Uruguay será el primer país en legalizar la marihuana
El país se convertirá en la primera nación del mundo en permitir el cultivo y compra de la droga de manera legal. El proyecto que se aprobó hoy en Diputados pasará al Senado, donde cuenta con los votos necesarios.
A grandes rasgos se permitirá el cultivo de hasta seis plantas de marihuana y los consumidores podrán registrarse ante un organismo público que se creará. de esa manera se podrán comprar hasta 40 gramos al mes en farmacias habilitadas.
Si bien se manifestó crítico con el proyecto, el diputado Darío Pérez votó a favor de la ley que legaliza la marihuana en nuestro país. Una vez aprobado el proyecto en Diputados, el proyecto pasará al Senado. La bancada oficialista no pretende hacer modificaciones al articulado en la Cámara Alta y por ende de no haber inconvenientes, el articulado será ley.
En su intervención, Pérez criticó el hecho de que “este proyecto no nació en el seno del pueblo ni en algún comité de base” y alegó que surgió “en las alturas del poder político”.
“Se debió citar un congreso del pueblo para discutir el tema”, dijo, en tanto sostuvo que se trata “de un problema de Estado y de seguridad nacional”.
En ese sentido, el legislador, considerado el voto 50, enfatizó en que “hay que convocar un reférendum para que el pueblo decida el futuro de la ley”.
Ayer, el coordinador de la bancada de Diputados del FA, Roque Arregui, dijo que aguardaba que el diputado por Maldonado actuara con “lealtad frenteamplista”, para contar con los 50 votos requeridos para aprobar el proyecto.
Discusión
Durante la sesión el diputado del MPP, Sebastian Sabini, inició su intervención reiterando que la iniciativa busca “regular un mercado que ya existe” y “darle garantías a los usuarios”. “Si no impulsaríamos a los usuarios a ir al mercado negro, a una boca”, subrayó.
Por contrario, el diputado colorado Richard Sander manifestó que “no quiere esto para la juventud” y que hay que “dar la posibilidad de que todos puedan estudiar, trabajar, tener una familia” y no “marihuana”.
El legislador presentó un video con testimonios de jóvenes recuperados de adicciones, pertenecientes a una organización evangelista, quienes plantearon su disconformidad con el proyecto.
“Doble moral”
Por su parte, el diputado del Partido Independiente, Daniel Radío, puntualizó que “existe una doble moral en la sociedad” y “eso introduce el tema en el secreto y consigue una solución provisoria de invisibilidad”. Radío añadió que el prohibicionismo “es inadecuado para tratar los problemas que genera la droga” y por eso “hay que salir a la calle y dejar de mirar para el costado”.
El representante del PI añadió que como médico “no tolera” la afirmación planteada de que “la marihuana lleva a la pasta base” porque “no hay una relación de causa efecto, sino una línea temporal”. “Antes tomaron Coca Cola y la teta de la mamá, pero no por eso terminan en la pasta base”, ironizó.
Por el Partido Nacional, la diputada Verónica Alonso manifestó que con el proyecto “experimentamos con improvisación” ya que “hacemos una ley y después vemos los daños que causa”.
En ese sentido sostuvo que “es una lástima que no se haya dado un verdadero debate” porque “es fácil trazar una línea que divida a quienes imponen prohibición o legalización”. Dijo que la bancada oficialista “busca crear una división maniquea de conservadores versus progresistas”, al tiempo que afirmó que “es un tema donde está en juego la libertad, la vida plena y la salud de miles de uruguayos” y sentenció que “la ley desvía la atención de los verdaderos problemas”.
“Moda de marihuana”
Tras la diputada, tomó la palabra el representante de Vamos Uruguay Dante Dini, quien manifestó su “temor” respecto a que el consumo de marihuana “se contagie como las paperas”. Estimó que puede producirse una “onda expansiva” y los jóvenes pueden preguntarse “no estará bueno consumir”. Sostuvo que “tiene miedo de que se convierta en moda por la pinta” y recalcó que “no se sabe qué consecuencias tendrá este proyecto”.
El diputado Pablo Iturralde sumó sus argumentos contra la ley y criticó el hecho de que “no podemos cumplir los cometidos esenciales del Estado y nos vamos a poner a producir y comercializar marihuana”. A lo que agregó que “hay que hacer una campaña masiva de los efectos nocivos en la salud de todos que tienen las adicciones”.
Desde el oficialismo, el diputado de Asamblea Uruguay, Jorge Orrico alegó que “si tenemos problemas de marginalidad, de salud y seguridad con el prohibicionismo, las cosas con esos métodos empleados no andan”, en tanto afirmó que “los mayores interesados en que no exista esta ley son los narcotraficantes”.
“Tenemos claro que fumar es dañino, estamos de acuerdo en que se debe enseñar a la gente los efectos tremendos que la marihuana tiene; pero esto llega hasta que el individuo decide qué quiere hacer con su vida”, añadió.
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Marihuana: ambicioso proyecto otorga al Estado un rol clave
Sin descuidar la represión al narcotráfico, el gobierno enmarcó la regulación en la postura de la Comisión Global de Política de Drogas que sostiene que la guerra frontal a las drogas ha fracasado.
La iniciativa uruguaya, que ha despertado un intenso debate sobre el tema en la comunidad internacional, cuenta desde esta madrugada con la aprobación de la Cámara de Diputados. Hasta ahora el mundo había transitado modelos de legislación donde se permite el autocultivo con fines recreativos, como el caso de los estados Colorado y Washington en Estados Unidos y en España -con clubes sociales de cannabis- y Holanda, donde existen desde 1976 los históricos “coffee shops”, empresas privadas que venden la droga. El proyecto impulsado por el presidente José Mujica es más ambicioso y prevé que el Estado asuma el control de todo el proceso de producción y venta de cannabis.
El proyecto tiene 44 artículos –originalmente tenía un único artículo- y está dividido en varios capítulos; seis, en los que se establecen marcos regulatorios para la plantación, el trasiego, la venta, la dosificación, la venta y el consumo del cannabis. Tal como anunció el presidente José Mujica, lo que se busca es crear “los instrumentos idóneos para “separar del mercado de la marihuana del mercado de las otras drogas, de manera que se reduzca el número de nuevos ingresos de personas al mercado de sustancias toxicológicamente más riesgosas como la pasta base o la cocaína”, dice en su argumentación, a manera de síntesis del concepto de la ley.
El espíritu es, según marca el artículo cuarto, “proteger a los habitantes de los riesgos que implica el vínculo con el comercio ilegal y el narcotráfico buscando, mediante la intervención del Estado, atacar las devastadoras consecuencias sanitarias, sociales y económicas del uso problemático de sustancias psicoactivas”. Según la última encuesta de la Junta Nacional de la Droga, en Uruguay hay unos 20.000 consumidores diarios de marihuana en un total estimado de 120.000 consumidores. La Asociación de Estudios del Cannabis estima que las cifras son mayores y que hay unos 200.000 consumidores habituales. La ley prohíbe fuera del marco regulatorio la plantación del cannabis.
Traslada al Sistema Nacional de Salud el establecimiento de políticas y dispositivos para la promoción de la salud, la prevención en el consumo de la marihuana, el asesoramiento, la orientación y el tratamiento de los “usuarios problemáticos”. La Junta Nacional de la Droga, uno de los actores fundamentales en el nuevo organigrama jurídico, estará “obligada” a realizar campañas educativas y de difusión de los riesgos, efectos y potenciales daños por el uso de drogas. Esta tarea se financiará con acuerdos con las empresas del Estado y del sector privado, dice la ley. La JND también controlará el consumo estableciendo sanciones a quien encuentre bajo los efectos de drogas, por ejemplo, conduciendo.
Se crea además un nuevo organismo: el Ircca, Instituto de Regulación y Control del Cannabis, que regulará la plantación, el cultivo, la cosecha y demás estamentos de la cadena productiva y procurará reducir el consumo de la droga. En el capítulo de las infracciones, el proyecto es claro en cuanto a los procedimientos a aplicar en aquellos casos donde se detecten desviaciones. Primero habrá un apercibimiento verbal para quien viole las licencias para el cultivo del cannabis; luego, de repetir, se aplicarán multas equivalentes desde 20 a 200 Unidades Reajustables, sin perjuicio del decomiso del producto considerado ilegal, la destrucción, la inhabilitación del permisario para el cultivo y, finalmente, la clausura total o parcial del establecimiento habilitado.
Quien produzca cannabis sin autorización legal será castigado con pena de 20 meses de prisión a 10 años de penitenciaría. Permite el autocultivo personal (con un límite de seis plantas o una producción de 480 gramos) y el cultivo en clubes de membresía (con 15 a 45 socios y un número de plantas proporcional, con un máximo de 99). Habrá un Registro de usuarios y podrán comprar un máximo de 40 gramos mensuales y estará limitada a mayores de edad. Se prohíbe la publicidad de la droga, que sería vendida sin marcas ni distintivos.
Autocultivo
El proyecto permite el autocultivo personal (con un límite de seis plantas o una producción de 480 gramos) y el cultivo en clubes de membresía (con 15 a 45 socios y un número de plantas proporcional, con un máximo de 99). Tras aprobarse la ley, quienes ya tengan plantas, dispondrán de 180 días para registrarse como autocultivadores.
Proyecto sobre alcohol
Mientras el proyecto se resolvía en el plenario de los representantes, el gobierno remitió anoche mismo otra norma a la que también le esperan largas jornadas de debate: la ley que regulará la producción, importación y consumo de alcohol.
Astori: “Se intenta un camino nuevo”
Ayer mismo, en horas en que los diputados desmenuzaban la iniciativa promovida por el oficialismo, el vicepresidente Danilo Astori señalaba a los medios de comunicación que aprobar o apoyar la ley de la marihuana no significa “estar a favor de las drogas”, sino que es estar “en contra”, confesando que esperaba que la iniciativa “brinde resultados superiores al camino del control y la represión” que se aplica en todo el mundo desde los años ‘70. Astori abundó con que aprobar o apoyar este proyecto no es estar a favor de las drogas; “eso debe entenderse perfectamente bien porque es estar en contra del comercio que se genera a partir de esta adicción”.
Entiende que es un proyecto que “intenta un camino nuevo basado en la regulación”. “Yo tengo esas esperanzas porque supone labores educativas, labores de formación y sobre los impactos”, afirmó. Para el vicepresidente, la regulación del mercado de la marihuana es una propuesta “novedosa” en el camino del combate al consumo de drogas “y novedosa sobre todo en cuanto al tráfico que se desarrolla gracias a las adicciones”. Astori adelantó que a partir de su aprobación en la cámara baja, en la alta se le dará a la norma “un rápido tratamiento”.