José Mujica, presidente uruguayo: «El conflicto en Colombia no le conviene a nadie»

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Pausado, analítico y pragmático. Así es el presidente de Uruguay, José Mujica, quien sacó unos minutos de su agenda en Nueva York –donde fue figura en la Asamblea 68 de las Naciones Unidas– para contarle a EL TIEMPO su papel en los diálogos que el Gobierno de Colombia adelanta con las Farc y que posiblemente iniciará con el Eln.

¿Qué papel jugará Uruguay en los procesos de paz?
Uruguay considera que, siendo una causa y un problema de Colombia, a esta altura también lo es de todos los latinoamericanos, y no puede ser neutral. Sin inmiscuirnos en donde no nos convocan, debemos colaborar en todo lo que podamos para que este proceso, que es difícil, llegue a buen puerto.
Ofrecimos el territorio de nuestro país para cualquier eventual negociación que pueda aparecer. También ofrecimos participar, en lo posible, en alguna diligencia que Colombia necesite.
¿La cercanía de un proceso electoral puede interferir en el avance del proceso?
Sabemos que hay un proceso electoral, y los procesos electorales extreman las pasiones políticas y las argumentaciones y no son los más indicados para climas de negociación, por eso nos damos cuenta de que Colombia no tiene todo el tiempo del mundo.
¿En medio de las elecciones, el proceso debe seguir como va, suspenderse o acelerarse para que dé resultados?
Esta es una cosa muy seria, y muy seria para Colombia. Hay generaciones de colombianos que no conocen la paz. El ideal de la guerra no puede ser un componente de la cultura de ninguna nación, por eso creemos que Colombia tiene fuerza y recursos para allanar, en un ambiente de paz, un camino de desarrollo para que todas las opciones políticas se manifiesten y existan. Pero los dolores que impone la guerra no son adecuados para eso.
¿Usted ya es mediador o garante del algún proceso?
Nosotros llegamos hasta donde podamos llegar. No somos artífices, no somos magos, pero tampoco somos neutrales frente a la lucha y la posibilidad, y sobre todo la oportunidad –que no se presenta todos los días– de alcanzar la paz. Vamos a hablar con nuestros presidentes, porque esto es una cuestión común. El conflicto en Colombia no les conviene a Brasil, ni a Venezuela, ni a Ecuador. No le conviene a nadie.
¿Tiene definida alguna agenda para hablar del proceso colombiano con la comunidad internacional?
No. Estoy a la orden de las necesidades que las partes en conflicto manifiesten. Lo que me reservo es darles a otros presidentes la opinión que tengo sobre todo esto. Lo que le estoy diciendo en esta entrevista se lo puedo decir a cualquier presidente del hemisferio, porque no hay ningún secreto. Es lo que tengo que hacer.
¿El fin del conflicto colombiano está cerca?
Las guerras tienen tres caminos. O alguno de los autores abandona el escenario, o el otro lo ocupa totalmente, o se desemboca en un proceso de paz por vía de una negociación política. No hay otros. Esto es lo que se ha demostrado a lo largo de la historia humana. Con esa geografía endiablada que tiene la selva colombiana, es posible que pueda existir una resistencia infinita, pero da la impresión de que no llega a ninguna parte.
¿Influye en el proceso de paz su figura de exguerrillero que alcanzó la Presidencia de Uruguay en democracia?
Soy un hombre veterano, nada más. No soy mago. Veo un problema político esencial y tengo que ayudar en lo que pueda. Sé que estas cosas no son fáciles, porque existe mucho prejuicio, prevención, miedo, y hay muchas partes que no están en la mesa de negociación que tienen sus puntos de vista.
Estoy seguro de que del lado del Gobierno hay gente a la que no le gusta esta salida, y estoy seguro de que del lado de la gente que participó en la guerrilla también hay quienes tienen sus dudas.
¿Los que se alzaron en armas deben hacer política al terminar un conflicto?
Vale la pena transformar en política lo que era una guerra.
¿Eso debe pasar en Colombia?
Sí. La peor transacción vale más que una mala guerra. Una guerra que lleva tantos años se transforma en una herida crónica.
¿Qué piensa de que el antecesor de Santos, el expresidente Álvaro Uribe, se oponga a alcanzar la paz en este proceso?
No he hablado con Uribe, quien es una figura política importante y seguramente tiene sus razones válidas. Veo, como latinoamericano, lo que le conviene a América Latina, porque el conflicto de Colombia es una puerta de entrada para multiplicar las tensiones que vivimos los latinoamericanos. Debemos desmontar en todo lo posible los puntos de tensión que podamos tener. Esa es nuestra visión.
Otros colombianos, que miran el escenario colombiano legítimamente, pueden tener otro punto de vista. No pretendo indicarle cuál es el camino a nadie.
¿Se debería rodear la búsqueda de resultados positivos en este proceso?
Sí, porque eso nos incumbe a todos.
¿Hasta dónde puede interferir la justicia internacional en el deseo de paz de una nación autónoma como Colombia?
Colombia es libre de trazar su camino. Lo que menos necesita es que le pongan palos en la rueda. Hay que dejar que los colombianos puedan superar este problema. Desde afuera no podemos determinar que se orqueste la paz, lo que podemos determinar es no entrometernos negativamente. El mundo lo tiene que ver así.
La justicia es un platillo de la balanza y la paz es otro. La justicia, siendo válida, tiene mucho de pasado, pero la paz tiene mucho de porvenir. Cada cual sabrá medir eso. En lo personal, la paz, en un conflicto tan largo, vale más que todo lo demás.
¿Se le debe respetar la soberanía jurídica a Colombia?
Sí.
¿Así lo deben entender Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional?
Exactamente. Es muy fácil a leguas de los escenarios razonar en términos jurídicos, pero hay que ver cuáles son los ingredientes que hay en el propio escenario.
‘Estoy convencido de que había buena fe’
¿De qué habló con las Farc?
Hablé con ellos y ya informé sobre eso. No repito más, porque se lo expresé al Presidente (de Colombia). Punto.
¿Les vio voluntad de paz?
Sí, les vi voluntad, aunque vi incertidumbre. Vi los miedos que generan la incertidumbre frente al futuro, naturalmente. Pero estoy convencido de que había buena fe.
¿Ha dialogado con el Eln?
No, en lo absoluto. Ese es otro paso de negociación, y estaremos a la orden.
¿Cuándo irá a Colombia?
Estoy viejo, y cuando usted esté viejo, va a saber esta verdad: a los viejos les gusta poco salir de casa, pero si no tengo más remedio, saldré.
Brilló en la ONU
Sin lugar a dudas, y así lo reconoció la prensa internacional, uno de los discursos que más impacto causaron en la Asamblea de Naciones Unidas fue el de José Mujica, presidente de Uruguay. No solo lanzó duras críticas contra el consumismo, sino que rechazó la vigilancia electrónica, que genera “desconfianza”. Sus palabras fueron elogiadas en redes sociales y calificadas, incluso, como poéticas.

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