Distintas encuestas auguran 25 puntos de diferencia entre Bachelet y Matthei en favor de la candidata de la izquierda

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Mismos sondeos arrojan una tercera cifra, que en noviembre puede terminar siendo clave y en la que hay matices: el candidato independiente Franco Parisi estaría cerca del 15 %. Para más de uno, esa cifra es real y agregan que, por lo mismo, no habría sido gratuito el comentado desayuno en el Parque Forestal que el abanderado tuvo, a mediados de agosto, con el candidato a senador de la UDI por Santiago Poniente, Pablo Zalaquett. En La Moneda tampoco la desconocen, es más, toman nota.

“Para nadie es un misterio que mi contendora nos lleva ventaja, sin embargo, los números nos dicen que las diferencias están disminuyendo día a día, en forma continua”, dijo el domingo 18 en las afueras del Servicio Electoral la candidata de la Alianza, Evelyn Matthei. Expresiones que no dejan de llamar la atención, porque tienen más de arenga motivacional que de realismo, ya que las encuestas que se manejan en el oficialismo y la oposición, coinciden en que la brecha que existe con la abanderada de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet es de 25 puntos en contra, una distancia que es difícil de remontar cuando restan tres meses para las elecciones.

En La Moneda, en la derecha y en la oposición coinciden en que las encuestas privadas que se manejan y conocen, hasta ahora, arrojan que Bachelet obtiene alrededor del 50 % de las preferencias y que Matthei está en un 25 %, esta última con una oscilación de un punto arriba o abajo, dentro del margen de error.

Algunos en la oposición acotan una variante y es que ese 15 % representa lo que hoy marca Parisi y Marco Enríquez-Ominani juntos, que de hecho sería un 17 %, lo que en la derecha aproximan casi al 20 %. Los cálculos apuntan a que Parisi, en proporción, roba dos votos a la derecha y uno a la izquierda y que Enríquez-Ominami, lo hace de la misma forma, pero a la oposición.

Son cifras que todos admiten conocer, que todos comentan en sordina, pero que nadie habla en público. Matthei necesita motivar a las huestes oficialistas, es evidente el intento por impregnar de mística su campaña para tratar de revertir el fracaso de los dos intentos previos —Laurence Golborne y Pablo Longueira—, que dejaron a la derecha en el peor de los mundos: instalando una candidatura definitiva a tres meses de las elecciones.

Por lo mismo, la candidata de la Alianza no puede aparecer públicamente marcando 25 %, una cifra que dista mucho de la votación promedio de la derecha que ronda el 40 % y que en términos presidenciales ha oscilado en primera vuelta entre el 44 % de Sebastián Piñera el 2009 y el 48,6 % que en 2005 obtuvo, en conjunto, con Joaquín Lavín.

La cifra de 25 puntos para Matthei coincide con lo que arrojaron algunos sondeos en el oficialismo una semana después de las primarias del 30 de junio —y que también se comentaron únicamente en privado—, que precisaban que en ese minuto Longueira estaba estancado en el 27 %. El punto es si la actual candidata de la Alianza mostrará signos de tocar techo.

El 50 % de Bachelet efectivamente es una baja respecto a lo que registraba antes de llegar a Chile. En la derecha y algunos en La Moneda lo ven como una buena señal, y sacan a colación que en las mismas muestras a principios de año tenía 68 puntos y, por ende, consideran que es una señal positiva de que habrá sí o sí una segunda vuelta.

Aunque en la oposición consideran que el descenso era natural y esperable, pero que sobre todo la cifra del 50 % concuerda con lo que es el piso del voto opositor, que en el 2005 llegó al 45,9 %, cifra alcanzada por la propia Bachelet en primera vuelta.

Las lecturas que se hacen de las cifras son diversas e interesadas políticamente, pero todos coinciden en que eso es lo que estarían marcando Bachelet y Matthei.

Igualmente esos mismos sondeos arrojan una tercera cifra, que en noviembre puede terminar siendo clave y en la que hay matices: que el candidato independiente Franco Parisi estaría cerca del 15 %. Para más de uno, esa cifra es real y agregan que, por lo mismo, no habría sido gratuito el comentado desayuno en el Parque Forestal que el abanderado tuvo, a mediados de agosto, con el candidato a senador de la UDI por Santiago Poniente, Pablo Zalaquett. En La Moneda tampoco la desconocen, es más, toman nota.

Algunos en la oposición acotan una variante y es que ese 15 % representa lo que hoy marca Parisi y Marco Enríquez-Ominani juntos, que de hecho sería un 17 %, lo que en la derecha aproximan casi al 20 %.

Los cálculos apuntan a que Parisi, en proporción, roba dos votos a la derecha y uno a la izquierda y que Enríquez-Ominami, lo hace de la misma forma, pero a la oposición.

A CIEGAS

A diferencia de todas las campañas anteriores, presidenciales, parlamentarias y de alcaldes, este año ha habido una notoria carencia de encuestas que midan el clima de la contienda. La caída de Golborne y luego de Longueira estropeó el trabajo de campo que en esos momentos hacía el Centro de Estudios Públicos (CEP), por lo que la muestra se ha retrasado por meses y hasta ahora no ha habido cifras públicas.

Pero, sobre todo, el voto voluntario que debutó en las municipales de octubre del año pasado, dejó la credibilidad de las encuestas en tela de juicio, casi en el suelo, porque a la hora del recuento de los votos todos los pronósticos fracasaron. Los expertos precisan que el tema pasa porque “ninguna encuesta puede predecir el universo electoral que finalmente irá a votar, este puede variar infinitamente, no hay cómo saber cuánta gente irá, cinco, ocho o diez millones”.

Basta recordar que para las primarias de junio, los mejores pronósticos, de uno y otro lado, apuntaban a que votaría un millón de personas promedio. La sorpresa fue mayúscula con los tres millones que participaron ese 30 de junio.

Por lo que en un clima de incertidumbre, los expertos explican que lo clave en este escenario son los niveles de rechazo que tienen los candidatos, porque en ese aspecto la tendencia de la gente es ser muy abierta y verídica, ya que marcan una suerte de techo en sus posibilidades de crecimiento.

El 27 % que lograba Longueira la primera semana de julio, en la misma muestra iba acompañado de un rechazo que se acercaba al 60 %.

NO HAY PRIMERA SIN….      

“Por mucho que les pese va a haber segunda vuelta”, agregó Matthei ese domingo una vez que se inscribió en el Servel, frase que efectivamente tiene asidero, pero más que por rendimiento propio, por la dispersión del voto que se producirá en noviembre ante una papeleta con nueve candidatos a La Moneda.

La derecha quedó nerviosa cuando vio el millón y medio de votos que sacó Bachelet sola en las primarias, que superó a todos los otros candidatos juntos de lado y lado. Por eso, no es un misterio que el objetivo político es forzar a como de lugar un balotaje, básicamente por que adquiere políticamente mayor poder su regreso si la ex mandataria entra nuevamente a La Moneda con un triunfo en noviembre en el bolsillo.

En la oposición confiesan que con nueve candidatos realmente es muy difícil que Bachelet logre ganar en primera vuelta. Algunos le quitan dramatismo al hecho, porque el sistema —recalcan— está hecho para eso, aunque a más de uno en la oposición le gustaría anotar un triunfo en noviembre, por la señal política que podría dar la Nueva Mayoría.

Son varios los factores que influyen en que haya segunda vuelta, uno de esos, explican es que Parisi y Enríquez Ominami, cada uno, obtenga más del 10 % de los votos. Otro, es el desempeño en términos de campaña que en estos tres meses hagan los candidatos llamados “chicos” —Marcel Claude, Alfredo Sfeir, Tomás Jocelyn-Holt, Ricardo Israel y Roxana Miranda— porque eso dependerá que superen el umbral del 50 % de conocimiento para que la gente vote por ellos.

Faltan solo tres meses, para saber.

 

http://www.elmostrador.cl/pais/2013/08/26/la-brecha-de-25-puntos-entre-bachelet-y-matthei-que-todos-conocen-y-nadie-comenta-en-publico/

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