Revisión completa de la misión de la ONU en Haití – Diario La Tercera, Chile
“Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región”
Es hora de que potencias mayores tomen un rol central en Minustah y que los países que hoy la conforman -incluido Chile- den un paso al costado.
UNA CARTA enviada hace un mes por el presidente del Senado haitiano a su par chileno, ha vuelto a poner en discusión la conveniencia de continuar con la misión militar en el país caribeño. Dado que ésta lleva casi 10 años en el terreno sin que se registren avances decisivos en la institucionalización haitiana y que incluso en el último tiempo se advierte un deterioro que puede terminar implicando a las tropas chilenas, resulta conveniente promover la completa reestructuración de la misión de la ONU en Haití, lo que debería incluir la salida definitiva de los efectivos nacionales destacados en ese país.
La misiva, firmada por Simon Dieuseul Desras, titular de la Cámara Alta haitiana, denuncia las irregularidades y la deriva hacia el autoritarismo que sufre ese país bajo el gobierno del Presidente Michel Martelly. Luego de resultar electo, en 2011, éste no ha convocado a elecciones locales ni parlamentarias, ha retrasado la designación de jueces y ha conculcado derechos ciudadanos. Ante esta realidad y el peligro de que el jefe de Estado decida dar un autogolpe y disolver el Congreso, la carta solicita que las tropas chilenas en ese país defiendan “al pueblo haitiano sediento de democracia contra los excesos de un poder arbitrario y totalitario”. Se trata de un requerimiento extemporáneo, tal como lo han hecho ver el gobierno y el presidente del Senado chilenos. Las fuerzas nacionales están en Haití en virtud de un mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para mantener la paz y por ningún motivo deben tomar partido por una facción interna.
Sin embargo, el hecho de que la carta haya sido despachada y la realidad que describe, son evidencias del fracaso de la ONU por construir en Haití instituciones que garanticen la mantención de la paz en esa nación. Esto es muy frustrante, sobre todo si se considera que la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) comenzó a operar en terreno en 2004 y que ha recibido ingentes recursos para cumplir su labor. Resulta preocupante que, pese a la presencia de la Minustah, las tensiones entre el Parlamento y la presidencia tengan a Haití sumido en una crisis que puede terminar provocando violencia.
Ante los problemas que enfrenta la Minustah para generar condiciones que den estabilidad a Haití y la obvia necesidad de asistencia internacional que tiene ese país -el más pobre del Hemisferio Occidental-, resulta recomendable que la ONU busque una solución amparada en el concurso de potencias mayores, las cuales podrían aportar recursos para la estabilización y cuya presencia en la isla podría resultar más disuasiva que la de los países actualmente desplegados en ella. Esto presupone una renovación completa de la misión, incluyendo su componente militar, entre el que se encuentran las tropas chilenas.
Chile ha realizado un gran esfuerzo por ayudar a Haití y las tropas han tenido una labor distinguida en colaborar con la comunidad local en Cabo Haitiano, que es donde se encuentran destinadas. Pese a esta dedicada tarea, el trabajo global de la Minustah no ha sido capaz de inducir mejoras institucionales sustantivas, como lo prueba la crisis entre el Congreso y el Presidente Martelly. Ello lleva a concluir que sólo un cambio de énfasis y de actores ofrece la posibilidad de que una Minustah renovada cumpla los objetivos fijados y que aún se encuentran pendientes.