Organizaciones sociales de Centroamérica piden proteger su agricultura en COP 20
Preocupadas por el efecto negativo del cambio climático en la agricultura, el agua y la seguridad de las comunidades, las organizaciones sociales de América Central exigen que sus gobiernos den prioridad a estos temas en las negociaciones climáticas de la COP 20.
Durante los meses previos a la COP 20 (20 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático), la sociedad civil centroamericana se ha reunido una y otra vez para consensuar su posición en adaptación y pérdidas y daños.
Esos son, junto con la mitigación, los pilares de las negociaciones que se desarrollarán en Lima los 12 primeros días de diciembre, y de donde debe salir el borrador de un nuevo tratado sobre cambio climático, que tiene que suscribirse un año más tarde en la COP 21 que hospedará París.
“Las organizaciones centroamericanas que trabajan sobre justicia climática, seguridad alimentaria y desarrollo sostenible están tratando de compartir información y establecer una posición común”, dijo a IPS la oficial de cambio climático del Centro Humbolt de Nicaragua, Tania Guillén.
Ese consenso, en una de las regiones del mundo más vulnerables al calentamiento global, va a servir “para solicitarle a los gobiernos que sus posicionamientos sean similares a los de la sociedad civil”, dijo la representante de la organización que lidera en el área la investigación y el activismo en el tema.
Ese esfuerzo para lograr un diálogo centroamericano, aseguró Guillén, “va hacia garantizar que adaptación sea un pilar del nuevo acuerdo y hay un buen ambiente para esto”.
La activista nicaragüense enfatizó que el otro pilar que interesa sobremanera a la región es el de pérdidas y daños, con el que se buscan atender y remediar los efectos negativos del cambio climático que ya han sufrido los países centroamericanos.
“Hay estudios que indican que hemos invertido el 10 por ciento del PIB (producto interno bruto) en recuperarnos del Mitch, que fue casi el punto de partida de la gestión de riesgo en la región”, señaló Guillén, en referencia al huracán que azotó América Central en 1998.
Estos dos grandes ejes temáticos dominan las agendas de las redes centroamericanas que buscan soluciones al cambio climático, como la Alianza Centroamericana por la Resiliencia, la Concertación Regional para la Gestión del Riesgo y el Foro Centroamérica Vulnerable.
Esas organizaciones firmaron el 14 de noviembre la declaracióndel II Encuentro Centroamericano sobre Pérdidas y Daños por el Cambio Climático, donde activistas de toda el área pusieron la lupa sobre el estrés hídrico, la seguridad alimentaria y los riesgos que enfrenta la población.
Una de sus demandas es que los siete gobiernos de la región logren durante la COP 20 “promover la declaración de Centroamérica como una región altamente vulnerable ante los efectos del cambio climático”.
La misma exigencia emanó del V Encuentro regional “Centroamérica Vulnerable, unida por la vida”, realizado en septiembre.
Una nueva reunión previa a la COP 20 va a desarrollarse el miércoles 26 en Honduras.
Las demandas de la sociedad civil tienen como respaldo variados estudios sobre la fragilidad climática del istmo centroamericano, situado entre dos océanos.
En el informe “La economía del cambio climático en Centroamérica”, publicado en 2012, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) señala que la región perderá al menos 11 por ciento de sus precipitaciones para el 2100.
Este año, un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés) confirmó la previsión.
Los efectos que el cambio climático puede tener sobre la agricultura centroamericana también son devastadores.
La Cepal estimó que, de continuar el calentamiento global al ritmo actual, el istmo centroamericano sufriría impactos negativos en su producción agropecuaria, que provocarían una pérdida de casi 19 por ciento del PIB del área.
Por esto, las organizaciones de la sociedad civil exigen a los gobiernos y al Sistema de Integración Centroamericana (Sica) una posición más firme en adaptación al cambio climático.
Proyectos que no esperan
Entretanto, desarrollan proyectos para disminuir los efectos negativos del recalentamiento planetario en la región.
En Costa Rica, el Centro Agronómico Tropical y de Investigación y Enseñanza (Catie) trabaja junto con las autoridades locales para desarrollar un plan de manejo de cuencas.
Una de ellas es la del río Barranca, que desemboca en el océano Pacífico tras bañar una zona de alta importancia agrícola.
“Estamos desarrollando un plan maestro para la cuenca y le damos una importancia especial a los escenarios de variabilidad y cambio climático que podemos prever para el futuro”, indicó a IPS la coordinadora del programa para el Catie, Laura Benegas.
El mismo centro de investigación desarrolla un ambicioso programa de protección y mejoramiento de semillas, para garantizar la seguridad alimentaria del país durante el siglo XXI.
La contraparte gubernamental de las organizaciones sociales regionales, el Sica, lo preside durante este período Belice, cuyo gobierno aseguró que el cambio climático estará entre sus prioridades de gestión.
Sin embargo, las organizaciones dudan cómo lograrán traducir sus posiciones en las estrategias de cada delegación gubernamental.
“Tampoco hay incidencia de la sociedad civil en el posicionamiento oficial que se lleva porque no hay mecanismos y porque todavía muchos sectores de la sociedad civil les cuesta dar el paso”, indicó a IPS la costarricense Alejandra Granados, presidenta de la organización CO2.cr.
América Central cuenta con la ventaja, con vistas a la COP de Lima, de que Costa Rica preside actualmente la Alianza Independiente de América Latina y el Caribe, integrada por países de renta media que impulsan una iniciativa sobre adaptación dentro de la Convención.
Guatemala y Panamá también están en el grupo, junto a Colombia, Chile y el anfitrión Perú.
Durante la Cumbre sobre el Clima, realizada el 23 de septiembre en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, los países centroamericanos se comprometieron a hacer aún más verdes sus economías.
Costa Rica confirmó su compromiso de ser carbono neutral para el 2021, Nicaragua prometió continuar su inversión en energías renovables y Guatemala ofreció reforestar 3,9 millones de hectáreas entre 2016 y 2020.
Sin embargo, la región apenas es responsable del calentamiento global.
Mientras China y Estados Unidos están cerca del 20 por ciento de las emisiones globales de gases del efecto invernadero cada uno, los seis países centroamericanos son responsables de solo 0,8 por ciento de esa liberación.
Por contraste, según el índice de riesgo global de la organización GermanWatch, tres naciones de la región están entre las 10 más afectadas por el cambio climático entre 1993 y 2012.
Honduras ocupa el primer lugar entre los más afectados, Nicaragua el cuarto y Guatemala el décimo. Además, El Salvador está en el puesto 13, Belice el 22, Costa Rica el 66 y Panamá el 103.