Las Fuerzas Armadas y las elecciones -Por Melvin López Herrera
Nuestra Constitución de la República define a las Fuerzas Armadas como una “institución de carácter permanente, esencialmente profesional, apolítica, obediente y no deliberante”; y agrega que se instituyen para -entre otras cosas- garantizar el libre sufragio y la seguridad del proceso electoral; y en su cooperación con respecto a esto último, estarán puestas por el presidente de la República a disposición del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y de nadie más. Adicionalmente la Carta Magna establece que es el presidente de la República quien ejercerá el mando directo de la institución en su carácter de comandante general de las mismas, y que sus órdenes deberán ser acatadas y ejecutadas por la institución castrense.
De acuerdo con el marco constitucional anteriormente señalado, se puede decir –con absoluta certeza y cero equivocaciones- de las Fuerzas Armadas entre otras cosas: 1) que son esencialmente apolíticas, o sea que por ningún punto deben asumir papel alguno en política, y mucho menos se deben colorear en política electoral; 2) que deben guardar obediencia, conforme a la Constitución y las leyes, al presidente de la República, de quien recibe órdenes que obligan a ser acatadas por la institución castrense; 3) que tienen asignadas funciones específicas dentro del proceso electoral, exclusivamente para garantizar la seguridad del mismo, por lo tanto no deben involucrarse ni directa ni indirectamente en campañas electorales de ningún partido político, para evitar ser contaminadas y con ello perder la confianza que el pueblo debe tenerle a la institución castrense dentro de ese proceso electoral.
Resulta total y absolutamente inconcebible como inaceptable, que el instituto armado esté desempeñando un doble papel (contradictorio por supuesto) en el presente proceso electoral; por un lado contribuyendo constitucionalmente en la logística del mismo, para alcanzar su efectividad y transparencia; pero al mismo tiempo -anticonstitucionalmente- prestándose a aparecer, o permitiendo que se le haga aparecer, en spots propagandísticos de candidatos presidenciales, como es el caso de la Policía Militar del Orden Público (PMOP) al ser esta utilizada por un candidato que está llamado a entrar a esta justa electoral con un espíritu transparente e impregnado de una ética política que todos y cada uno de los candidatos deben sentirse obligados a asumir.
Ante estas circunstancias en que las Fuerzas Armadas se han involucrado o al menos se han dejado involucrar dentro de la presente campaña electoral, caben las siguientes interrogantes: 1) ¿dejaron de ser apolíticas las Fuerzas Armadas?; 2) ¿están obligadas a recibir órdenes que no sean del presidente de la República?; 3) ¿están parcializándose, consciente y deliberadamente, con un determinado candidato presidencial?; 4) ¿están sirviendo a determinada candidatura acatando una orden del presidente de la República o de quien las está utilizando?; 5) ¿tienen las Fuerzas Armadas algún interés en que los resultado de las elecciones se inclinen hacia determinado candidato o candidata?; 6) ¿será acaso que el actual Presidente de la República desde ya, y anticipándose al 27 de enero de 2014, ha traspasado el mando de comandante general a uno de los candidatos presidenciales?; 7) ¿pueden las Fuerzas Armadas hacerle sentir al pueblo la confianza en que este proceso será manejado con manos limpias, dentro de la transparencia debida, y que el instituto armado se apegará estrictamente a participar en el mismo dentro del marco que estrictamente le señala la Constitución?
Respetamos y consideramos que haya diversidad de criterios y posiciones –sin pronunciarnos sobre lo válido o no de los mismos- acerca de que los militares deban o no ser incorporados a garantizar la seguridad interior de la población. En este sentido debemos entender que más de algún ciudadano pueda considerar o no (desde luego despolitizando el tema totalmente) la conveniencia o necesidad de que las Fuerzas Armadas contribuya a rescatar la seguridad pública que necesita la nación tomando en cuenta que hasta la fecha no se ha encontrado, mucho menos implantado, la fórmula que le devuelva la tranquilidad al pueblo. Así, cualquiera de los ocho candidatos presidenciales (como persona y no como candidato) podría considerar a las Fuerzas Armadas como una opción de apoyo a la Policía Nacional, sin sustituirla desde luego. Pero utilizar a las Fuerzas Armadas, por medio de la PMOP, para hacer campaña electoral, haciéndolas figurar en sus spots publicitarios, nos parece un absoluto irrespeto a la Constitución, al Presidente de la República, a la misma institución armada, al proceso electoral, al TSE (que se ha mantenido silenciado sobre este tema) y al pueblo al pretender arrancarle su voto con un oportunismo político indigno de quienes compitan hacia la Presidencia de la República; y seguramente repudiable por los correligionarios honestos dentro del mismo partido que utilice a la PMOP en su propaganda electoral.
Consideramos que, la Junta de Comandantes de las Fuerzas Armadas deviene obligada, en forma impostergable, a revisar las circunstancias en que la institución está siendo involucrada negativamente, y en forma dañina a la misma, en el actual proceso electoral, al permitir (por una equivocada obediencia debida o por lo que sea) que se le continúe utilizando en spots publicitarios dentro de la actual campaña. Y que exija, como un deber que le impone la Constitución, a que se le mantenga dentro de la apoliticidad que la misma Carta Magna le señala. De lo contrario las Fuerzas Armadas nos sembrarán la duda respecto a este proceso electoral, haciéndonos pensar o que han sido sometidas o que están alineadas.
http://www.latribuna.hn/2013/10/30/las-fuerzas-armadas-y-las-elecciones/