Una fecha para recordar nuestra vulnerabilidad – Periódico El Mundo, El Salvador

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El 10 de octubre de 1986, un fuerte terremoto estremeció San Salvador, dejando más de mil 500 muertos y decenas de miles de damnificados, sumándole al país la tragedia de la guerra civil que afrontábamos entonces.

La devastación estremeció el área metropolitana de San Salvador y edificios reconocidos de la ciudad, como el Rubén Darío o el Gran Hotel San Salvador, colapsaron ante la fuerza de la naturaleza. La imagen de la caída del monumento al Salvador del Mundo representa gran parte de nuestros recuerdos de entonces.

El terremoto desnudó en esa fecha nuestra vulnerabilidad, nuestros precarios códigos de construcción y la falta de preparación de los organismos estatales para atender una emergencia como aquella. Los deslizamientos de tierra que luego se repetirían en el terremoto del 2001, también dejaron decenas de muertos en aquel fatídico día.

El país es altamente vulnerable a los terremotos y pese a ello, la educación hacia estos fenómenos es escasa. Cada vez que pasa un evento de éstos se habla de renovar el pensum educativo y enseñar medidas de prevención desde la educación preescolar, pero luego las ideas se abandonan hasta el próximo gran sismo.

En este día que recordamos a los más de mil 500 fallecidos de aquel terremoto y a los más de 20 mil que se quedaron sin hogar, es bueno que las autoridades reflexionen y retomen los planes educativos de prevención de estos fenómenos.

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