendencia en la sociedad boliviana de aspirar cada vez a mejores condiciones de vida y trabajo. Entonces, de alguna manera, esto tiene que traducirse en un pacto económico social que en algún momento se tiene que concretizar.
¿Y cómo está el país en otras áreas?
Otros temas estructurales tienen que ver con el sistema de justicia. El sistema de justicia ha sobrevivido a todas las revoluciones en Bolivia, y ahora enfrentamos el desafío de transformarlo estructuralmente. Ésa es una tarea pendiente.
Otra tarea pendiente es el tema de la Policía Nacional, que ha mejorado su nivel de legitimidad con el Chacha Puma, pero no es una institución que haya transparentado su accionar. Ésa es todavía una suerte de demanda en la población boliviana.
Otro tema estructural son las universidades, que permanecen asiladas de la realidad, de la sociedad; están divorciadas de la dinámica del Estado, y con necesidad de aportar más al desarrollo científico-tecnológico que demandan la sociedad y el Estado boliviano.
Yo diría que son tres instituciones que todavía requieren de transformaciones profundas y que constituyen tareas pendientes en este  proceso de Bolivia.
¿Ya está consolidado el Estado Plurinacional?
No. Está en proceso. Ha avanzado mucho en términos de representación política. Hay campesinos, obreros, indígenas y otros sectores…
¿Cuáles son las perspectivas para el próximo quinquenio si gana el MAS en las elecciones?
Las condiciones objetivas para la emergencia de un país que históricamente fue marginal, pasan por la concurrencia de cuatro condiciones: control de excedente, capacidad de ahorro, inversión pública y diversificación económica, más crisis del mercado externo.
Esa coyuntura se presenta en la historia de un país cada 50 o 100 años y esa coyuntura se ha presentado para Bolivia favorablemente. Entonces, el principal desafío del MAS en la gestión de gobierno es concretizar la diversificación económica e industrialización, para que este país consolide una situación de país emergente.
Luego, el sistema político boliviano fue tan deslegitimado por el agotamiento de la estructura partidaria tradicional, que ahora depende -en su cohesionamiento-  de un liderazgo muy fuerte que es Evo Morales. Pero eso no es eterno. Es decir, el sistema político también va a experimentar un paulatino reacomodo, y entonces habrá nuevos liderazgos que irán surgiendo.
De cara a la agenda de 2025, ¿se debe suponer una reforma de la Constitución que permita una reelección indefinida?
El liderazgo de Evo Morales en este momento, desde mi punto de vista, es imprescindible para el país, porque es el que garantiza legitimidad, gobernabilidad, pero eso no es eterno. En algún momento, liderazgos locales, institucionalidades regionales, seguirán incorporándose al sistema político. Entonces yo diría que no necesariamente hay que pensar en una proyección de Evo Morales para  2025. Es muy prematuro anticiparlo. Estoy seguro que se van a experimentar muchos cambios en estos años.
¿Cómo está la representación de los pueblos indígenas en los espacios de decisión política como la Asamblea Legislativa?
El Estado ha incorporado no solamente la representación demográfica tradicional, sino también la representación cualitativa indígena de tierras bajas. A nivel de Asamblea Legislativa Plurinacional esto funciona, porque hay un cupo mínimo  para indígenas de tierras bajas. Algunos dirán «es suficiente”, pero los indígenas de tierras bajas tienen casi el 10% de la Cámara de Diputados y son el 7% de la población nacional.
A nivel de la Asamblea Legislativa Plurinacional aparentemente funciona, ¿pero qué pasa en las regiones?
A nivel de las asambleas regionales no está funcionando bien. Fíjese en la inestabilidad en la representación de la  Asamblea Departamental de Beni y la de Santa Cruz. En estos casos se está derrochando esta conquista de espacio político. Hace falta todavía consolidar una institucionalidad indígena. Es importante el reconocimiento de la cualidad cultural diferenciada en la representación política.
Creo que en determinado momento nuestro desafío es consolidar autonomías indígenas y las autonomías indígenas yo las interpreto en dos sentidos: uno, que surjan autonomías como tales –o sea unos gobiernos capaces de gestionar unos territorios y la vida colectiva de una población con la suficiente solidez institucional–, y el otro tema es que la institucionalidad liberal predominante a nivel gobernación, sobre todo municipios, tendría que tener una suerte de sincretismo institucional. Ahí pienso que la lógica de construcción autonómica municipal es todavía muy débil.
En su tiempo, varios países se hicieron socialistas y tenían una aspiración mayor: convertirse en comunistas en su plenitud, hecho que nunca ocurrió. ¿Cuál es la aspiración mayor de Bolivia como país socialista?
Ése es un debate interno. Yo creo en este substrátum ideológico de los impulsores de la corriente del socialismo del siglo XXI, que dicen: «el socialismo no puede responder en su construcción a una fórmula única, que ése fue el error del socialismo denominado Real de Europa del Este.
El socialismo tiene que adecuarse a las particularidades de cada país. No responde a una fórmula única. Ése es un poco la sistematización que hace Marta Harnecker  (socióloga chilena, autora marxista-leninista. Fue   asesora del Gobierno  de Cuba) de la interpretación de nuestros países de la región.
¿Y a qué tipo de socialismo aspira Bolivia?
Yo creo que el socialismo en Bolivia es la transversalización de lo plurinacional. Es una interpretación. De repente otros, en una concepción más tradicional de izquierda, piensan que el socialismo todavía tendría que destruir los medios de producción privados. Yo no creo en esa fórmula. Yo creo que Bolivia sí ha dado pasos. El socialismo a la boliviana es lo plurinacional, el desafío hacia adelante es transversalizarlo al ámbito económico social.

Sin embargo, es un debate interno todavía.

Rivera: el Gobierno no es indigenista, sino indianista

La socióloga Silvia Rivera afirma  que Evo Morales no es un Presidente indígena y que el Gobierno no representa a los indígenas.
«Yo creo que ahí tenemos que hacer una diferenciación entre los indianistas y los indigenistas. Yo creo que el Gobierno es indianista y quienes critican al Gobierno en el tema indígena, asumen una posición indigenista”.
¿Por qué  el Gobierno es indianista?
Porque el Gobierno ha trabajado la cuestión nacional para hacer referencia a los conflictos etnoculturales y trasladarlos a la reestructuración del poder político y económico del Estado. Los indigenistas hacen de la cuestión indígena una máxima doctrinal, pero con abstracción de la realidad y de la dinámica económica social de un país y del planeta.
Y eso, ¿qué significa?
Los derechos humanos son  una conquista occidental y es un gran regalo del liberalismo. Entonces, no todo lo que es occidental está mal, pero por ejemplo la emergencia de los derechos indígenas a fines de la década de los años 80, con el convenio 169 de la OIT, cualifican los derechos humanos.
Algunos decían que los derechos humanos  son incompatibles con los derechos indígenas, porque los derechos humanos eran individuales y los derechos indígenas eran colectivistas. Pero, la tercera generación de derechos humanos incorpora derechos colectivos de titularidad y ejercicio colectivo.
Entonces, en ese momento se encuentra una concepción occidental con una concepción indígena en el desarrollo de los derechos humanos, y lo que el Estado  está haciendo no es otra cosa sino reconocer a los indígenas como pueblos, como naciones, ya no como poblaciones.
Hasta antes de esta Constitución, eran reconocidos como poblaciones. En abstracto. Ahora son reconocidos como pueblos y un pueblo es  titular de derechos colectivos.
El Estado Plurinacional es la titularidad de derechos colectivos, pero no compartimentalizados, sino en diálogo intercultural con la sociedad no indígena, porque lo plural como categoría de organización estatal, hace que indígenas y no indígenas nos encontremos y dialoguemos interculturalmente, transversalmente, en todos los órganos de la vida estatal.
Algunos consideran que lo indígena, y ahí caen en una posición indigenista, es la negación de lo no indígena y eso nos lleva a un racismo al revés. Entonces, yo considero que quienes critican esta construcción de lo plurinacional al margen de un criterio intercultural, están cayendo en una posición indigenista marginal.

El capitalismo, para desarrollarse, se ha tenido que globalizar económicamente, políticamente, culturalmente.

HOJA DE    VIDA

Carlos Gustavo Romero Bonifaz  Abogado, investigador en temas constitucionales y agrarios.
ONG   Entre 1995 y 2000 fue responsable del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS).
Constituyente  Fue asambleísta  por el MAS.
Ejecutivo   Ocupó los cargos de ministro de Desarrollo Rural, Agropecuario  y Medio Ambiente, de Autonomías, de la Presidencia y de Gobierno.

 

http://www.paginasiete.bo/nacional/2014/1/22/carlos-romero-consolidacion-estado-plurinacional-esta-proceso-todavia-12066.html

 

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