FMI y próximo gobierno – Periódico El Heraldo, Honduras

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El siguiente editorial responde exclusivamente a la visión de este medio

 

La visita esta semana de una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) no significa la posibilidad de una negociación, pero sí la oportunidad para que por lo menos el gobierno se entere de la real situación macroeconómica del país; pero también debería servir para que los candidatos a Presidente de la República y a diputados del Congreso Nacional tomen conciencia de la necesidad de que Honduras alcance un acuerdo con ese organismo multilateral.

Y es que además del acceso a créditos blandos de la comunidad internacional y de la buena imagen ante los inversores, el tener un programa con el FMI se convierte en una presión positiva que impide al gobierno desbocarse en los gastos, como ha ocurrido en la actual administración, en que se ha elevado la masa salarial, el déficit fiscal y el endeudamiento en medio de una economía estancada.

De allí que, después del fracaso de la administración Lobo para lograr un nuevo acuerdo –el último se venció el 31 de marzo del año pasado—, es un imperativo categórico que desde el inicio del próximo gobierno alcance un convenio con el FMI, oportunidad que se presentará en el primer semestre del próximo año, cuando el organismo tiene planificado la Consulta del Artículo IV.

Aunque al FMI se le culpa por muchas de las duras medidas adoptadas –“paquetazos” y privatizaciones– en contra del bolsillo popular desde 1990, cuando se impuso el modelo neoliberal, lo cierto es que por lo menos la disciplina fiscal a la que obliga el organismo resulta indispensable, más cuando se trata de gobiernos despilfarradores o populistas.

En Honduras, para el caso, caímos en un círculo vicioso en el que el pésimo manejo de la macroeconomía impidió al país tener acceso a créditos concesionarios, incluso para cubrir el déficit presupuestario, lo que permitió al actual gobierno seguir gastando a su antojo, recurriendo incluso a la banca internacional y al endeudamiento interno, con altísimos intereses y a pagar a corto plazo. Esto hace más difícil la posibilidad de alcanzar un acuerdo y más duras las medidas que tendrá que adoptar la próxima administración si se propone lograrlo en el primer año de gestión.

El buen estado de la macroeconomía nicaragüense y la negociación para un nuevo acuerdo que realizará el gobierno de ese país con el FMI, en septiembre próximo, es una muestra clara y cercana que ni siquiera la ideología es una excusa válida para la indisciplina fiscal y para no aspirar a contar con el apoyo y control de los organismos internacionales de crédito.

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