Ley de Matrimonio igualitario cumple tres años y ya se casaron 7000 parejas.
Dio inicio a una construcción de ciudadanía para la comunidad homosexual que no se detiene y sigue con identidad de género, fertilización asistida para todos y todas, discriminación en retroceso y hasta un candidato de la diversidad.
Fue a las cuatro de la mañana, después de quince horas de debate. Ese 15 de julio de 2010, el tablero electrónico del Senado registró 33 votos a favor, 27 en contra. Afuera, en la plaza, miles de personas festejaron una ley que creían quimérica; se entusiasmaron con una política que se atrevía a lo inesperado, que asumía riesgos. La Ley de Matrimonio Igualitario construyó ciudadanía, sanó desigualdades. A partir de esa madrugada, siete mil parejas accedieron a los mismos derechos que cualquier otra: beneficios previsionales, licencias, asignaciones familiares, obras sociales, adopción conjunta. Esa madrugada también fue el piso para todo lo que estaba por hacerse, el punto de partida hacia una sociedad mejor. Tres años más tarde, ¿qué hubo de ese esperado cambio cultural?