Gilberto López y Rivas, antropólogo e investigador mexicano: “El de AMLO no será un gobierno de izquierda sino más bien socialdemócrata”

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Entrevista a Gilberto López y Rivas, antropólogo e investigador mexicano

Por Lucio Garriga y Gerardo Szalkowicz (*)

Gilberto López y Rivas militó varios años junto a Andrés Manuel López Obrador y fue funcionario durante su gobierno en la capital mexicana. Lo conoce bien de cerca. Es antropólogo, investigador y columnista del diario La Jornada, y en su currículum también figura su desempeño como diputado y asesor del zapatismo. Prefiere la prudencia ante la ola de entusiasmo que despertó en América Latina el triunfo de AMLO: “Hay que tener cautela en cuanto al alcance de lo que pueda hacer”. Desde una visión crítica, celebra la nueva etapa que se abre en México pero marca los límites que percibe tendrá el próximo gobierno. En política exterior espera “un acercamiento hacia el Sur” y afirma que lo ve “más parecido a Lula que a Chávez”.

Por estos días usted decía que México es “un país en ruinas, devastado, con una crisis económica, social, humanitaria y política exponencial”. ¿Qué cree que podrá hacer AMLO frente a este país devastado? ¿Qué le dejarán hacer los poderes fácticos y hasta dónde cree que se animará a avanzar? En síntesis: ¿a qué nivel deberíamos colocar el entusiasmo que despierta en la región este punto de inflexión en la historia mexicana?

– Creo que hay que tener cautela en cuanto al alcance de lo que pueda hacer López Obrador en la presidencia. Los poderes fácticos que actúan en la sombra tienen poder de fuego, tienen capacidad para actuar y poner todas las trabas a este comienzo de transición democrática que hasta ahora México no ha tenido. Aquí se han impuesto todas las reformas estructurales del neoliberalismo, los territorios están invadidos por mineras, por megaproyectos, y Andrés Manuel no tiene una visión muy distinta a lo que podrían ser las visiones de desarrollo de un demócrata consecuente. De ahí las limitaciones que yo veo en su programa. Él menciona continuamente que luchará contra la corrupción pero no dice que esta corrupción proviene del sistema capitalista. No es que uno le exija que tenga una visión marxista de la realidad pero evidentemente si no conoces bien la naturaleza del saqueo, la explotación y la dominación de las corporaciones que van en busca del agua, el litio, el oro, la mano de obra barata, entonces el alcance de un gobierno tiene grandes límites desde la concepción misma de lo que se puede y lo que no se puede.

Él ha dicho, la noche misma de la elección, que respetará los contratos, que no habrá medidas radicales, que no habrá expropiaciones. Su lema es “por el bien de todos y primero los pobres” pero yo me pregunto ¿quiénes son todos?, ¿todos son todos los habitantes del país o todos son los aliados hechos durante la campaña, el mundo del empresariado, etc.? ¿qué va a pasar con la relación con EEUU, el Ejército, qué va a pasar con la cuestión del narcotráfico que es otra corporación capitalista que está actuando en todo el territorio nacional? Estamos muy contentos con este cambio y que se haya respetado al decisión de millones de electores, que no haya podido imponerse el fraude tradicional, pero al mismo tiempo nos hacemos todas estas preguntas.

¿Cómo imagina sus lineamientos en materia de política exterior y sus alianzas en América Latina?

-López Obrador está proponiendo un regreso a la Doctrina Estrada (N. de la R.: empleada por México en la segunda mitad del siglo XX y que se fundamenta en el principio de no intervención y el respeto a la soberanía de los pueblos). En ese sentido podría esperarse un acercamiento hacia el Sur más que hacia el Norte, pero evidentemente aquí también se verán sus límites. Ha sido muy controvertido su alejamiento, su deslinde, hacia procesos como el de Venezuela o hacia otros procesos de la región. El haber dicho que “México no será otra Venezuela” nos deja bastante confusos sobre cuál va a ser su posición, qué hará ante una OEA al servicio de EEUU o respecto a Cuba o frente a los problemas que está atravesando Brasil o la situación en Colombia como un espacio de penetración militar-política y de inteligencia desde donde se pretende agredir a Venezuela. Son todas preguntas que nos estamos haciendo quienes tenemos el pensamiento crítico despejado y no nos casamos con ningún proyecto que tenga las características de AMLO y su partido MORENA.

¿Con qué líder regional lo podría comparar?

-Si alguna comparación habría que hacer lo veo más parecido a Lula que a Chávez. Pero Andrés Manuel es Andrés Manuel. Tampoco me atrevo a compararlo con Lula porque Lula venía de una trayectoria de un Partido de los Trabajadores, obrero. No hay que entender al gobierno de AMLO como un gobierno de izquierda, como el de Venezuela o Bolivia. Hay gente dentro de su espacio muy reticente a cualquier relación con la revolución bolivariana. Creo que lo que hay que festejar es un cambio democrático, una transición democrática. Pero esperemos a ver qué hará AMLO a partir de diciembre y veremos en la práctica concreta cómo se desarrolla tanto en el plano internacional como en el plano interno.

¿O sea intuye un gobierno más moderado que radical?

-Completamente. AMLO no es un radical. Lo conozco bien de cerca, fuimos compañeros de partido (en el PRD) y conviví mucho con él. No es un radical, no será un gobierno de izquierda sino más bien socialdemócrata.

En México se registran más de 200 mil asesinatos y 35 mil desaparecidos en los últimos 12 años. Se impuso un sistema de violencia múltiple, sistemática y cotidiana de complicidades al que muchos describen como un narco-estado. ¿Cuál cree que será la estrategia de seguridad que empleará AMLO frente a esta tragedia humanitaria?

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-Él tiene una política que se basa en su disposición personal para atender el asunto de la seguridad, que fue lo que hizo en la Ciudad de México cuando era jefe de Gobierno, y que es que todas las mañanas tendrá una reunión con el Consejo de Seguridad. Esta es su propuesta, que habrá un mando único y que por lo tanto será centralizado y que se atenderá el problema de la seguridad que es vital y por el cual millones de mexicanos salieron a votar. Pero la cuestión no es tan simple porque los poderes del narcotráfico extienden sus tentáculos en todo el territorio nacional. Hay cobros de derecho de piso desde las grandes empresas hasta los pequeños comercios de la vía pública. El tránsito por las carreteras puede tener retenes que cobren derechos de paso. Efectivamente el Estado se ha visto penetrado. El Ejército, por ejemplo, ha sido muy penetrado por estos cárteles de las drogas de tal manera que un crimen como el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa no se puede explicar sin esta complicidad entre los tres niveles de gobierno y entre todos los aparatos de seguridad, incluyendo el propio Ejército, con el narcotráfico.

Él dice que va a brindar empleo para que los jóvenes no se vayan de sicarios y que se va a reunir todos los días con sus secretarios de seguridad. Yo creo que aquí hace falta penetrar más, un programa que vaya a mayor profundidad. Si no se entiende el narcotráfico como una corporación capitalista que se adueña del territorio, que recluta mano de obra, que actúa directamente en el mercado internacional, porque México es el principal centro de distribución hacia los Estados Unidos y actúa con la complacencia de la DEA, que es el principal cártel del mundo, estamos en un verdadero y complejo problema que no se entiende en su totalidad desde una simple propuesta de mando único y de reuniones todas las mañanas con los secretarios de seguridad y de las Fuerzas Armadas.

(*) Entrevista realizada en el programa “Al sur del Río Bravo” que se trasmite los martes de 20 a 22 hs por Radionauta FM 106.3


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