Surinam asumió la Presidencia de Unasur: ese vecino que no conocemos

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En Suramérica hay un país donde los autos se conducen por el carril izquierdo. En nuestra región, pegada a Brasil y Venezuela, existe una nación cuyas dos primeras comunidades étnicas son, en orden de importancia, la hindú y, luego, los javaneses (importados siglos atrás como mano de obra esclava) y los descendientes de los negros cimarrones. En este país, el idioma oficial es el neerlandés, pero, también, son lenguas muy populares el portugués, el indio, el chino, el inglés y el francés. De este cruce de sonidos, sus habitantes generaron un código lingüístico propio y lo denominaron toki-toki. El fenotipo de aquí es una rareza: una persona típica puede tener la piel color oliva, los ojos achinados y el pelo apelotonado en unas rastas de tono chocolate. La hibridación cultural de este territorio amazónico y tropical estalla en mil colores y aromas. Definitivamente, la compañía Benetton, que siempre lucró con el cruce de razas, debería producir su próxima campaña publicitaria en este lugar. Bienvenidos a Surinam, el vecino más extraño de la Unasur.

Surinam no es sólo un país-babel, también es una especie de país-laboratorio de la geopolítica. Esta nación fue siempre disputada por la metrópoli británica y la holandesa hasta que, en un momento del conflicto bilateral, se produjo un increíble trueque entre estos dos imperios europeos decimonónicos. Los Países Bajos canjearon su dominio en Nueva York con los ingleses a cambio de poder hacer pie en la actual Paramaribo, capital nacional. Seguramente, el funcionario diplomático holandés que aconsejó dicho enroque debe haber sido despedido y, por supuesto, guillotinado en cada uno en los manuales de historia en neerlandés. Finalmente, la elite local y la marabunta de trabajadores semiesclavos de las plantaciones arroceras lograron la independencia en 1975. Del mástil de todas las escuelas de Surinam fue bajada la bandera holandesa y comenzó a flamear el actual estandarte tricolor decorado con dos indios originarios portando flechas. En estos 38 años de vida como Estado independiente, Surinam tuvo varias crisis políticas: hubo golpes de Estado militares por derecha y por izquierda (apoyado a medias por el gobierno cubano), hasta que desaparecieron las turbulencias y se estabilizó un gobierno republicano que, actualmente, privilegia la integración regional con Suramérica.

Por otro lado, más allá de los datos históricos y geopolíticos de rigor, hay que remarcar el notorio perfil monoproductor extractivista, principalmente de bauxita y oro, de su economía. De esta manera, se consolidó una burguesía, sobre todo hindú, que controla la gallina de los huevos de oro (y de bauxita) del rubro exportación –aproximadamente dos tercios de la cuenta total– y que, por supuesto, pesa mucho a la hora de influir en el sistema político local. “En las minas de oro hay mucha mafia brasileña. Son grupos del crimen organizado que vienen a Surinam para talar ilegalmente madera o para hacer negocios turbios con la prostitución. Meses atrás, un grupo de compatriotas fue acribillado cuando intentaron apropiarse de una boca de mina a un grupo local. En ese momento, se generó una fuerte crisis política porque el gobierno de Brasil tutela mucho lo que pasa en la política doméstica de Surinam”, detalla aMiradas al Sur Baltazar Gomes, enviado especial a Paramaribo del matutino Folha do Sao Paulo.

Cuando Miradas al Sur se encontró en la isla de Curaçao, en una de las escalas del vuelo a Paramaribo, con un diplomático surinamés de piel café y pelo cano algo rizado llamado Stephan y de apellido Marica (sic), este periódico hizo el primer contacto con la clase política de este país para conocer algunas claves de la coyuntura local. “Surinam it is OK. La gente is very funny”, intentó resumir Marica en una muestra gratis del inclasificable dialecto toki-toki. Es cierto, este país extraño al ojo mercosureano, que tiene menos habitantes que el Gran La Plata en una extensión geográfica similar a la de Marruecos, cuenta con una población amable, simpática, chispeante. Quizás, porque, en el marco de una cumbre de Unasur, mirándose en el espejo de sus vecinos regionales, los ciudadanos de Surinam intentaron sortear y disminuir las enormes barreras culturales existentes. Un espacio que ahora se presenta tan vasto como ancho es el río de tonos parduzcos que cruza todo Paramaribo para, luego, desembocar en el torrentoso río Amazonas. En definitiva, una distancia y una desconexión cultural, política y económica que el proceso de integración regional, ahora en clave caribeña, seguramente irá horadando con el paso de los años.

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Surinam inició su gestión en la Presidencia Pro Tempore de Unasur

Con la asistencia de ocho (8) de mandatarios, Suriname asumió la Presidencia Pro Tempore de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), durante la VII Reunión Ordinaria de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, efectuada en Paramaribo.

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