Culmina hoy en uruguay el Primer Congreso Internacional de Trabajadoras Domésticas
La Red Internacional de Trabajadoras Domésticas eligió Montevideo como sede de su primer congreso internacional, del que también participaron la Confederación Sindical Internacional y otros organismos vinculados a la organización laboral. Lo hizo porque Uruguay fue el primer país del mundo, en 2011, en adoptar el Convenio sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras y los Trabajadores Domésticos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Allí se establecieron por primeras vez reglas y condiciones globales para las tareas que realizan personas en hogares, tareas que alcanzan a 50 millones de trabajadores en todo el mundo, principalmente a mujeres jóvenes y niñas, en muchos casos migrantes y con niveles de pobreza y marginación.
En el informe de conclusiones del encuentro que termina hoy en la capital, el organismo internacional resalta a Uruguay entre una decena de países adonde las domésticas gozan de derechos plenos, tanto en su salario como en las condiciones de trabajo.
“A pesar de la importancia del trabajo doméstico para los hogares particulares y las economías nacionales, los trabajadores de este sector han sido excluidos sistemáticamente de garantías laborales fundamentales y a menudo están expuestos a condiciones de explotación y otros abusos”, indica el trabajo final del congreso.
Además de Uruguay, adoptaron el convenio otros nueve países: Filipinas, Mauricio, Nicaragua, Italia, Bolivia, Paraguay, Sudáfrica, Guyana y Alemania. La Red concluyó que algunos de los problemas más significativos se vislumbran en la Unión Europea, “donde debido al creciente envejecimiento de la población existe una fuerte dependencia de los servicios brindados por los trabajadores del hogar, así como en Medio Oriente y Asia, donde hubo escasos adelantos y se registran algunos de los abusos más alarmantes”.
El congreso de Montevideo que comenzó el sábado y concluye hoy, reunió a líderes sindicales de más de 40 países. La instancia sirvió también para crear la Federación Internacional de Trabajadores del Hogar, con el propósito de organizar a los trabajadores del sector en todo el mundo, compartir estrategias entre distintas regiones y reivindicar sus derechos.
Según la OIT, casi 30% de las trabajadores domésticas en todo el mundo se desempeñan en países donde quedan totalmente excluidos de los beneficios de las leyes laborales nacionales, como días de descanso semanales, limitaciones a la cantidad de horas de la jornada de trabajo, salario mínimo y remuneración de horas extras, dice el informe de la red de domésticas.
En Uruguay, esos derechos son contemplados también con legislación local. De las 110.000 trabajadoras domésticas en el país, 61.024 estaban inscritas en el Banco de Previsión Social en 2011, lo cual representa el doble que en 2003. De las últimas innovaciones, además, se destaca que el 19 de agosto de cada año se celebra el día del Trabajador Doméstico, según un acuerdo de 2008, el cual se considera feriado pagado no laborable para los empleados del sector.
La realidad en el mundo es muy distinta. El informe de la Red Internacional mencionó como “común” en el mundo que se retengan los salarios de los trabajadores domésticos, muchas de las cuales mujeres y niñas, quienes tampoco pueden salir de las viviendas donde trabajan, “y pueden estar expuestas a abusos psicológicos, físicos o sexuales”.
“Ciertas categorías de trabajadores del hogar, incluidos aquellos que viven en las casas donde trabajan, los niños y los migrantes, se enfrentan a mayores riesgos de abuso.
Investigaciones recientes de la OIT determinaron que si bien el trabajo infantil se redujo en otros sectores durante los últimos años, la cantidad de niños en el servicio doméstico aumentó un 9% entre 2008 y 2012. Los migrantes internacionales pueden ser víctimas de explotación a través de prácticas de contrataciones abusivas, políticas sobre inmigración restrictivas, discriminación y posibilidades limitadas de resarcimiento”, agrega el informe.
