Cristina Fernández dio inicio al “Diálogo Político y Económico” con empresarios, sindicalistas y banqueros
Cristina Fernández recibió a la UIA y representantes de los bancos, la construcción, el comercio, las pyme y los gremios. «La idea es repetirlo y que interactúen los sectores», afirmó la presidenta que llegó junto a buena parte de los ministros del gabinete.
Lo que la misma presidenta de la Nación había calificado horas antes en su discurso en el edificio del episcopado de Río Gallegos como «un approach» o puntapié inicial del diálogo tripartito entre el Estado, empresarios y gremialistas, terminó transformándose ayer en una reunión sin precedentes entre los tres sectores, que se prolongó por casi cuatro horas y que de ahora en más quedó institucionalizada como una herramienta para debatir periódicamente y en forma mancomunada los problemas y soluciones de cada uno de los rubros económicos. «Fue un intercambio muy sincero, hablamos en general de todo y cada uno dio su posición», aseguró Cristina Fernández al salir del cónclave y agregó que «la idea es que los sectores interactúen entre ellos». Lo cierto es que en el encuentro las partes definieron volver a reunirse una vez por mes y, en forma paralela, que cada uno de los sectores de la economía mantengan, encuentros con sus respectivas cadenas de valor para recolectar inquietudes que serán tratadas en el seno del encuentro madre. La decisión de volver a repetirlo no es menor: hasta el momento, los acuerdos con sectores lanzados en los últimos años no habían logrado resultados por no haber logrado extenderse en el tiempo con cierta seriedad.
Luego de haber formalizado el otorgamiento de la construcción del complejo hidroeléctrico Néstor Kirchner-Jorge Cepernic a la cordobesa Electroingeniería de Gerardo Ferreyra, la presidenta se dirigió al hotel Patagonia. En el primer piso, en un salón armado con mesas, se ubicaron los popes de la Unión Industrial Argentina (UIA), las cámaras de la construcción y el comercio, la Asociación de Bancos de la Argentina (ADEBA) que conduce Jorge Brito, la de bancos privados de capital extranjero (ABA), las pymes y los jefes de la CGT, UOCRA y la CTA. «El centro-half fue Cristina, ella distribuyó la pelota y nosotros jugamos» fue la metáfora futbolística a la que apeló el líder de la UOM y la CGT Alsina, Antonio Caló, para graficar lo que para él fue «casi una charla de café, donde hablamos todos y de todo». En el detalle de cuestiones, se abordó desde los industriales la problemática de algunas trabas específicas a las importaciones que están generando inconvenientes, las pymes de la CGERA y CGE pidieron proteger más la industria nacional en línea con la política actual, se hizo referencia desde los gremios a la necesidad de reducir en el bolsillo el impacto del Impuesto a las Ganancias; hubo tiempo para debatir el gravamen a la renta financiera y se hizo referencia al tema precios. Respecto a esto último, Caló llamó a «sentar a esta mesa a los formadores de precios, porque la inflación es un tema difícil». Cristina no esquivó el asunto de la suba de precios, y aseguró que «es claro que hay puja distributiva», y por otra parte resaltó las diferencias de precios y costos que impactan en el valor al consumidor, citando como ejemplo a la cadena de producción de lácteos.
Un dato político no menor es que la presidenta se mostró con el pleno de su gabinete económico, dando una clara señal de cuál sería la impronta del encuentro: a su izquierda se ubicaron la ministra de Industria, Débora Giorgi, y su par de Trabajo, Carlos Tomada; y a la derecha el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y el vice de la cartera, Axel Kicillof. De cerca los seguía el titular del fisco, Ricardo Echegaray. El bastonero del evento fue el titular de Planificación, Julio De Vido, de aceitado diálogo con los gremios y los empresarios.
Asimismo, Mercedes Marcó del Pont, al frente del BCRA, y el secretario de Finanzas, Adrián Cosentino, recorrían los pasillos dialogando con las segundas líneas de los empresarios convocados por la presidenta. La aparición de buena parte de los ministros del Gabinete no fue cuestión de azar. Días antes, la mandataria les había pedido un resumen con los niveles de actividad de cada uno de los sectores, con los pros y los contras de cada segmento, para utilizarlo como base para adelantarse a algunos planteos que harían industriales, gremios y sector financiero. Y los utilizó: «Se exhibieron los números», resaltó Cristina luego del encuentro.
Mientras las temperaturas bajo cero que se registraron ayer en Gallegos empezaban a llenar de agua nieve el frente del hotel, puertas adentro el debate era caliente, con acuerdos, cruces e intercambios de opiniones. No era para menos, ya que era la primera vez que, más allá de algún cruce puntual en algún evento oficial, «los titulares» de gremios y empresas se veían las caras, esta vez aglutinados por el gestor del encuentro, el ministro De Vido, que había cursado las invitaciones para los presentes en la adjudicación de las represas Kirchner-Cepernic incluso antes del recordado discurso en Tecnópolis, en el que Cristina pidió debatir los próximos años del país con los verdaderos actores económicos y del trabajo.
«Fue una reunión muy buena, cada sector tuvo la chance de contar sus inconvenientes y el gobierno respondió», aseguró a Tiempo el titular de Aeropuertos Argentina 2000, Eduardo Eurnekian. En la misma línea, Gustavo Weiss, de la Construcción, elogió el diálogo y apoyó las correcciones que se deberán realizar con Ganancias. En la reunión, Cristina fue clara al respecto: habrá algún cambio, pero «estamos buscando la manera de no desfinanciar al Estado». Para Ricardo Pignanelli, titular del SMATA y ladero de Caló en la CGT, «Ganancias para nosotros es importante y confiamos en una solución». Desde la UIA, Héctor Méndez, salió «muy conforme con la reunión» y reconoció que «los gremios pidieron por Ganancias, y nosotros los vamos a apoyar, teniendo todos los cuidados que mencionó la presidenta». A su lado, Daniel Funes de Rioja, de la COPAL, explicó que «también pedimos por el seguro ambiental, pero ese tema está más complicado».
En buenos términos, al concluir el encuentro, los «titulares» se saludaron y quedaron en verse en breve, con uno de los salones de la Casa Rosada como escenario elegido para reversionar el acuerdo.