Observadores electorales – Periódico El Heraldo, Honduras
El siguiente editorial responde exclusivamente a la visión de este medio
Las elecciones del próximo domingo serán las más observadas de la historia política hondureña ya que contarán con la presencia de 700 representantes internacionales y unos 12 mil locales, tanto de organismos internacionales, países amigos, así como de ONG y de partidos políticos de las más diversas tendencias ideológicas.
De una forma u otra, todos los observadores y acompañantes procedentes de muchos países y los nacionales son una garantía de transparencia que puede contribuir a borrar el aislamiento en que se realizaron las del 2009, las masivas denuncias de fraude en las internas del año pasado y el temor que persiste en algunos sectores.
Desde las misiones más organizadas y técnicas como la de la Unión Europea, que por primera vez hace observación electoral en Honduras, y de la propia OEA, hasta las más ideologizadas, como las invitadas del partido Libertad y Refundación (Libre), en la medida en que cumplan con los lineamientos trazados por el Tribunal Supremo Electoral, todas pueden contribuir a que el proceso electoral hondureño recupere totalmente la confianza de los propios votantes y de la comunidad internacional.
Sin embargo, desde hace algunos meses, algunos gobiernos y ONG internacionales de tendencia izquierdista plantearon su estrategia de apoyo al partido que surgió de la ruptura política de 2009, y obviamente de ellos, como ocurre con los representantes nacionales e internacionales del otro extremo ideológico, no puede esperarse imparcialidad; pero eso sí, deben mantener el máximo respeto al proceso electoral hondureño y resistir a cualquier intromisión que pueda perjudicar el normal desarrollo de las votaciones.
Por supuesto, el TSE mantendrá estrecha vigilancia y los medios de comunicación y los mismos votantes también deben estar alerta para denunciar cualquier situación en la que se pretenda torcer la voluntad popular.
Esperemos que tanto los observadores como los acompañantes cumplan a cabalidad con su papel y no pretendan influir, de la forma más mínima, para favorecer a algún partido político en particular, y que el TSE mantenga siempre pleno control del proceso.
Al final, lo que los hondureños deseamos es que las elecciones del domingo sean un ejemplo de civismo, de transparencia y de honestidad; que no haya sustento alguno para denunciar fraude y se respete de forma absoluta el veredicto de los votantes.
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